— ¿A dónde quiere ir, señor?
—A un hotel fino y lujoso que encuentres por la ciudad. El más costoso. – ordenó.
Samantha se sentía avergonzada por aquellas palabras de Gerald, aunque le causó risas también, él era muy atractivo y no podía creer que estaba con ella, en un descuido él se acercó y la besó. Ella se quedó totalmente paralizada, dándole pie a proponerle quedarse con él esa noche. Estaba tan estresado y solo, que quería conocer a una chica que valiera la pena. Samantha sorprendida por el beso sonrío, asintiendo como aceptando su invitación. Él volvió a besarla, aunque se encontraba en ese estado, estaba más consiente que él. Le gustó el sabor de sus labios y lo suave que eran, en cambio Gerald no sabía lo que hacía, estaba totalmente fuera de sí y su cerebro casi que adormecía, pero aun así sentía un ligero placer ante los besos. Mientras admiraban el anochecer de la ciudad con sus sorprendentes edificios y lugares, detrás de ellos venía Randy llena de ira y de celos en un taxi que subió casi al instante en que partieron Samantha y Gerald del bar.
Unas cuadras más adelante, llegaron al Hotel, y no uno cualquiera, era elegante por doquier. Una vez dentro, Gerald dejó su tarjeta de crédito pidiendo la asignación de una suite, enseguida la recepcionista hizo entrega de una llave, enviándolo junto con un botones que serviría de guía para llevarlos directo a la habitación. Sabía que habían bebido en exceso. Arriba, frente a la puerta de la suite, el botones la abre con una tarjeta dejándolos entrar a ellos a disfrutar su privacidad.
Randy estaba afuera en la recepción espiando, bajó poco después que ellos bajaran de la limosina y se dirigieran hasta el elevador para subir a la habitación. Esperó en la recepción mientras llegaba el botones nuevamente para interrogarlo y preguntarle en qué piso estaban las personas a quienes había guiado, con la excusa que estaba preocupada por su hermanastra y quería comentárselo, prometiendo irse apenas expresara su inquietud. El botones le dijo que lo sentía, pero que si quería esperar por su hermanastra podía llamar a su habitación para hablar con ella, ya que no podía subir por el ascensor si no estaba alojada en el hotel. Ella se ofendió, sin embargo, admitió que entendía y no había problema alguno, confesando que le dejaría un mensaje en la recepción antes de marcharse. El guía asintió y se fue, dejando la tarjeta en la recepción. Randy se da cuenta de ello y se dirige hasta la recepcionista informándole que, si podía averiguarle algún sitio de salud porque se sentía mal, la mujer que atendía muy amablemente le dijo que si y enseguida empezó a investigar centros de salud cercanos para que la asistieran.
En un descuido de la recepcionista, Randy robó la tarjeta de la habitación donde estaban hospedados Gerald y Samantha, pidiéndole que le indicara dónde estaba el baño porque tenía muchas náuseas. La señorita le señaló donde se encontraba y ella caminó en la dirección sugerida, pero en una vuelta rápida se dirigió al ascensor y subió para llevar a cabo la segunda parte de su plan.
Dentro de la suite, Gerald le quitó lentamente la ropa a Samantha, haciéndola sentir deseada y amada pero sorprendida a la vez, a pesar de disfrutarlo, mostró un poco de timidez. Hacía mucho tiempo no se sentía así, nunca llego a experimentar esa sensación con su exnovio Michael, él no la complacía y hacía sentir bien como mujer. Gerald disfrutaba de su compañía y de su aroma, a pesar de no estar tan consciente de ello, la sensación estaba allí, se tumbaron en el lecho y con cierta delicadeza al besarla y tocarla, hicieron el amor. La acarició y besó con pasión, lo estaban disfrutando, a él le gustaba y a ella le encantaba, tanto así que Randy podía escuchar los gemidos producto del placer fuera de la habitación.
Randy lloraba de la rabia y pasaba por su mente entrar a la habitación y matar a Samantha, pero no se sentía segura del todo, así que decidió esperar hasta que se durmieran para entrar sigilosamente y drogar a su hermanastra hasta matarla de una sobredosis, si era posible. Esperó un par de horas mientras cesaba el ruido. Todo estaba en absoluto silencio, se quitó los zapatos de tacón y entró a la habitación con sigilo, abrió la puerta muy lentamente y se dio cuenta que la luz del baño estaba encendida, asumiendo que alguno de los dos estaba allí dentro. Randy entró en pánico, pensó que era el CEO que estaba despierto, pero resultó ser, que no. Se asomó al lecho y lo vio tendido boca arriba, casi parecía desmayado, no se movía. Escuchó la puerta del baño abrirse y se escondió entre los muebles, asustada.
Samantha había disfrutado el haber tenido intimidad con Gerald, pero a pesar de ello, sintió pánico y vergüenza. Prefirió marcharse. Luego de haber dormido una hora junto a él, y caer en cuenta que había tenido sexo casual, una parte de sí misma se arrepintió porque lo que había hecho no era propio de ella. Este sentimiento que la abarcó, le hizo levantarse del lecho, en la que aún reposaba Gerald. Fue al tocador a lavarse y vestirse para finalmente marcharse del hotel.
Antes de salir de la habitación le dejó una breve nota, con la esperanza de volverlo a ver.
‘’Gracias por esta noche, Gerald White. La pasé muy bien contigo, a pesar de no saber mucho de ti me gustaste desde el momento que te vi, cuando ni siquiera te habías dado cuenta de que estaba allí observándote. Pude notar que tuviste un día malo, tal vez por eso quisiste embriagarte. Pude llenarme de valor para acercarme a ti a hablar y por fin conocerte. Quizás no me recuerdes cuando despiertes, pero me atrevo decir que me enamoraría de ti y por eso te dejo esta nota, pareces ser un buen hombre, exitoso y honesto en el amor. Me hiciste sentir amada de verdad, espero conocerte sobria y que podamos conocernos de verdad, atentamente, Samantha Keane”.
Estas fueron las palabras que había dejado Samantha en aquella carta seguido de su contacto de teléfono, una firma y un beso para sellar.
Salió de la habitación y enseguida Randy dejó su escondite, visualizó que el hombre seguía acostado en la lecho, aun sin ánimos de despertarse y aprovechó de acercarse para leer la carta que estaba junto a él. Enseguida se le ocurre ocultarla, se desnudó acostándose a su lado. Ya sabía su nombre, ahora solo quedaba hacerse pasar por la mujer con quien él había tenido ese encuentro carnal, lleno de lujuria. Se sintió feliz de haber tomado el control de la situación, aunque las cosas no se hayan dado tal como lo esperaba, estaba iracunda porque Samantha se había acostado con él y ella no. Juró que eso no quedaría así, se vengaría más adelante, pero mientras tanto sería paciente y llevaría a cabo su nuevo plan.
Salió el sol y Gerald despertó, Randy le dio un beso en la boca de buenos días, pero él, sorprendido y con un terrible dolor de cabeza, se preguntó dónde estaba, no recordaba casi nada de lo que ocurrió, lo que sí recordaba era lo bien que se sentía, mas no a la chica que lo acompañaba.
— ¿Quién eres? Discúlpame si cometí algún error contigo. – dijo sentándose en el lecho.
—No te preocupes, la pasé excelente junto a ti. Gracias por esa gran noche, tenía tiempo sin sentirme tan amada y querida. – contestó con una sonrisa en su rostro.
— No puedo creer qué fue lo que paso anoche, estaba en el bar y luego que me llamaran de la oficina para darme malas noticias con respecto a un negocio, despierto aquí. Aunque admito que la pasé increíble también, me disculpo ante ti, no estaba consciente de lo que estaba haciendo.
— No te preocupes Gerald, yo tampoco sabía lo que hacía, pero si me das la oportunidad podemos saber lo que hagamos más adelante. – dijo insinuándose.
— Discúlpeme, señorita.
— Randy Cooper, ese es mi nombre.
— Señorita Randy, eres hermosa y atractiva, pero estoy confundido de lo que pasó anoche y a pesar de que mi mente estaba nublada, no sé por qué tengo la impresión de que estuve con otra chica.
Ella, por su molestia interna, empezó a llorar por las palabras emitidas por Gerald, pensando que caería en su trampa, a ningún hombre le gusta ver a una mujer llorar. Éste, a su vez, la consuela.
—Perdóname, no quise ofenderte, solo me siento muy confundido y no quisiera enrollar más las cosas. ¿Podemos ser amigos?
Gerald vio que Randy había sido muy simpática con él y no quería dejarla con el corazón roto. A pesar de ello, Randy se negaba a ser su amiga.
—Me enamoré de ti desde que te vi, desde el principio. Cuando te vi en aquel bar sin que tú te dieras cuenta. Me acerqué a ti porque noté que no estabas teniendo un buen día y quise hacerte sentir mejor. — Le dijo exactamente las mismas palabras que le había escrito Samantha.
A pesar de que a Gerald le conmovieron sus palabras, se dirigió al baño a ducharse y pensar en lo que había ocurrido.
—Discúlpame, me iré pronto. Hablaremos en otro momento.
Samantha ya había salido del hotel sin que casi nadie se diera cuenta, caminó hasta la parada de autobús para regresar al pueblo, a casa con su abuela, sabía que estaría preocupada por no avisar donde estaba así que la llamó prometiéndole explicarle bien cuando llegara, que la disculpara y que no se preocupara, pero que estaba bien y se sentía feliz pero avergonzada por lo que había hecho. Su abuela angustiada la perdona, esperando ansiosa su regreso. Mientras iba en el autobús de camino al pueblo, Samantha por primera vez sentía que había hecho algo divertido y fuera de lo convencional, pero no se sentía orgullosa de ello, lo justificaba el hecho que sentía haberse enamorado de aquel hombre que la miraba y tocaba con emoción, casi anhelando volver a contactarse y pasar otra noche junto a él. Aunque se hacía ilusiones estaba consiente que quizás había sido cosa de una sola noche y ya, al cabo de unos minutos, recibió un mensaje de Gerald.“Hola Samantha, perdóname, pero no quiero vert
Después de aquella tragedia, Randy estaba informada de todo, averiguó si de verdad Samantha estaba muerta y que había pasado con ella, tenía a la niña entre sus brazos. —Eres mi boleto al éxito pequeña e inocente niñita. — exclamó con una sonrisa de maldad. Había llevado a cabo su plan, pero de un golpe de suerte salió mucho mejor de lo que esperaba, su hermanastra no estaba muerta, sin embargo, había perdido la conciencia, no estaría más en la vida de Gerald, y mejor aún, su abuela que podía ser la única testigo de que tenía un hijo había quedado en estado vegetal. Su padre no sabía nada, la única que estaba enterada de todo era su hermanastra Randy y su madrastra. El padre de Samantha se enteró del accidente que tuvieron su hija y la abuela, así que decidió ir al hospital con su amada esposa a ver cómo se encontraban. Al llegar al hospital, preguntó por sus familiares y se le acercó el doctor que atendió a los recién heridos para notificarle el estado de salud de cada uno, se dir
Tras 5 años de la tragedia, Samantha decidida a buscar otros caminos, dispuso mudarse a la ciudad, pidiéndole nuevamente a la amiga de su abuela que cuidara de ella ante su ausencia, le pagó por ello, dejándole una buena suma de dinero por adelantado tanto para ganar su confianza como por motivo de agradecimiento. Debía conseguir un mejor empleo y ganar más si quería seguir apoyando a su abuela con su salud, tenía esperanzas de ver mejoras para seguir con vida. Pensaba que algún día ya no podría más, dejaría al destino y al tiempo decidir el destino de ambas, pero si estaba en su posibilidad, no se rendiría. Se mudó y rentó una habitación junto a una chica llamada Isabell Hill, al instante que se conocieron establecieron una gran amistad, se comprendían y entendían mutuamente. Samantha le había contado el accidente que había sufrido y lo poco que sabía de su pasado, pensaba de sí misma que era una mala persona, sin embargo, Isa, como le decía ella de cariño, no la juzgaba por eso. No
La expresión de asombro de todos los presentes, al ver lo ocurrido, sin duda era increíble. Se quedaron atónitos. Pero Gerald no podía creerlo, ver a su hija correr tras lo que, a los ojos de todos, y a los suyos, era tan solo una desconocida, parecía estar muy lejos de la realidad. Connie estaba renuente a separarse de Samantha, le había llamado “mamá” y nadie podía explicárselo, ni siquiera la misma Samantha, que también mostraba en su rostro una mueca de sorpresa.A Gerald lo invadió un sentimiento que lo hizo dudar por un momento, veía en los ojos de su niña un brillo jamás visto antes. Connie no había mostrado tanto afecto por una mujer, pues ya su padre le había presentado a una serie de chicas con las que tal vez sentiría cierta conexión, pero ninguna llegó a dar la talla. Al final quien decidía era la pequeña.Conmovido por lo sucedido, detuvo a Samantha antes de irse, retractándose de la decisión previamente tomada.—Detente… Te espero mañana a primera hora. — expresó con ton
Samantha después de firmar el contrato, salió de la oficina de Gerald. Luego de cerrar la puerta, se detuvo por un momento preguntándose a sí misma.«¿Qué fue lo que hice? ¿Acaso fue buena idea haber firmado ese contrato?»Tenía dudas al respecto a pesar de haberlo leído, pero era algo muy extraño que un CEO estuviera buscando una madre para su pequeña hija. Sostuvo la idea por un momento que sería como un trabajo de niñera, pero luego de respirar un poco más a fondo y analizar mejor la situación se dio cuenta que era un trabajo de tiempo completo y más que eso, debía actuar como una madre y casi una esposa. Imaginó que era algo estúpido y loco al mismo tiempo de haber aceptado ese tipo de trabajo, pues ella nunca había sido madre y no sabía cómo actuar ante situaciones adversas con los niños. Mucho menos una esposa, ni siquiera había tenido una relación, o al menos eso era lo que ella pensaba, luego del accidente, ella no recordaba a Michael Popper, su antiguo ex novio tóxico y margi
Samantha despertó al día siguiente, percatándose que su amiga se había levantado primero, aun con algo de resaca producto de la bebida, seguramente. Isabell se tomó la molestia de prepararle el desayuno, pues sabía que tenía que irse pronto, y el solo hecho de pensar que pasaría días sin verla, la motivó a tener ese gesto con ella, aunque no podía ocultar su tristeza.—¡El desayuno está servido! — expresa Isabell empujando la puerta con su cuerpo para entrar a la habitación.Llevaba una mesita de cama en sus brazos, Samantha terminó de despabilarse por el agradable aroma que emitía. Bostezó y tocó sus ojos, estirándose.—Lo que sea que traigas allí, huele delicioso — dijo con los ojos entrecerrados.—Siéntate, te va a gustar. — ordenó su amiga esperando que tomara la posición indicada para colocar la mesita en su regazo.Después de unos minutos, Samantha al fin decidió dejar la pereza a un lado. Le agradó mucho ver que su mejor amiga le había preparado sus tostadas favoritas, con m
Al día siguiente, ya los primeros rayos de sol entraban por la ventana, rozando sutilmente el rostro de Samantha. La alarma de su teléfono se encendió, y ella, entre dormida y despierta, buscó a tientas el dispositivo para apagarlo, pero al parecer no recordaba que ya no estaba en casa con Isabell, sino que ahora la cama era otra y aparte, acompañada de alguien muy distinto.Por equivocación, extendió su mano sin percatarse que Gerald seguía acostado junto a ella, tocando su pecho. El sonido cesó, y ambos siguieron dormidos, al cabo de unos minutos, Samantha volvió a despertar, dándose cuenta que estaba entre los brazos de aquel hombre que se encontraba a su lado.Se percató que él siguiera dormido para levantarse, cuidadosamente, sin despertarlo, pues no sabía cuánto tiempo había estado en esa posición, si tan solo unos minutos antes o de pronto, gran parte de la noche. Antes de salir, se quedó unos segundos observándolos a ambos tendidos en ese gran colchón, pensando que tal vez ya
Luego de caminar por largo rato y la carretera calurosa, finalmente llegó a la casa, exhausta por el trayecto, no se imaginaba que Gerald la recibiría de manera amarga y furiosa, le reprochó porque había llegado tan tarde, la estaba esperando hace horas y que, por su culpa, Connie había enfermado y no había tenido cuidado previo de parte de ella, la tildó de irresponsable y que no estaba cumpliendo con el contrato.Samantha le explicó lo que había sucedido y que su forma de tratarla no era la más adecuada, pidió respeto hacia ella y que la entendiera que no fue a propósito que ella tardo más de lo que había previsto.Rápidamente luego que Samantha se enterara del estado de la niña, se dirigió a la habitación de Connie para ver cómo se encontraba, la niña al ver a su madre de mentira sonrió sutilmente y extendió los brazos para que fuera abrazada por ella. Tocó su frente y sintió lo caliente que estaba, bajó apresurada a la cocina para prepararle sopa de pollo con verduras, enseguida