Vi el nerviosismo en ella.—Hay muchos carros con hombres, iba a ser una audiencia solo con mujeres —susurró.Salimos del auto, guardé las llaves en el bolsillo trasero del pantalón. Un señor delgado, alto, rudo, algo atractivo, con jean, botas y camisa manga corta de cuadros dejaban ver su buen estado físico aparte de sus tatuajes, tenía el cabello negro en un corte militar, sus ojos eran negros. Estaba armado, llegó a nuestro lado. Nos preguntó nuestros nombres, bueno peguntó el mío, a Lorena ni la miró, supongo que la conoce.—Me llamo Verónica Vásquez. —metí las manos en los bolsillos del delgado busito blanco.—¿Vásquez qué? —levantó una de sus cejas, luego miró a Lorena.—Verónica Vásquez Benítez, ¿algo más?Comprobó una lista, al no verme registrada apuntó mi nombre con su bolígrafo metálico, un poco más grueso de lo normal. El silencio fue incómodo o ¿así serán estos protocolos? Al ver el rostro de Lorena lo supe, esto no era normal. Un par de ojos negros me escanearon de pies
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