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Todos los capítulos de Un amor XL para el CEO: Capítulo 1 - Capítulo 10
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1. Nada de teléfono por hoy.
Lia sabía que no podía aspirar a mucho, toda la vida se lo habían dicho, y lo cierto era, que en el fondo estaba de acuerdo con quienes opinaban así, ella debía aceptar lo que la vida quisiera darle porque no tenía derecho a más, por una simple razón, no era como las demás chicas, no era una mujer hermosa que se mereciera que los hombres le fueran detrás, le sobraban cerca de veinte quilos ¿Qué decía hermosa? Ni siquiera le quedaba bien el maldito vestido que se estaba probando.Se miraba en el espejo del probador, con aquel vestido que mostraba demasiado sus pechos, tanto que parecía que le iban a estallar y aunque no le marcaba la tripa, porque iba suelto desde la parte más alta de la cintura, se veía enorme. ¿A quién se le había ocurrido la genial idea de que ir de compras la animaría? Si ella se ponía lo primero que encontraba en el armario y solo iba a comprarse ropa cuando la que tenía se rompía y le hacía falta ropa nueva. Pero era práctica, con que le cupiera y no marcara demas
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2. Buenos días, siéntese señorita…
Los ojos de Lia estaban hinchados. Cómo no estarlo cuando se había pasado la noche entera llorando hasta que por fin logró quedarse dormida bien entrada la madrugada, más por el agotamiento y la pesadez en los párpados que le causaron las lágrimas, que realmente por el sueño.— M*****a sea, ¿Cómo voy a presentarme así a la entrevista de hoy?— se preguntó mirándose al espejo, apenas podía abrir los ojos, parecía que había recibido un puñetazo en cada ojo, de no ser porque la inflamación no estaba acompañada por ese peculiar color morado que quedaba tras un golpe, nadie lo pondría en duda.Por suerte, después de ponerse un antifaz helado durante más de media hora, darse una buena ducha que la ayudó a relajarse y soltar la tensión que, a pesar de haber dormido, aún sentía en la mayoría de sus músculos y maquillarse ligeramente, ya no se notaba demasiado.Abrió el armario y casi le da un ataque al encontrarlo vacío, toda su ropa había desaparecido, apenas le quedaba la interior, alguna cha
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3. Déjeme hablar, señorita Taylor
— Verá, últimamente mi reputación ha sido manchada por algunos incidentes…— se acarició el mentón con los dedos, mostrando cierta incomodidad — desafortunados, por culpa de la indiscreción de algunas mujeres.Ella frunció el ceño, no entendía qué tenía que ver eso con ella y tampoco le gustaba que los hombres culparan a las mujeres de todo lo que les pasaba. Además, si no fuera un mujeriego empedernido, no habría chica indiscreta que lo metiera en problemas.— Pero yo…— Déjeme hablar, señorita Taylor. No puede interrumpirme a cada rato — la cortó de nuevo haciendo que se quedara muy sorprendida por lo que acababa de escuchar. ¿Ni siquiera le había dejado completar una sola frase y ella era la que no lo dejaba hablar? Ese tipo si se creía el centro del mundo — No voy a negar la evidencia y que me gusta acompañarme de varias amigas, trabajo mucho, pero también me gusta tener mi tiempo de ocio y buenas compañías y es que todavía no entiendo qué tiene que ver mi vida personal con la prof
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4. Estoy buscando a la señora Marjorie.
Ni siquiera sabía qué estaba haciendo allí, en el lugar que indicaba la tarjeta, aquello era una agencia de modelos, pero no una cualquiera, una agencia de modelos XL, ¿Cómo no se había dado cuenta antes "XL beautiful", el nombre lo decía todo? A veces costaba creer que se hubiera graduado siendo la mejor programadora de su promoción.Miró a su alrededor y se maravilló con el inmenso número de fotos que adornaban las paredes, todas eran chicas, con curvas, nada normativas, como ella, pero a pesar de eso no se parecían en nada, lucían hermosas, semidesnudas o con cualquier bonito conjunto de ropa, llenas de autoconfianza y amor propio.—¿Podría ayudarme?— Le preguntó a la joven que había sentada en la recepción— estoy buscando a la señora Marjorie.— Perdone, eso no será posible, ella no se entrevista con aspirantes, si viene para las pruebas de admisión tiene que seguir por ese pasillo hasta llegar a…— No… no vengo buscando trabajo — la recepcionista levantó la mirada y la observó de
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5. Me espera el señor Anderson.
El chófer no lograba entender a su jefe, se suponía que debía mantener un perfil bajo o eso le prometió a su padre en la última discusión que les escuchó tener en la limusina y ahora nuevamente lo mandaba a buscar a una nueva conquista. Aunque debía admitir que la mujer por la cual le mando esta vez, no era igual a las que acostumbraba a frecuentar.—Por favor, suba — le pidió a la joven una vez que salieron del estudio. No tardaremos en llegar al restaurante donde cenará con el señor Evan Anderson.*-*-*-*-*-*-*-*-*-*Evan estaba arreglándose frente a un espejo de cuerpo entero, su aspecto era impecable, algo que él ya sabía y no solo él, también la mujer que en ese momento lo observaba con un puchero en sus labios al no lograr que desistiera en vestirse y largarse.—¿En serio te irás?— le preguntó una vez más la mujer, llevando una de sus manos hasta sus propios senos, acariciándolos por encima de la bata de seda que portaba esa tarde noche con la intención de provocarlo.Tras poner
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6. Las mentiras siempre acaban saliendo a la luz
—El problema para no aceptar mi propuesta es el miedo que tiene a qué todo el mundo se entere de que le soy infiel — le preguntó tomando un nuevo sorbo a la copa de vino que el maitre había llenado de nuevo antes de marcharse.— Ya imagino los titulares y la prensa rosa ¿Cómo imaginaba esa chica que podría hacer feliz a un hombre como Evan Anderson? A saber con qué extraña estrategia consiguió que se fijara en ella, no está a su altura, no gracias, tengo suficiente con vivir eso a pequeña escala como para que termine siendo de dominio público.—Y si en nuestro contrato se estipula que ninguno de los dos puede ser visto o relacionado con nadie más durante esos tres años, ¿Aceptaría? Debo admitir que he sido descuidado en ese aspecto últimamente. — aunque no le gustaba lo que diría, no encontraba la manera de hacer que esa chica accediera, por lo que tenía que no ser solo encantador, sino persuasivo — ¿No es un buen trato? Mientras seamos discretos usted y yo. Los de la prensa amarillis
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7. Oh, estás horrible, querida.
Hacía una semana que no había vuelto a saber nada de Evan Anderson y aun así, a pesar de haber estado muy ocupada con la administración de su nueva aplicación, en la que, por cierto, la habían puesto en cabeza del equipo que se encargaba de llevarla, no pudo evitar pensar en ese beso todos los malditos días, y precisamente por esa razón tenía más claro que no podía aceptar ese trato.— Llegó alguien preguntando por ti — dijo Charlie apareciendo por la puerta de su habitación y sacándola de sus cavilaciones. — Dice que se llama Jean-Paul.— ¿Por mí? ¿Jean-Paull?— ese nombre le sonaba, aunque no recordaba de que.No tenía tiempo para atender visitas, le urgía salir a comprar un vestido para la dichosa fiesta a la que había prometido ir, pasar por la peluquería y estar lista en unas tres horas para resistir la irresistible presencia del señor Anderson.Aun así, no solía ser desagradable con las personas y por eso se levantó para caminar hasta el salón donde sonrió al ver de quién se trat
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8. Cuánto tiempo Evan.
Permaneció callada gran parte del viaje en limusina, solo podía concentrarse en lo rápido que latía su corazón y el de la cercanía y el calor del cuerpo que tenía al lado, completamente pegado al de ella. ¿No se suponía que era tan solo una transacción comercial porque intentaba estar tan cerca, porque intentaba seducirla, porque jugaba así con su cabeza y sus sentimientos?Pero casi prefirió no haber salido del vehículo cuando empezó a ver los flashes o, más bien, deslumbrarse por ellos.Protección era lo que menos sentía en ese instante, aun así la mano de Evan tomó la suya y sus dedos se entrelazaron con los de ella tirando hacia el interior del edificio, ya no podía sentir más que esos dedos entrelazados, era como si todo el ruido y luces estuvieran muy lejos.Les abrieron la puerta y tras entrar Lia no pudo más que soltarse de esa mano que parecía enviar millones de impulsos eléctricos por todo su ser, jamás se había sentido así por un simple agarrón de manos, pero ¿Por qué se ex
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9. ¿Qué no es esa tu exnovia gorda?
Entre esas mujeres se encontraba una en especial, quien a pesar de estar colgada de un hombre apuesto, su mirada ardía de envidia. —¿Qué no es esa tu exnovia gorda? — susurró la mujer al odio de su acompañante.El hombre no dudó en prestarle más atención a la pareja protagonista de la pista.—Lia, por supuesto que no. Ella jamás se vestiría así, no tiene ningún sentido del gusto. Además dudo que alguien como ese importante CEO se fijara en alguien como Lia tal vez solo es alguien que se le parece — le respondió a su novia, dejando de ver a la pareja, aun así, una punzada de celos se instaló en su pecho al ver el parecido de esa mujer con su exnovia.Lia no era consciente de nada de lo que sucedía a su alrededor, ese era el poder que Evan tenía, hacer que todo desapareciera y nada más que él se convirtiera en el centro de su acompañante.Ella podía sentir como el agarre de Evan alrededor de su cuerpo se estrechaba cada vez más, haciendo que solo deseara que la música jamás dejara de s
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10. Tengo una condición.
Evan no encontraba motivos para dejar de escuchar a Lia. Todo lo contrario, cada tema que tocaba con ella se le hacía interesante.Mejor dicho. Ella era una mujer interesante.—¿Dime, qué te gustaría beber?A ella no le pasó por alto la forma en que había evitado hablar de sus conquistas, tal vez era lo mejor, tal vez si aceptaba ese trato le pediría que fuera discreto y que ni siquiera ella fuera consciente de que podría tener o no tener a alguien más, podría vivir esa mentira y ser feliz los próximos tres años si él aceptaba aquella condición.— Creo que algo de vino estará bien.— explicó mientras veía como le pedía una botella al camarero y un par de copas.Después de aquello, Evan la guio hasta un balcón cercano, uno desde el que todavía se escuchaba la música, pero al menos podían hablar.Ella se sentó en una banca que estaba junto a la pared mientras lo observaba llenar las copas y estuvo segura de lo que haría en el momento en que le entregó una y sus miradas se cruzaron de nue
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