05 de Mayo de 1811, Londres.La mansión de los Marqueses de Rauscher estaba abarrotada, parecía un hervidero y el calor era, por poco, insoportable. No obstante, el salón estaba decorado con gigantescos ramos de flores exóticas, muy coloridas que impregnaban el lugar con su dulce aroma, los candelabros iluminaban la estancia gloriosamente y los sirvientes vestidos con sus libreas, de los colores característicos de la familia Luddington, andaban para allá y para acá con bandejas de plata llenas de bebidas, dulces y aperitivos.El acontecimiento era uno de los más esperados de la semana, pues, la sobrina del marqués sería presentada ante la sociedad esa noche, la joven dama había pasado su adolescencia en una escuela de señoritas a las afueras de la ciudad, razón por la cual todos estaban expectantes de ver cómo le había favorecido, o no, la pubertad. Los integrantes de la familia Rauscher tenían un aspecto bastante definido, en su mayoría eran de piel pálida y tersa, cabellos oscuros y
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