La negativa a coro le hace gracia a la mujer embutida en el traje blanco, expresión que a Amelia no le hace ninguna gracia ya que mira con interés a su novio y eso no es una opción para ella. — ¡Por favor, el paciente debe descansar! – ahora su tono era alto, chillón y enojado. — Quizás si no parecieras una actriz porno te dejara sola con él, pero lo lamento cariño es mi novio y no pienso irme a ningún lugar – advierte con los brazos en jarra —, te aconsejo que dejes la charola sobre la mesita y te largues por favor – se escucha de fondo la risa ahogada de Bastián. Ambas mujeres giran la cabeza hacia Bastián que se encoge de hombros ante la escena, no se burla de ellas sino de la insistencia de su madre ante la necesidad de controlar su vida. — ¿Qué, qué sucede? – pregunta disimulando la risa que pugna por salir de su boca —. Mi madre no se cansa de querer controlarme ¿cierto Lera? – se refiere a la chica. — Ella dijo que necesitabas una enfermera porque no tenías a nadie q
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