Para cuando regresaron a la propiedad Oversax, el dueño se sorprendió al escuchar risas desde la sala de estar. Hasta donde sabía sólo estaban Liza y Clarisse, por lo que escuchar más de un tono desde el interior de su casa le tomó con la guardia baja. Caminó cuidadosamente y comenzó a reconocer a las voces, por lo que su sorpresa se transformó en preocupación.—¿De verdad hizo eso? ¡Que vergüenza! —expresó Patrice, entre risas.—¡Era un adolescente, hacía muchas estupideces! —se excusó Jeremy, riendo también.La escena ante sus ojos lo dejó pasmado, sus amigos y su novia compartían risas.—¡Soren! —chilló la rubia con los brazos en alto y llegó hasta él con grandes zancadas—. Descubrimos el tesorito que estuviste ocultando, cariño.—¿Tesorito? —dudó.—Sí, Clarisse —señaló a la pelinegra que estaba en uno de los sofás gemelos—. Dime, ¿por qué no habías dicho nada?Soren respiró profundo y caminó hacia los sofás.—Privacidad, ¿tal vez? —especuló, mirando directamente a sus amigos y lue
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