(Koddel)Desperté minutos después de ser noqueado, tirado en el suelo, con una jaqueca terrible y sin mi billetera y mi móvil. No sabía precisamente quien me había robado, si Fred y su grupo insulso o algún maleante que pasaba ocasionalmente por aquí. No tenía la certeza, pero la sangre me hervía de la furia.Toda la vida hice lo que quise y ahora, estos tipos creían que podían burlarse de mi solo porque mi madre había muerto. Debía buscar a Clara, eso era lo primordial ahora, tenía que ir hacia la casa de Zim nuevamente.Caminé hacia donde estaba mi auto, pero obviamente, este también había sido robado. Solté un millar de maldiciones. Ya no tenía ninguna pertenencia de valor o mi arma siquiera, como para amenazar a alguien para que me llevara.El sonido del automóvil acercándose, con los vidrios enteramente polarizados, me hizo sentir que cuando bajaran la ventanilla, me acribillarían a balazos en tan solo unos segundos. El que abrió la puerta, no obstante, era mi hermano.—Sube ahor
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