Calista Corría sintiendo los pasos de los hombres detrás de nosotros, tragándome el dolor de las ramas y piedras incrustándose en mis pies, al no poder avanzando en tazones terminé acentuándolos lejos. Elora estaba igual que yo, agitada, desespera y con miedo. Pero el dolor que sentía en mi piel comparando a lo que mi corazón experimentaba ahora mismo, la terrible angustia de no saber si estaba bien, de no poder llamarle y escuchar su voz nuevamente. Quería llorar, quería teletransportarme hasta donde sea que él se encontraba ayudarlo, para asegurarme de que nada malo le ocurriese porque si algo le pasaba yo... yo moriría junto con él. Mi corazón no soportaría tanto dolor y acabaría muerta. —Vamos, date prisa —me dijo Elora extendiendo la mano para ayudarme a escalar el muro que no tenía descargas eléctricas, como pude escalé hasta estar al otro lado del muro y seguir corriendo lejos de ahí. No sabía de donde había sacado tantas energías, los mareos no se quitaban, el dolor de mi
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