Salimos finalmente del edificio y vamos al estacionamiento. —Espero que tenga muchísima hambre Sarah. yo me comería un elefante ahora mismo—dice juguetón. sonrío con picardía. —Papá dice que es mejor vestirme que alimentarme señor Mackenna. Así que está a tiempo de arrepentirse. No soy como esas señoritas que aspiran a ser modelos y comen puras hojas verdes—digo risueña entonces él suelta una risa divertida. Cuando abre la puerta para que yo suba observo que algo en su rostro cambió. Mira sobre mi hombro y me obligo a voltear. Entonces miro a una mujer detrás de mi bastante guapa. Altísima y ella si parece ser sino modelo de revista una aspirante a lo mismo. volteo y miro al señor Mackenna ha palidecido y parece no poder reaccionar. —Robert—dice ella caminando hasta nosotros y él espabila de pronto. —Vámonos sarah—dice y casi me hace subir a la fuerza al auto. Estoy perpleja sin saber que hacer y cuando él camina de prisa hasta el lado del conductor ella camina con rapidez y se pon
Robert viene tal como prometió. Hablamos bastante tiempo y cuando se fue me sentía más tranquila y muy animada, creo que estoy ganando un amigo en él sin forzar las cosas y eso me gusta. Quien diría que él que en un inicio me pareció un ogro verde y gruñón sea quien acudió en mi alivio en mi momento de crisis. Después de hablar con él estoy más animada y muy optimista. Así que me dormí temprano sin permitir que mi pasado volviera a quitarme el sueño.Al amanecer decido llevar a Amelie al colegio como siempre, no quiero alterar por mis temores el curso normal de su día a día. Pero si hablé con el personal indicado y se comprometieron a ser muy cuidadosos con las personas que vinieran a buscar alguna información sobre mi hija y a avisarme de inmediato. Voy mucho más tranquila a la empresa. Al llegar pido a alguien que mueva mi escritorio a un lugar más cercano a la oficina de Mackenna Y después de organizar la agenda de hoy voy a saludarlo. Le llevo un café y al entrar mi sonrisa se co
Durante el resto de la tarde él no vuelve a requerir mi presencia pero si la de Karen. Más tarde ella se acerca. —Pobre, tenía una jaqueca terrible, tuve que traerle dos Aspirinas y un café doble de fuerte. Parece estresado—Me dice. Suspiro. Vaya. Tanto le afectó lo que le dije. Debo pensar mejor antes de hablar. Robert se marcha a su reunión con Oliver Zambrano, el ingeniero de una de las obras en el centro comercial y me dice que puedo retirarme. Esta vez se va con Karen. Respiro hondo. Se que está molesto conmigo. ¿Pero liberarme de mis responsabilidades por eso? , Suspiro resignada y vuelvo a casa. Al llegar como siempre paso tiempo con mi familia. Después de descansar un poco acostada con Amelie mientras miramos televisión me levanto y junto a la tía hacemos la cena. Entonces tocan a la puerta. Papá va a abrir. —Oh, vaya, creo que alguien aquí tiene un admirador—Lo oigo decir. Entonces me asomo desde la cocina y miro a papá sostener un enorme ramo de rosas. Frunzo mi entrecejo
Cuando abrí mis ojos me sentí confundida. Estaba acostada y me sentía mareada. Por un momento no sabía o no recordaba nada. Me preguntaba que había pasado . Cómo llegué aquí. Entonces oigo una respiración cerca de mi , del otro lado de la cama y volteo de prisa. ¿Cómo? ¿Acaso estoy soñando? ¿Que rayos hago en una cama con el señor Mackenna? Entonces me miro y me doy cuenta que llevo puesta una camiseta que por supuesto no es mía. Lo miro de nuevo, estoy muy confundida, entonces noto que él está en ropa interior. Abro mis ojos como platos y tomando la cobija intento levantarme pero al hacerlo siento que mis piernas flaquean y mi cabeza pareciera dar vueltas. Vuelvo mi mirada hacia Mackenna dormido sobre la cama, desde esta posición veo toda su anatomía, bueno la parte de atrás afortunadamente. Sus glúteos parecen muy firmes y su espalda es ancha. Recobro mi sentido de rectitud y pienso en irme de prisa. Entonces miro sobre la alfombra buscando mi ropa y mis zapatos. Dios quiero vomitar
—Sarah despierta—oigo la voz de Mackenna y junto con fuertes sacudidas hace que abra mis ojos y me dé cuenta qué todo era un sueño.—Respiras agitada y hacías gestos raros. Creí que te estaba dando un ataque—dice y lo miro confundida. Mi mano está sobre mi boca, mi corazón late muy acelerado. Y mis impulsos están alborotados. ¿O sea que las mujeres también tenemos sueños húmedos? Maldición Robert, si supieras los años que tengo sin los placeres del sexo no te hubieras metido en mis sueños. Era mi sueño. Mío y bueno, también tuyo. Aunque tú no lo sabrás jamás.—Quiero agua—Le digo incorporándome.—Estás sudando demasiado. Seguro fue una pesadilla, voy por el agua—Se levanta y camina hasta la puerta llevando solo un pantalón de algodón blanco que realza su trasero y su espalda ancha descubierta. Respiro hondo y trato de reponerme. Casi llegué al clímax en un sueño con mi jefe y aún siento un poco de calor. Él entra de nuevo y me da el vaso con agua.—Gracias—digo y me tomo todo el conten
Florida.—Señor, es urgente—La secretaria de presidencia interrumpe una junta muy importante donde Thomas presenta los planes de expansión que está a punto de inaugurar en los próximos días.—Eloisa, ¿ Cómo te atreves a interrumpir está junta tan importante? Siempre te he recalcado que si no es de vida o muerte no vengas a meter tus narices por aquí.—Es urgente señor. Ha llegado un correo y…—¿ Un correo ? ¿ Un correo Eloisa? Somos una transnacional, no me sorprende que lleguen correos.—Es de Canadá, para el señor Thomas Rhys.—¿ Que dices ? ¿ Acaso es de Sarah Hamilton que por fin se ha dignado a decirme dónde está mi hija?—No señor. Es de su hija, una niña que dice ser Amelie Hamilton pide hablar con su padre Thomas Rhys—El que se hace pasar por Thomas que no es otro que su hermano gemelo pide ver el correo.“ este mensaje es para papá Thomas Rhys: Papito ¿cuando vendrás a vernos? Quiero conocerte. En la escuela se burlan de mi. Dicen que soy huérfana. Quiero que vayas a mi escue
Mas tarde voy a la empresa. Intento pensar como la tía y no juzgar a mi hija por querer saber de su padre, quizás yo me volví hermética con ese tema y por eso no confio en mi y por eso hizo lo que hizo.Finaliza mi jornada. Solo Vi una vez a Mackenna. Estuvo toda la tarde encerrado en su oficina. Así que terminada mi jornada me asomo al despacho para decirle que si necesita algo más pues ya debo irme.—No Sarah, puedes irte —dice. —Solo que no olvides que hoy tenemos que vernos, tenemos un tema pendiente.—Ni siquiera se bien de que se trata señor.—No me llames señor. Solo Robert.—Aquí prefiero llamarlo señor, no quiero que nadie murmure cosas sobre nosotros—Él Suelta aire. Entonces se sienta en la esquina de su escritorio.—Murmuraran de todas maneras Sarah. A mí no me importa, si yo le importo y esta noche usted me declara su amor, todos sabrán mañana que usted es la mujer de mi vida. De eso vamos a hablar hoy. ¿ Ya pensó en una respuesta?—Tengo muchas ganas de brincar de la felic
Entonces él se levanta y me mira, mostrándome una sonrisa nerviosa y luego de un suspiro y soltar aire se le ocurre decir la más estúpidas de las ideas. —¿ Puedo llevar a la pequeña a dar una vuelta ? Creo que tenemos mucho de que hablar. Recuperar el tiempo perdido—Lo miro con sorpresa. —¿ Estás bromeando cierto?—No ¿Por qué? Es mi hija y quisiera compartir con ella, entiende Sarah. Quiero conocerla y…—¡ No! Y es mejor que te vayas Thomas. Tu no tienes absolutamente nada que hacer aquí —Parece enojarse con eso y Amelie protesta muy bajo pero alcancé a oírla. —Pero mamá—dice apretando mi mano. Él solo me mira con semblante indispuesto. Diablos, lo tengo aquí frente a mi y es tan guapo. Extraño por un momento al Thomas del que me enamoré mientras lo miro sin pestañar. —¡ Ve un momento a tu habitación Amelie!—Pero…—He dicho que vayas a tu habitación—Ella hace un gemido triste. Thomas baja su mirada y toca su cabeza. —Ve Amelie, no te angusties por mi. No me iré sin de