Capítulo 60. Noche agitada
Mikhail Kasparov, seguido de cerca por su hermano y otros dos guardaespaldas, entró a la fiesta con su porte magnífico y un traje impecable, a medida de sus músculos, y de un gris azulado que combinaba a la perfección con sus ojos de acero que miraban todo con frialdad.Inevitablemente, muchas miradas se posaron en él. Su altura, su atractivo un poco salvaje y su fama, eran un imán. Los dueños de la casa, el señor y la señora Amir, lo recibieron con cordialidad. Les interesaba mucho hacer negocios con ese hombre, que cada vez ganaba más renombre en el mundo de la mafia y del tráfico de mercancías. Podría ser su mejor comprador, y ellos recién estaban comenzando en ese ámbito de trabajo.En la fiesta había varios empresarios locales, y unos pocos de otros países. Pero el premio gordo de la noche, era conseguir a Mikhail Kasparov.Allí, conversando en el enorme salón había mucha gente, hombres mayores con sus jóvenes acompañantes, y gran cantidad de mujeres hermosas vestidas lujosament
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