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El inicio del tormento.
En la oscura habitación de una mansión un poco alejada del exterior se pueden escuchar los ruidos extraños de dos cuerpos mezclandose. —Nadie más que yo puede ver esa expresión que haces ahora mismo- dijo el hombre con un tono posesivo. — Suéltame… estás siendo demasiado cruel— trata de alejarlo— no me gusta.El hombre se niega a soltarla y la aprieta con más fuerza. — ¡Agh, duele! - se queja con la voz entrecortada— ¿Dices que no te gusta? Pues tu cuerpo me dice otra cosa.— Por favor, ya suéltame, me quiero ir.— No tienes a donde ir. Dije que el contrato se terminaría hasta que yo me cansara de ti, por el momento aún estoy insatisfecho. Así que tendremos que unirnos miles de veces si quieres cansarme.—Esta… esta es la última vez que estoy contigo.Él frunce el ceño molesto.—Cuando termines, me iré.— No irás a ninguna parte. Eres mi trofeo ¿Lo olvidas? Compré cada parte de tu misera existencia.— Pero mi corazón no te pertenece… Nada me une a ti, solo un insignificante troz
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Te ofrecí como pago.
El hombre vuelve a tomar sentarse y cruza las piernas.“Me están fastidiando la noche” confiesa molestoAtanasia, que está de rodillas frente al hombre, alza la mirada y se disculpa.Aunque sus labios pronunciaban dichas palabras, ella miraba con odio a aquel hombre que ya no estaba interesado en ella.—Mi amo hoy está de buenas que los dejará ir— responde el chico que se encarga de traducir sus palabras.Cristian mira con desagrado a Atanasia que aún está inclinada en el suelo.—Disculpe los inconvenientes— dice arrastrando a Atanasia consigo.La mirada de aquel hombre la sigue hasta que ella desaparece entre la multitud.—Joven amo ¿Quiere que le traiga a otra chica? — Estoy pensando seriamente en hablar español— respondió evadiendo el tema— ¿Usted? No tiene la necesidad. — ¿Desde cuándo me puedes dar tu opinión— respondió molesto? — Lo siento amo, mañana mismo alguien le enseñará. A pesar de que Atanasia se sentía mareada, su novio no tenía compasión con ella y la arrastraba h
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Noche de despecho.
— ¿Por qué carajos yo tengo que pagar por tus errores? – grita Anastasia— Por qué no dan a su hija favorita, ¿eh?— Porque tu hermana es demasiado valiosa como para dársela a un hombre extrañoSu madre se tiene haberla.—Tú aún conservas tu pureza, ¿verdad? – pregunta su madre.Ella se sorprende ante su pregunta inesperada y vergonzosa.—Cristian nos ha dicho que entre ustedes dos no ha pasado nada.Ella sonríe al imaginar la escena en donde esas moscas se reúnen para tramar dársela a un hombre desconocido.—Tu padre y yo hemos hecho mucho por ti, es hora de que nos devuelvas el favor.— ¿Han hecho mucho por mí? – dice con una sonrisa burlona— han hecho más por Clarisa, que sea ella quien pague las consecuencias de su padre.— Tu hermana está enferma ¿Cómo es que eres tan insensible?— No, tú eres la insensible… soy tu hija— recalcó mientras taraba de no llorar— ¿Acaso no me quieres ni un poco?Su madre se queda callada.—Lo sabía— dice poniéndose de pie.— ¿A dónde vas?— Que te impo
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Es mi primera vez
El hombre extraño la jala hacia él y la sienta sobre sus piernas.Sigue besándola y bajando hacia su cuello.Por las luces del lugar, no puede ver los golpes que tiene en su cara.El éxtasis que sentía en ese momento era satisfactorio para él, además que se habían vuelto más fuertes con los besos intensos, hacían que su cuerpo se calentara al máximo.Ella se asusta al ver que están ante la vista de los demás.Mira discretamente hacia todas las direcciones y nota que los demás están ocupados en sus asuntos, haciendo lo mismo con otras chicas.Ella trata de ponerse de pie, pero él la aprieta hacia él, evitando que se escape. Atanasia se sobresalta y el sentimiento de miedo la invade, pero es demasiado tarde para huir.—Vayamos a otro lado.El hombre no le hace caso y comienza a acariciarla.Ella sostiene su mano y le susurra.—Vallamos a un lugar privado.Él mira el reloj lujoso de su muñeca y frunce el ceño al ver que tiene poco tiempo.Se pone de pie y arrastra a la chica hacia una h
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Presión.
Pasaron algunos y el tipo llama a alguien quien al ver a la mujer desmayada se sorprende.— ¿La ha matado, Señor?— Solo está dormida.El hombre toma su saco y camina hacia la puerta.—Cuando despierte, asegúrate de que tome algo para no quedar embarazada.— ¿Y si la señorita no quiere?— La obligas— dijo dando un portazo.Los hombres vestidos de negro lo esperan afuera. Uno de ellos se adelanta a abrir la puerta del auto blindado en color plata.—Sr. Stepanov, se hace tarde.— Lo sé, me tardé más de lo esperado.El hombre sube al auto con cristales polarizados, mira el reloj de oro en su muñeca y frunce los labios.Los demás hombres se suben a los autos y conducen siguiendo a su líder.—Su padre ha estado tratando de comunicarse con usted, tuve que mentirle.— Hiciste bien.Luego de un largo tiempo llegan al lugar indicado.El sitio era parecido a un basurero, había cosas tiradas por doquier, hasta animales muertos. Los perros rebuscaban en la basura algo para comer y se escuchaba el
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Noticia inesperada.
—Buenos días, señorita— saluda el hombre quién está sosteniendo una charola con un vaso de agua. Anatansia se sobresalta y lo mira con terror. —No se preocupe, no estoy aquí para hacerle daño— responde el hombre con cordialidad. — ¿Qué hace aquí? — El joven amo me ha pedido que esté aquí para cuando usted despierte. Ella de pronto recuerda la noche anterior y esconde la cabeza entre sus rodillas. — Ese hombre… ¿Trabajas para él? — En efecto. — Ya veo. — Él me pidió que estuviera presenta cuando se tomara esto. — ´¿Qué es? - pregunta extraña. El sirviente con cierta pena le muestra las pastillas que debe tomarse. Atanasia lo mira sorprendida y abre enormemente los ojos. (Seguramente no accederá, tendré que obligarla a tomárselo) Piensa el hombre quién de solo pensarlo lo cansa. — Fue… fue la primera vez que estuve con un hombre, yo no sé si haya probabilidades de quedar embarazada. — Las hay, es por eso que me han pedido que se las tome y que personalmente vea que lo hag
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Es hora de partir.
— Vinieron a contármelo— continúo la anciana. — ¿Hace cuanto tiempo? — Hace un mes. — ¿Hace un mes? Entonces ¿Estabas ocultándomelo? — No hija. Solo creí que este sería un tema delicado para ti y en estos meses no me has hablado de Cristian. Lo menos que quería ella en ese momento era alterar a su abuela. — Lo siento abuela. Solo me sorprende que se lo hayan dicho. Yo… yo ya estaba enterada. — Lo siento pequeña. A decir verdad jamás me agradó a ese muchacho para ti. — ¿Y para Clarissa? — El que te haya dejado por tu hermana no habla bien de él y menos de ella— Expresó con tristeza. — No te preocupes, abuela, todo está bien. Quizá él y yo no estábamos hechos para estar juntos. La anciana acaricia el pelo de Atanasia suavemente mientras la mira con pena. — ¿Cómo vas en la universidad? — ¿Eh?… Bien, bien abue. Todo marcha bien. Desvió la mirada de los ojos de la anciana y enterró la mirada en el suelo. No le había contado a su abuela que había dejado la universidad para ay
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¿Tú?
Estoy aquí como ordenaron- habló Athy apenas cruzando la puerta.Dentro de la modesta casa ya se encontraban reunidas las personas quienes la venderían como una pobre vaca.-Es bueno que no pongas resistencia. En realidad, siento un gran alivio- suspira su padrastro quien se pone de pie y se dirige a la chica.- No hago esto por ustedes.- Ja’ Tú nunca has hecho nada por nosotros, todo este tiempo no haces nada mas que avergonzar a esta familia- responde su madre quien sigue sentada en el sillón de figuras extrañas.- Sea como sea. Es una lastima que no te tengamos más en esta casa- agrega su padrastro poniendo sus manos sobre el hombro de Atanasia.- Quítame tus mugrosas manos de mí- amenaza ella con tono severo.El hombre hace caso y retira las manos de inmediato.-Frederick, debes llevártela ya. Se hará tarde- propone su madre luego de ponerse de pie.Ni siquiera mira a Atanasia con una pizca de amor, en lugar de eso la mira de pies a cabeza.-Trata de no hablar de nosotros Atanasi
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Propuesta
— ¿Sorprendida?Él la toma de la barbilla para alzar su mirada.Cuando Atanasia pudo salir de su asombro, le dio un manotazo.—Tú ¿Cómo pudiste comprarme de esa forma?— ¿Comprarte? ¿Acaso piensas que vales demasiado?Ella se sorprende al escuchar que su español es más fluido.— ¿Me entiendes ahora? ¿Puedes saber lo que digo?Él frunce el ceño, porque no es capaz de entender todo y menos si Atanasia enreda las palabras en su lengua y habla de una manera rápida.Toma su teléfono que está puesto sobre la mesa y saca un traductor.—Esto es tedioso— ¿Qué piensas hacer conmigo?— Yo no saber con exactitud— respondió escasamente luego de traducir lo que ella estaba diciendo.Luego la mira de pies a cabeza con los mismos golpes en la cara.—Te han vendido como mi propiedad, pero no sé qué hacer contigo.Antes de que Atanasia respondiera, uno de los guardias tocó la puerta.—Joven amo, el Sr. Pávlov está aquí, dice que tiene que hablar algo con usted— habló en ruso.Aunque ella no entendiera
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Inconformidad.
Luego de días de no saber absolutamente nada sobre Atanasia, Clarissa comienza a desesperase. Sus erguidos pasos dan vuelta por toda la habitación mientras se come las uñas.Ansiaba saber sobre el futuro trágico de su hermana para poder sentirse bien y reírse de ella un buen rato. Quería verla acabada y desgastada, con ganas de morir.Pronto sus ojos se dirigieron hacia una aguja con la que suelen sacar sangre. Rápidamente cerró con llave la puerta de la habitación. Caminó hacia un extremo de la cama y dobló su suéter hasta el codo.Su plan era sacarse sangre hasta ponerse débil para ser llevada al hospital.La sangre de Clarisa es rara, al igual que la de Atanasia, por esa razón si Clarisa se ponía mal, Atanasia sería llamada y obligada a donar su sangre como todas las veces.al terminar el proceso doloroso al que ella misma se sometía, cubrió la marca con sus mangas y se deshizo de toda sospecha.Esperó unos minutos para que su cuerpo se sintiese debilitado y caminó hacia la puerta.
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