Al día siguiente, ya los primeros rayos de sol entraban por la ventana, rozando sutilmente el rostro de Samantha. La alarma de su teléfono se encendió, y ella, entre dormida y despierta, buscó a tientas el dispositivo para apagarlo, pero al parecer no recordaba que ya no estaba en casa con Isabell, sino que ahora la cama era otra y aparte, acompañada de alguien muy distinto.Por equivocación, extendió su mano sin percatarse que Gerald seguía acostado junto a ella, tocando su pecho. El sonido cesó, y ambos siguieron dormidos, al cabo de unos minutos, Samantha volvió a despertar, dándose cuenta que estaba entre los brazos de aquel hombre que se encontraba a su lado.Se percató que él siguiera dormido para levantarse, cuidadosamente, sin despertarlo, pues no sabía cuánto tiempo había estado en esa posición, si tan solo unos minutos antes o de pronto, gran parte de la noche. Antes de salir, se quedó unos segundos observándolos a ambos tendidos en ese gran colchón, pensando que tal vez ya
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