— Vinieron a contármelo— continúo la anciana. — ¿Hace cuanto tiempo? — Hace un mes. — ¿Hace un mes? Entonces ¿Estabas ocultándomelo? — No hija. Solo creí que este sería un tema delicado para ti y en estos meses no me has hablado de Cristian. Lo menos que quería ella en ese momento era alterar a su abuela. — Lo siento abuela. Solo me sorprende que se lo hayan dicho. Yo… yo ya estaba enterada. — Lo siento pequeña. A decir verdad jamás me agradó a ese muchacho para ti. — ¿Y para Clarissa? — El que te haya dejado por tu hermana no habla bien de él y menos de ella— Expresó con tristeza. — No te preocupes, abuela, todo está bien. Quizá él y yo no estábamos hechos para estar juntos. La anciana acaricia el pelo de Atanasia suavemente mientras la mira con pena. — ¿Cómo vas en la universidad? — ¿Eh?… Bien, bien abue. Todo marcha bien. Desvió la mirada de los ojos de la anciana y enterró la mirada en el suelo. No le había contado a su abuela que había dejado la universidad para ay
Estoy aquí como ordenaron- habló Athy apenas cruzando la puerta.Dentro de la modesta casa ya se encontraban reunidas las personas quienes la venderían como una pobre vaca.-Es bueno que no pongas resistencia. En realidad, siento un gran alivio- suspira su padrastro quien se pone de pie y se dirige a la chica.- No hago esto por ustedes.- Ja’ Tú nunca has hecho nada por nosotros, todo este tiempo no haces nada mas que avergonzar a esta familia- responde su madre quien sigue sentada en el sillón de figuras extrañas.- Sea como sea. Es una lastima que no te tengamos más en esta casa- agrega su padrastro poniendo sus manos sobre el hombro de Atanasia.- Quítame tus mugrosas manos de mí- amenaza ella con tono severo.El hombre hace caso y retira las manos de inmediato.-Frederick, debes llevártela ya. Se hará tarde- propone su madre luego de ponerse de pie.Ni siquiera mira a Atanasia con una pizca de amor, en lugar de eso la mira de pies a cabeza.-Trata de no hablar de nosotros Atanasi
— ¿Sorprendida?Él la toma de la barbilla para alzar su mirada.Cuando Atanasia pudo salir de su asombro, le dio un manotazo.—Tú ¿Cómo pudiste comprarme de esa forma?— ¿Comprarte? ¿Acaso piensas que vales demasiado?Ella se sorprende al escuchar que su español es más fluido.— ¿Me entiendes ahora? ¿Puedes saber lo que digo?Él frunce el ceño, porque no es capaz de entender todo y menos si Atanasia enreda las palabras en su lengua y habla de una manera rápida.Toma su teléfono que está puesto sobre la mesa y saca un traductor.—Esto es tedioso— ¿Qué piensas hacer conmigo?— Yo no saber con exactitud— respondió escasamente luego de traducir lo que ella estaba diciendo.Luego la mira de pies a cabeza con los mismos golpes en la cara.—Te han vendido como mi propiedad, pero no sé qué hacer contigo.Antes de que Atanasia respondiera, uno de los guardias tocó la puerta.—Joven amo, el Sr. Pávlov está aquí, dice que tiene que hablar algo con usted— habló en ruso.Aunque ella no entendiera
Luego de días de no saber absolutamente nada sobre Atanasia, Clarissa comienza a desesperase. Sus erguidos pasos dan vuelta por toda la habitación mientras se come las uñas.Ansiaba saber sobre el futuro trágico de su hermana para poder sentirse bien y reírse de ella un buen rato. Quería verla acabada y desgastada, con ganas de morir.Pronto sus ojos se dirigieron hacia una aguja con la que suelen sacar sangre. Rápidamente cerró con llave la puerta de la habitación. Caminó hacia un extremo de la cama y dobló su suéter hasta el codo.Su plan era sacarse sangre hasta ponerse débil para ser llevada al hospital.La sangre de Clarisa es rara, al igual que la de Atanasia, por esa razón si Clarisa se ponía mal, Atanasia sería llamada y obligada a donar su sangre como todas las veces.al terminar el proceso doloroso al que ella misma se sometía, cubrió la marca con sus mangas y se deshizo de toda sospecha.Esperó unos minutos para que su cuerpo se sintiese debilitado y caminó hacia la puerta.
Una semana había pasado ya, Atanasia se encontraba sentada sobre un banco recién pintado. Ella estaba ahí, sola y pensativa, tan pensativa que no se había dado cuenta de que sus jeans se habían manchado del color azul de la pintura fresca. Pensaba en la propuesta tan repentina de aquel hombre. Su vida dependía de esa gran decisión. El sonido de su teléfono era tan insistente que la sacó de sus pensamientos. “Mamá” Al ver aquel nombre de la persona que la llamaba, pintó una sonrisa débil. Presionó el botón de su teléfono poniéndolo en modo silencio. Atanasia sabía que no la llamaban para algo bueno, sin embargo, su teléfono continúo vibrando hasta llevarla a la desesperación. “Atanasia ¿Quién crees que eres para ignorar mi llamada”? Escuchó el grito alterado de su madre. “Déjenme adivinar ¿Cuántos litros de sangre necesitan esta vez?” Su madre guardó silencio “Escucha, podemos negociar, tu sangre a cambio de tu libertad” Dijo luego de un rato. “¿Negociar? ¿Eso te parece un n
-Sr. Cristofer ¿No le parece que esta siendo demasiado confiado? – retiró su mano al instante.- Pido perdón si ofendí a la señorita o ¿quizá debería decir señora?Ella suspira y limpia su mano.-Señorita por ahora, pero pronto seré una mujer comprometida.- ¿Enserio? Pues no la veo tan entusiasmada.- ¿No parezco?Él niega moviendo la cabeza.-Supongo que tienes razón- se encoge de hombros.Al verlo parado aun delante de ella, arquea las cejas.- ¿Y bien? ¿Por qué no se va?- Este lugar es publico Amalia.- Oh, es verdad. Entonces me iré yo.- ¿Quieres que te acompañé?- Conozco ese truco- dijo levantando su dedo.- ¿Cuál truco?- Me querrá acompañar, luego inventará una excusa para pasar a mi habitación.- ¿Habitación? entonces te estas quedando en un hotel- se cruza de brazos mientras la observa.- ¡No! – se nota disgustada.- Por tu actitud noto que sí. Pensé que vivías ya con tu prometido.- No se puede vivir con la pareja antes de la boda.- Pensamiento de gente estúpida- respon
-Sr. Pávlov, el joven amo ha llegado recién- notifica el mayordomo.- Haz pasar a ese muchacho.- Como ordene.La expresión de Patrick no era para nada agradable, se mostraba disgustado por alguna razón.Dio pasos alrededor de la habitación del despacho.- ¿Para qué querías verme? – pregunta sin tocar la puerta.- ¿Dónde estabas? - cuestiona sentándose en su asiento.- Salí a despejarme ¿No puedo?- Como sea, tengo una tarea para ti.- Que ayuda necesita mi hermanita esta vez.Él anciano le dedica una mirada molesta, pero piensa que es mejor no hacer disgustos innecesarios.-Como hermano mayor sabes que tu deber es apoyar incondicionalmente a tu hermana ¿Verdad?- Que es lo que quieres pedirme esta vez- pregunta desplomándose sobre la silla puesta al lado contrario del escritorio.- Quiero que investigues sobre la curiosa prometida de Edmon.- ¿Prometida? ¿Es acaso un chiste?- Sea un chiste o no, esto es algo serio. Ya todos nuestros socios están enterados y preguntan curiosos si esa
-Mi respuesta es sí.El gira la cabeza mirando de reojo a su asistente y este entiende la orden. Al instante le pasa una carpeta negra de cuero.-Este es el contrato- dijo resbalándolo sobre la mesa.- ¿Tan rápido?- Era obvio que aceptarías.- Pude haberme negado.- Con una abuela enferma que depende de ti, una madre que te odia, un padrastro vicioso y una hermana que solo te usa como su centro de donación de médulas, creo que negarte es un lujo que no puedes darte.- ¿Cómo sabe todo eso?- He investigado sobre ti.Ella arque una ceja.-No te confundas, no indagué sobre ti porque me interesaras, en realidad me importa poco tu vida. Así que acerté en que aceptarías.- Eres un hombre calculador.- Dime algo que no me hayan dicho antes.Ella toma los papeles y comienza a leerlos.- ¿Enserio tendré los derechos de una esposa de verdad?- En efecto- responde recargándose en su asiento.- No habrá intimidad- reflexiona sobre una cláusula del contrato.- No me interesa tocarte. Eres mala pa