—Hola, mi niña hermosa. ¿Cómo te va? —saludó Rose con cariño y una sonrisa al ver a su hija en pantalla.—Hola, mami…—Oh, no. Tienes esa mirada caída y esa voz ahogada —detectó inmediatamente—. ¿Pasó algo? ¿Te peleaste con Soren?—No, todo está bien con él, pero sí pasó algo… —lucía abatida. Soltó un largo suspiro y se acomodó en el sofá colgante del kiosco—. Jax está aquí en Seattle.—¡¿Cómo dices?! —no sólo su madre habló, también su padre que apareció en la videollamada.—¡¿Ese desgraciado esta allá?! —se notaba que su padre seguí guardándole un gran resentimiento a su ex yerno, ¿cómo no? Le rompió el corazón a su hija—. ¿Cuándo lo viste?—Ayer… Fui por Pat a la escuela y cuando salíamos me interceptó en la calle…—¿Por qué? ¿Qué quería ese hombre? —quiso saber su madre.—Eso es lo extraño. Comenzó disculpándose y después a hablar de Soren. Dijo que no era quien decía ser, que debía alejarme de él y que sólo buscaba mantenerme a salvo —relató, molesta—. Oh, y también cree que Sore
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