El dolor era insoportable, tanto, que incluso con una modelo de Victoria's Secret desnuda a mi lado, en mi cama, bajo las mismas sábanas, no fui capaz de sentir ninguna emoción y la oí, dormida, después de un infructuoso intento por hacer el amor. Pensaba en Valentina, a solo unos cientos de metros de mí, en su habitación, seguro ya también acostada, llorando con amargura por mi culpa. De no ser porque estaba acompañado, también habría llorado y sentía la humedad en mis ojos, acumulándose cuando me imaginaba a la pobre Valetina, hecha un ovillo en la cama, humedeciendo la almohada, de olor a fresas, con sus lágrimas. Esto iba a ser más duro de lo que había creído y si esta mujer a mi lado era incapaz, con su rostro esculpido por un encargo especial de Dios y dueña de un cuerpo por el
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