El hombre extraño la jala hacia él y la sienta sobre sus piernas.
Sigue besándola y bajando hacia su cuello.
Por las luces del lugar, no puede ver los golpes que tiene en su cara.
El éxtasis que sentía en ese momento era satisfactorio para él, además que se habían vuelto más fuertes con los besos intensos, hacían que su cuerpo se calentara al máximo.
Ella se asusta al ver que están ante la vista de los demás.
Mira discretamente hacia todas las direcciones y nota que los demás están ocupados en sus asuntos, haciendo lo mismo con otras chicas.
Ella trata de ponerse de pie, pero él la aprieta hacia él, evitando que se escape.
Atanasia se sobresalta y el sentimiento de miedo la invade, pero es demasiado tarde para huir.
—Vayamos a otro lado.
El hombre no le hace caso y comienza a acariciarla.
Ella sostiene su mano y le susurra.
—Vallamos a un lugar privado.
Él mira el reloj lujoso de su muñeca y frunce el ceño al ver que tiene poco tiempo.
Se pone de pie y arrastra a la chica hacia una habitación privada.
Estando lejos del ruido de afuera, ella tiembla al encontrarse a solas con él.
Las luces claras hacen que ella mire mejor su rostro.
“Wow, es jodidamente guapo”
Ella piensa que tuvo suerte de encontrarse con una persona atractiva y sexy.
— ¿Me comienzo a desvestir? – pregunta ingenua aun sabiendo que él no puede entenderla perfectamente.
Al ver que la chica comienza a bajarse los tirantes del vestido.
—Tiempo— es lo que dice con dificultad— poco tiempo— repite.
Ella no puede evitar reírse de sus palabras.
Esa acción a él le molesta, ya que la toma y la pone contra la mesa.
—Hey, ¿Qué haces? – pregunta con miedo.
Él continúa besándola en el cuello, haciendo caso omiso a sus palabras.
Atanasia cierra los ojos y aprieta los dientes.
—Hazlo lento, es mi primera vez— suplicó.
Dentro de poco, Atanasia sintió un dolor en el cuerpo, pero trató de no gritar y mordió sus labios.
—Mierda ¿Por qué estás tan apretada”? Fueron sus pensamientos del hombre que estaba demasiado concentrado en lo que hacía.
—No entiendo lo que dices— responde con una voz entrecortada.
—Te dije que fueras gentil, carajo— dijo mientras trataba de alejar al hombre con sus manos.
Por la expresión de Atanasia, él sabía que estaba siendo dificíl para ella
El cuerpo de la chica temblaba y comenzó a lagrimear, no por lo que estaba ocurriendo en ese momento, sino por el hecho de que había sido vendida ante un hombre que desconocía.
El hombre vuelve a mirar nuevamente su reloj y esta vez se da más prisa.
El ruido de su cuerpo chocar y el llanto ahogado de aquella chica, eran los sonidos que inundaban la habitación.
Luego de un rato, él hombre de sa cuenta que en todo ese momento no usó ningún preservativo.
—Mierda, no me preparé para esto.
De un movimiento brusco, él la cambia de posición
—Basta, ya para.
Involuntariamente, su cuerpo lo aprieta más de lo normal y esto provoca que el hombre no fuera capaz de controlarse.
“M****a, creo que me vine dentro de ella”
Al llegar al punto final, ella no es capaz de mantener su conciencia y se queda dormida.
“Fui descuidado”
Dijo el hombre en voz alta mientras se pasaba la mano por el pelo.
Baja la mirada hacia el tatuaje que ella tiene debajo de la espalda
“Es bonito, ojala pudiera continuar esto en otra ocasión.”
Recuerda el rostro golpeado de Atanasia y sonríe.
“Aunque creo que está acostumbrada a las cosas duras”
Él no sintió ningún tipo de empatía al ver el rostro golpeado.
Un hombre de la mafia quien había perdido todo tipo de simpatía y emociones, no sentiría pena por nadie, mucho menos por una desconocida.
Se abrocha de nuevo el pantalón y cubre con una sábada el cuerpo esbelto de la chica.
Tecla algunos botones de su móvil y llama a uno de sus sirvientes.
"Necesito que me ayudes en algo aquí, ven de inmediato"
Luego de dar estas órdenes cuelga el teléfono, toma a la chica entre brazos y la coloca sobre la cama.
Se inclina un poco hacia ella y ve la herida en su labio y el moretón que tenía en su cara.
(¿Quién se atrevió a golpear a esta mujer de esa forma? Debió haber sido el tipo que se la llevo casi a rastras quizá)
Pasaron algunos y el tipo llama a alguien quien al ver a la mujer desmayada se sorprende.— ¿La ha matado, Señor?— Solo está dormida.El hombre toma su saco y camina hacia la puerta.—Cuando despierte, asegúrate de que tome algo para no quedar embarazada.— ¿Y si la señorita no quiere?— La obligas— dijo dando un portazo.Los hombres vestidos de negro lo esperan afuera. Uno de ellos se adelanta a abrir la puerta del auto blindado en color plata.—Sr. Stepanov, se hace tarde.— Lo sé, me tardé más de lo esperado.El hombre sube al auto con cristales polarizados, mira el reloj de oro en su muñeca y frunce los labios.Los demás hombres se suben a los autos y conducen siguiendo a su líder.—Su padre ha estado tratando de comunicarse con usted, tuve que mentirle.— Hiciste bien.Luego de un largo tiempo llegan al lugar indicado.El sitio era parecido a un basurero, había cosas tiradas por doquier, hasta animales muertos. Los perros rebuscaban en la basura algo para comer y se escuchaba el
—Buenos días, señorita— saluda el hombre quién está sosteniendo una charola con un vaso de agua. Anatansia se sobresalta y lo mira con terror. —No se preocupe, no estoy aquí para hacerle daño— responde el hombre con cordialidad. — ¿Qué hace aquí? — El joven amo me ha pedido que esté aquí para cuando usted despierte. Ella de pronto recuerda la noche anterior y esconde la cabeza entre sus rodillas. — Ese hombre… ¿Trabajas para él? — En efecto. — Ya veo. — Él me pidió que estuviera presenta cuando se tomara esto. — ´¿Qué es? - pregunta extraña. El sirviente con cierta pena le muestra las pastillas que debe tomarse. Atanasia lo mira sorprendida y abre enormemente los ojos. (Seguramente no accederá, tendré que obligarla a tomárselo) Piensa el hombre quién de solo pensarlo lo cansa. — Fue… fue la primera vez que estuve con un hombre, yo no sé si haya probabilidades de quedar embarazada. — Las hay, es por eso que me han pedido que se las tome y que personalmente vea que lo hag
— Vinieron a contármelo— continúo la anciana. — ¿Hace cuanto tiempo? — Hace un mes. — ¿Hace un mes? Entonces ¿Estabas ocultándomelo? — No hija. Solo creí que este sería un tema delicado para ti y en estos meses no me has hablado de Cristian. Lo menos que quería ella en ese momento era alterar a su abuela. — Lo siento abuela. Solo me sorprende que se lo hayan dicho. Yo… yo ya estaba enterada. — Lo siento pequeña. A decir verdad jamás me agradó a ese muchacho para ti. — ¿Y para Clarissa? — El que te haya dejado por tu hermana no habla bien de él y menos de ella— Expresó con tristeza. — No te preocupes, abuela, todo está bien. Quizá él y yo no estábamos hechos para estar juntos. La anciana acaricia el pelo de Atanasia suavemente mientras la mira con pena. — ¿Cómo vas en la universidad? — ¿Eh?… Bien, bien abue. Todo marcha bien. Desvió la mirada de los ojos de la anciana y enterró la mirada en el suelo. No le había contado a su abuela que había dejado la universidad para ay
Estoy aquí como ordenaron- habló Athy apenas cruzando la puerta.Dentro de la modesta casa ya se encontraban reunidas las personas quienes la venderían como una pobre vaca.-Es bueno que no pongas resistencia. En realidad, siento un gran alivio- suspira su padrastro quien se pone de pie y se dirige a la chica.- No hago esto por ustedes.- Ja’ Tú nunca has hecho nada por nosotros, todo este tiempo no haces nada mas que avergonzar a esta familia- responde su madre quien sigue sentada en el sillón de figuras extrañas.- Sea como sea. Es una lastima que no te tengamos más en esta casa- agrega su padrastro poniendo sus manos sobre el hombro de Atanasia.- Quítame tus mugrosas manos de mí- amenaza ella con tono severo.El hombre hace caso y retira las manos de inmediato.-Frederick, debes llevártela ya. Se hará tarde- propone su madre luego de ponerse de pie.Ni siquiera mira a Atanasia con una pizca de amor, en lugar de eso la mira de pies a cabeza.-Trata de no hablar de nosotros Atanasi
— ¿Sorprendida?Él la toma de la barbilla para alzar su mirada.Cuando Atanasia pudo salir de su asombro, le dio un manotazo.—Tú ¿Cómo pudiste comprarme de esa forma?— ¿Comprarte? ¿Acaso piensas que vales demasiado?Ella se sorprende al escuchar que su español es más fluido.— ¿Me entiendes ahora? ¿Puedes saber lo que digo?Él frunce el ceño, porque no es capaz de entender todo y menos si Atanasia enreda las palabras en su lengua y habla de una manera rápida.Toma su teléfono que está puesto sobre la mesa y saca un traductor.—Esto es tedioso— ¿Qué piensas hacer conmigo?— Yo no saber con exactitud— respondió escasamente luego de traducir lo que ella estaba diciendo.Luego la mira de pies a cabeza con los mismos golpes en la cara.—Te han vendido como mi propiedad, pero no sé qué hacer contigo.Antes de que Atanasia respondiera, uno de los guardias tocó la puerta.—Joven amo, el Sr. Pávlov está aquí, dice que tiene que hablar algo con usted— habló en ruso.Aunque ella no entendiera
Luego de días de no saber absolutamente nada sobre Atanasia, Clarissa comienza a desesperase. Sus erguidos pasos dan vuelta por toda la habitación mientras se come las uñas.Ansiaba saber sobre el futuro trágico de su hermana para poder sentirse bien y reírse de ella un buen rato. Quería verla acabada y desgastada, con ganas de morir.Pronto sus ojos se dirigieron hacia una aguja con la que suelen sacar sangre. Rápidamente cerró con llave la puerta de la habitación. Caminó hacia un extremo de la cama y dobló su suéter hasta el codo.Su plan era sacarse sangre hasta ponerse débil para ser llevada al hospital.La sangre de Clarisa es rara, al igual que la de Atanasia, por esa razón si Clarisa se ponía mal, Atanasia sería llamada y obligada a donar su sangre como todas las veces.al terminar el proceso doloroso al que ella misma se sometía, cubrió la marca con sus mangas y se deshizo de toda sospecha.Esperó unos minutos para que su cuerpo se sintiese debilitado y caminó hacia la puerta.
Una semana había pasado ya, Atanasia se encontraba sentada sobre un banco recién pintado. Ella estaba ahí, sola y pensativa, tan pensativa que no se había dado cuenta de que sus jeans se habían manchado del color azul de la pintura fresca. Pensaba en la propuesta tan repentina de aquel hombre. Su vida dependía de esa gran decisión. El sonido de su teléfono era tan insistente que la sacó de sus pensamientos. “Mamá” Al ver aquel nombre de la persona que la llamaba, pintó una sonrisa débil. Presionó el botón de su teléfono poniéndolo en modo silencio. Atanasia sabía que no la llamaban para algo bueno, sin embargo, su teléfono continúo vibrando hasta llevarla a la desesperación. “Atanasia ¿Quién crees que eres para ignorar mi llamada”? Escuchó el grito alterado de su madre. “Déjenme adivinar ¿Cuántos litros de sangre necesitan esta vez?” Su madre guardó silencio “Escucha, podemos negociar, tu sangre a cambio de tu libertad” Dijo luego de un rato. “¿Negociar? ¿Eso te parece un n
-Sr. Cristofer ¿No le parece que esta siendo demasiado confiado? – retiró su mano al instante.- Pido perdón si ofendí a la señorita o ¿quizá debería decir señora?Ella suspira y limpia su mano.-Señorita por ahora, pero pronto seré una mujer comprometida.- ¿Enserio? Pues no la veo tan entusiasmada.- ¿No parezco?Él niega moviendo la cabeza.-Supongo que tienes razón- se encoge de hombros.Al verlo parado aun delante de ella, arquea las cejas.- ¿Y bien? ¿Por qué no se va?- Este lugar es publico Amalia.- Oh, es verdad. Entonces me iré yo.- ¿Quieres que te acompañé?- Conozco ese truco- dijo levantando su dedo.- ¿Cuál truco?- Me querrá acompañar, luego inventará una excusa para pasar a mi habitación.- ¿Habitación? entonces te estas quedando en un hotel- se cruza de brazos mientras la observa.- ¡No! – se nota disgustada.- Por tu actitud noto que sí. Pensé que vivías ya con tu prometido.- No se puede vivir con la pareja antes de la boda.- Pensamiento de gente estúpida- respon