Cómo un puñal directo al corazón.
—Esto es una locura Thomas, eres mi jefe—dije sobre él aún agitada y con la respiración entrecortada, mis mejillas seguro estaban más coloradas que de costumbre. Él solo sonrió con dulzura y acarició mi mejilla. —Sabes que las diferencias sociales no me importan Sarah, me gustas, caray me gustas mucho , desde ese primer día en que te vi te metiste en mi cabeza. Desde mi primer día en la empresa. —Y tu me gustas demasiado… pero… pero yo tengo miedo Thomas, no quiero enamorarme perdidamente. Tengo un mal presentimiento, creo que esto no durará mucho. Que un día despertaré y tendré que sufrir mucho y…—Él cubre mis labios con su dedo índice. —Creí que ya estabas perdidamente enamorada, veo que tengo que esforzarme más entonces—Se acerca y los besa y tras un beso intenso y profundo volvimos a hacer el amor. Mentía, mentía como actriz de teatro en su papel, claro que estaba perdidamente enamorada, me había enamorado como desquiciada de Thomas Rhys y me sentía como un muñeco en sus manos,
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