Más tarde espero en mi puesto con unas zapatillas que me prestó Malena la señora de limpieza mientras traen mis zapatos. Media hora después llega Connor. Me entrega una caja con unas zapatillas nuevas. Lo miro con un gesto curioso. —El señor Mackenna me ordenó que lo hiciera así —Lo miro con desconfianza. —No hacía falta, mis zapatos solo requerían arreglos. Son nuevos—No quiero recibir nada de ese hombre. —Dijo que se lo descontaría del sueldo de esta semana—suspiro. Vaya, tanta amabilidad me parecía rara. ¿Por qué tanta amargura de parte de Robert Mackenna? Es un hombre joven, guapo, pero su genio esconde lo demás. He tratado de ser amable pero él es un déspota. No sé cómo voy a tolerar su presencia tanto tiempo. Un día parece gentil y considerado y otro es todo un tirano. Entonces sintiendo mi orgullo aparecer de nuevo y tras una bocanada de aire me levanto y le devuelvo los zapatos a Connor. —¿ Sabe que? Puede decirle a Robert Mackenna que no necesito sus zapatos. Gracias —di
Cuando salí de ese ascensor, algo había cambiado en mi. Nunca antes había experimentado después de lo de Thomas esa sensación tan especial que recorrió mi cuerpo desde que tomó mi mano. Es que no fué solo su roce, fue ese algo más que sentí. Su mano me sujetó por un instante y de alguna forma entendí que quería dejarla allí junto a la mía. Entonces empiezo a cuestionar mis ideas de ser madre soltera por siempre. ¿ Por qué debería negarme la oportunidad de volver a sentir? Caray, Robert empieza a gustarme de esa forma que jamás creí volver a sentir. Entonces llego a casa sintiendo que soy otra mujer. Dentro de mi parece haberse instalado de nuevo la ilusión. Así que luego de conversar con mi familia sobre mi abrupto día decido llamar a Rita , mi mejor amiga. Debo contarle sobre esto que estoy sintiendo. Debo sacar lo que me está pasando o mi mente va a estallar. Me encierro en mi habitación después de dejar a Amelie preparando galletas con la tía. Pongo el seguro de la puerta y le marc
—Y hablando de asistente, la de Mackenna no puede trabajar este día, anda con algo de su hija, sabes que la desafortunada está en cama, y bueno le dije a Mckenna que podrías ayudarlo con algunas cosas. Así que anda a su oficina y ponte al corriente con él. Tienes mi permiso. Hoy me basto con mi secretaria—Enseguida siento mis piernas temblar. Sabía que mi jefe haría de las suyas para arruinar mi idea de ser invisible ante su socio —Pero señor, estoy terminando unos balances y… —Eso puede esperar, pero Mackenna no. Anda mija que él no muerde. Apúrese Sarah. Para luego es tarde—dice y me levanto con semblante asustadizo. —¿ Nunca ha pensado en ser modelo de revista?—pregunta mi jefe cuando me levanto mirándome con un gesto que me hace incomodar. —¿ cómo?—pregunto ya sintiendo calor en mis mejillas. —No nada, nada, vaya con Mackenna —dice. Maldición. Justo hoy tengo que ir a ver a Robert. Justo a Robert y vestida así. “ ¿ No era eso lo que querías Sarah Hamilton?” me habla mi voz interior
Florida . —Es aquí—dice Luciano a su esposa, el gemelo de Thomas que usurpa su lugar desde hace mucho. Mira con ojos altaneros a su esposa, una mujer tan ambiciosa cómo él que conoce a la perfección toda la verdad sobre su esposo. No es Thomas, el heredero moral de toda la fortuna Rhys, es Luciano, igual de rico pero un despilfarrador innato que se aprovecha de la tragedia de su familia para sacar muchas más ventajas de las que tiene por ser un Rhys. Están frente a una humilde casa. La casa del padre de Sarah. Investigaron por los registros de la empresa la dirección. Con él podrían obtener información de dónde encontrar a Sarah y ese hijo que algún día engendró Thomas. Luciano baja del auto acompañado de uno de sus guardaespaldas, su mujer se queda en el vehículo, él va vestido con un traje elegante de diseñador y joyas costosas, de modo que concluye que no puede exponerse en los suburbios a ser atracado por esa gente de mal vivir, según su apreciación. Toca a la puerta. Entonces un h
Entonces decido dejar de comportarme como una chiquilla inexperta, pasé por mucho y es irrazonable que vuelva a caer en lo mismo por comportarme como una niña ardida de deseo. Me dolió en mi corazón, pero dejé ir al señor Robert. Debía pensar primero en Amelie y en mi misma . Debía aclarar lo que siento por Thomas . No era justo para Robert pero tampoco para mi. Él podía aún sentir algo por su ex, y yo a veces me descubría pensando en Thomas . Me gusta Robert pero al decir verdad, creo que no es el momento de salir con nadie. El dejó salir su orgullo e intentó fingir que no le importaba. Aunque luego me dijo que me iba a demostrar que no todos los hombres eran iguales. Él se fue y yo lloré un poco mientras oía los reproches de mi tía , pero estaba dispuesta a seguir como estaba, el señor Mackenna es prácticamente mi jefe y así tendría que seguir . casi no dormí durante la noche, el mensaje de papá me tenía perturbada. ¿ que era eso tan urgente que debía decirme? además, pensé mucho en
—Se hace tarde señorita. ¿ Que hace aún allí? —Es que… yo… no entiendo , si el señor Brown no puede ir entonces lo más lógico es que vayamos cuando él regrese y …—digo pero me mira de un modo divertido y se levanta. Sonríe con malicia y camina hasta mí mientras yo estoy allí congelada al verlo venir. Hace mucho ningún hombre había invadido cómo él lo está haciendo ahora mi espacio personal. Lo miro a los ojos con semblante sumiso. Me intimida su cercanía. Se detiene muy cerca de mi , tanto que oigo su respiración agitada y tragar grueso. Ahora parezco asustada y paralizada. Él suspira y mira mis labios. Suspiro y siento mi pecho hundirse en cámara lenta mientras lo hago. Él hace un gesto sarcástico. —¿ Por qué esperaríamos que Brown regresara Sarah?—Yo solo intento responder pero mis labios se sellan. —No me digas que tienes miedo de que estemos solos tu y yo en una habitación de hotel—dice acercándose más. Su perfume es embriagante. —No. No es eso es queee…—hace un gesto con su dedo l
Salimos finalmente del edificio y vamos al estacionamiento. —Espero que tenga muchísima hambre Sarah. yo me comería un elefante ahora mismo—dice juguetón. sonrío con picardía. —Papá dice que es mejor vestirme que alimentarme señor Mackenna. Así que está a tiempo de arrepentirse. No soy como esas señoritas que aspiran a ser modelos y comen puras hojas verdes—digo risueña entonces él suelta una risa divertida. Cuando abre la puerta para que yo suba observo que algo en su rostro cambió. Mira sobre mi hombro y me obligo a voltear. Entonces miro a una mujer detrás de mi bastante guapa. Altísima y ella si parece ser sino modelo de revista una aspirante a lo mismo. volteo y miro al señor Mackenna ha palidecido y parece no poder reaccionar. —Robert—dice ella caminando hasta nosotros y él espabila de pronto. —Vámonos sarah—dice y casi me hace subir a la fuerza al auto. Estoy perpleja sin saber que hacer y cuando él camina de prisa hasta el lado del conductor ella camina con rapidez y se pon
Robert viene tal como prometió. Hablamos bastante tiempo y cuando se fue me sentía más tranquila y muy animada, creo que estoy ganando un amigo en él sin forzar las cosas y eso me gusta. Quien diría que él que en un inicio me pareció un ogro verde y gruñón sea quien acudió en mi alivio en mi momento de crisis. Después de hablar con él estoy más animada y muy optimista. Así que me dormí temprano sin permitir que mi pasado volviera a quitarme el sueño.Al amanecer decido llevar a Amelie al colegio como siempre, no quiero alterar por mis temores el curso normal de su día a día. Pero si hablé con el personal indicado y se comprometieron a ser muy cuidadosos con las personas que vinieran a buscar alguna información sobre mi hija y a avisarme de inmediato. Voy mucho más tranquila a la empresa. Al llegar pido a alguien que mueva mi escritorio a un lugar más cercano a la oficina de Mackenna Y después de organizar la agenda de hoy voy a saludarlo. Le llevo un café y al entrar mi sonrisa se co