Florida . —Es aquí—dice Luciano a su esposa, el gemelo de Thomas que usurpa su lugar desde hace mucho. Mira con ojos altaneros a su esposa, una mujer tan ambiciosa cómo él que conoce a la perfección toda la verdad sobre su esposo. No es Thomas, el heredero moral de toda la fortuna Rhys, es Luciano, igual de rico pero un despilfarrador innato que se aprovecha de la tragedia de su familia para sacar muchas más ventajas de las que tiene por ser un Rhys. Están frente a una humilde casa. La casa del padre de Sarah. Investigaron por los registros de la empresa la dirección. Con él podrían obtener información de dónde encontrar a Sarah y ese hijo que algún día engendró Thomas. Luciano baja del auto acompañado de uno de sus guardaespaldas, su mujer se queda en el vehículo, él va vestido con un traje elegante de diseñador y joyas costosas, de modo que concluye que no puede exponerse en los suburbios a ser atracado por esa gente de mal vivir, según su apreciación. Toca a la puerta. Entonces un h
Entonces decido dejar de comportarme como una chiquilla inexperta, pasé por mucho y es irrazonable que vuelva a caer en lo mismo por comportarme como una niña ardida de deseo. Me dolió en mi corazón, pero dejé ir al señor Robert. Debía pensar primero en Amelie y en mi misma . Debía aclarar lo que siento por Thomas . No era justo para Robert pero tampoco para mi. Él podía aún sentir algo por su ex, y yo a veces me descubría pensando en Thomas . Me gusta Robert pero al decir verdad, creo que no es el momento de salir con nadie. El dejó salir su orgullo e intentó fingir que no le importaba. Aunque luego me dijo que me iba a demostrar que no todos los hombres eran iguales. Él se fue y yo lloré un poco mientras oía los reproches de mi tía , pero estaba dispuesta a seguir como estaba, el señor Mackenna es prácticamente mi jefe y así tendría que seguir . casi no dormí durante la noche, el mensaje de papá me tenía perturbada. ¿ que era eso tan urgente que debía decirme? además, pensé mucho en
—Se hace tarde señorita. ¿ Que hace aún allí? —Es que… yo… no entiendo , si el señor Brown no puede ir entonces lo más lógico es que vayamos cuando él regrese y …—digo pero me mira de un modo divertido y se levanta. Sonríe con malicia y camina hasta mí mientras yo estoy allí congelada al verlo venir. Hace mucho ningún hombre había invadido cómo él lo está haciendo ahora mi espacio personal. Lo miro a los ojos con semblante sumiso. Me intimida su cercanía. Se detiene muy cerca de mi , tanto que oigo su respiración agitada y tragar grueso. Ahora parezco asustada y paralizada. Él suspira y mira mis labios. Suspiro y siento mi pecho hundirse en cámara lenta mientras lo hago. Él hace un gesto sarcástico. —¿ Por qué esperaríamos que Brown regresara Sarah?—Yo solo intento responder pero mis labios se sellan. —No me digas que tienes miedo de que estemos solos tu y yo en una habitación de hotel—dice acercándose más. Su perfume es embriagante. —No. No es eso es queee…—hace un gesto con su dedo l
Salimos finalmente del edificio y vamos al estacionamiento. —Espero que tenga muchísima hambre Sarah. yo me comería un elefante ahora mismo—dice juguetón. sonrío con picardía. —Papá dice que es mejor vestirme que alimentarme señor Mackenna. Así que está a tiempo de arrepentirse. No soy como esas señoritas que aspiran a ser modelos y comen puras hojas verdes—digo risueña entonces él suelta una risa divertida. Cuando abre la puerta para que yo suba observo que algo en su rostro cambió. Mira sobre mi hombro y me obligo a voltear. Entonces miro a una mujer detrás de mi bastante guapa. Altísima y ella si parece ser sino modelo de revista una aspirante a lo mismo. volteo y miro al señor Mackenna ha palidecido y parece no poder reaccionar. —Robert—dice ella caminando hasta nosotros y él espabila de pronto. —Vámonos sarah—dice y casi me hace subir a la fuerza al auto. Estoy perpleja sin saber que hacer y cuando él camina de prisa hasta el lado del conductor ella camina con rapidez y se pon
Robert viene tal como prometió. Hablamos bastante tiempo y cuando se fue me sentía más tranquila y muy animada, creo que estoy ganando un amigo en él sin forzar las cosas y eso me gusta. Quien diría que él que en un inicio me pareció un ogro verde y gruñón sea quien acudió en mi alivio en mi momento de crisis. Después de hablar con él estoy más animada y muy optimista. Así que me dormí temprano sin permitir que mi pasado volviera a quitarme el sueño.Al amanecer decido llevar a Amelie al colegio como siempre, no quiero alterar por mis temores el curso normal de su día a día. Pero si hablé con el personal indicado y se comprometieron a ser muy cuidadosos con las personas que vinieran a buscar alguna información sobre mi hija y a avisarme de inmediato. Voy mucho más tranquila a la empresa. Al llegar pido a alguien que mueva mi escritorio a un lugar más cercano a la oficina de Mackenna Y después de organizar la agenda de hoy voy a saludarlo. Le llevo un café y al entrar mi sonrisa se co
Durante el resto de la tarde él no vuelve a requerir mi presencia pero si la de Karen. Más tarde ella se acerca. —Pobre, tenía una jaqueca terrible, tuve que traerle dos Aspirinas y un café doble de fuerte. Parece estresado—Me dice. Suspiro. Vaya. Tanto le afectó lo que le dije. Debo pensar mejor antes de hablar. Robert se marcha a su reunión con Oliver Zambrano, el ingeniero de una de las obras en el centro comercial y me dice que puedo retirarme. Esta vez se va con Karen. Respiro hondo. Se que está molesto conmigo. ¿Pero liberarme de mis responsabilidades por eso? , Suspiro resignada y vuelvo a casa. Al llegar como siempre paso tiempo con mi familia. Después de descansar un poco acostada con Amelie mientras miramos televisión me levanto y junto a la tía hacemos la cena. Entonces tocan a la puerta. Papá va a abrir. —Oh, vaya, creo que alguien aquí tiene un admirador—Lo oigo decir. Entonces me asomo desde la cocina y miro a papá sostener un enorme ramo de rosas. Frunzo mi entrecejo
Cuando abrí mis ojos me sentí confundida. Estaba acostada y me sentía mareada. Por un momento no sabía o no recordaba nada. Me preguntaba que había pasado . Cómo llegué aquí. Entonces oigo una respiración cerca de mi , del otro lado de la cama y volteo de prisa. ¿Cómo? ¿Acaso estoy soñando? ¿Que rayos hago en una cama con el señor Mackenna? Entonces me miro y me doy cuenta que llevo puesta una camiseta que por supuesto no es mía. Lo miro de nuevo, estoy muy confundida, entonces noto que él está en ropa interior. Abro mis ojos como platos y tomando la cobija intento levantarme pero al hacerlo siento que mis piernas flaquean y mi cabeza pareciera dar vueltas. Vuelvo mi mirada hacia Mackenna dormido sobre la cama, desde esta posición veo toda su anatomía, bueno la parte de atrás afortunadamente. Sus glúteos parecen muy firmes y su espalda es ancha. Recobro mi sentido de rectitud y pienso en irme de prisa. Entonces miro sobre la alfombra buscando mi ropa y mis zapatos. Dios quiero vomitar
—Sarah despierta—oigo la voz de Mackenna y junto con fuertes sacudidas hace que abra mis ojos y me dé cuenta qué todo era un sueño.—Respiras agitada y hacías gestos raros. Creí que te estaba dando un ataque—dice y lo miro confundida. Mi mano está sobre mi boca, mi corazón late muy acelerado. Y mis impulsos están alborotados. ¿O sea que las mujeres también tenemos sueños húmedos? Maldición Robert, si supieras los años que tengo sin los placeres del sexo no te hubieras metido en mis sueños. Era mi sueño. Mío y bueno, también tuyo. Aunque tú no lo sabrás jamás.—Quiero agua—Le digo incorporándome.—Estás sudando demasiado. Seguro fue una pesadilla, voy por el agua—Se levanta y camina hasta la puerta llevando solo un pantalón de algodón blanco que realza su trasero y su espalda ancha descubierta. Respiro hondo y trato de reponerme. Casi llegué al clímax en un sueño con mi jefe y aún siento un poco de calor. Él entra de nuevo y me da el vaso con agua.—Gracias—digo y me tomo todo el conten