Capítulo 48. Abre los ojos
Agnes tenía mucha paciencia con su hermana y estaba feliz de haberla encontrado, pero luego de algunas semanas necesitaba salir de la mansión o perdería el control. Sara no era una niña fácil de tratar, nunca lo había sido, influenciada por la pérdida de su madre, un padre desbordado y una salud delicada que padecía en el clima de Viborg. Pero desde su regreso a su lado, parecían intensificados los peores rasgos de su carácter, posesiva, contestadora y con unos modales que dejaban mucho que desear.Claro que había sufrido, la joven señora Kasparov se culparía por eso toda la vida. Sin embargo, necesitaba aire o pronto su tolerancia se quebraría.Por eso, cuando su amiga y socia, Kiana, le anunció por un mensaje de texto desde su móvil privado, que necesitaba de su presencia para tratar con algunos de sus proveedores, que mostraban cierta hostilidad debido a sus días de ausencia, no dudó un instante en acudir a su llamado.Deseaba trabajar, conversar con la joven y tal vez incluso comp
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