El chófer no lograba entender a su jefe, se suponía que debía mantener un perfil bajo o eso le prometió a su padre en la última discusión que les escuchó tener en la limusina y ahora nuevamente lo mandaba a buscar a una nueva conquista. Aunque debía admitir que la mujer por la cual le mando esta vez, no era igual a las que acostumbraba a frecuentar.
—Por favor, suba — le pidió a la joven una vez que salieron del estudio. No tardaremos en llegar al restaurante donde cenará con el señor Evan Anderson.*-*-*-*-*-*-*-*-*-*Evan estaba arreglándose frente a un espejo de cuerpo entero, su aspecto era impecable, algo que él ya sabía y no solo él, también la mujer que en ese momento lo observaba con un puchero en sus labios al no lograr que desistiera en vestirse y largarse.—¿En serio te irás?— le preguntó una vez más la mujer, llevando una de sus manos hasta sus propios senos, acariciándolos por encima de la bata de seda que portaba esa tarde noche con la intención de provocarlo.Tras ponerse la chaqueta del traje que luciría esa noche para la cena con la señorita Lía y prestar los gemelos en cada una de las muñecas, se volteó a ver a la mujer notando lo que hacía.Aunque le pareció de mal gusto la forma que pretendía llamar su atención, su gesto permaneció imperturbable, no mostraba atracción y tampoco desagrado. No dijo nada, solo se acercó hasta ella y la tomó del mentón, atrayendo el rostro de su amante sin ninguna delicadeza y así poder hablarle de cerca.—Disfruta lo que queda de la noche en la habitación, una cosa más, recuerda que has firmado un contrato de confidencialidad y que si hablas de lo sucedido tendrás un equipo de abogados sobre ti — sus palabras eran suaves, pero al mismo tiempo tenía un tono frío y autoritario que hizo que la mujer, no solo le temiera, sino que gimiera al sentir recorrer el deseo ante la presencia dominante de ese Evan.Definitivamente, sería la última vez que la volvería a ver, como le había pasado con todas las anteriores a ella, siempre dejaban de tener encantó una vez conseguía de ellas lo que deseaba. ¿Alguna vez alguien sabría mantener su atención más de una noche?Caminó con paso firme hasta la puerta de la suite del hotel más caro de la ciudad, saliendo de esta.Ya fuera, tras el volante de su auto deportivo checó la hora en su celular, se le hacía tarde para llegar a su cita y aquello le molestaba, para él era muy importante su palabra y la puntualidad, sobre todo cuando se trataba de negocios y esa cita podría significar uno de los mayores negocios que haría nunca.Había hecho que su asistente reservará una mesa para dos ese día en el mejor restaurante de la ciudad y era ahí dónde se dirigiría, apenas y llegó dos minutos antes de la hora convenida para la reserva.Como era de esperar, tras decir su nombre, fue conducido por el mismo maitre hasta su mesa, dónde se le hizo llegar la carta de vino, nada más la solicitó.Ahora lo único que tenía que hacer era aguardar por la señorita Lia y esperar que no solo fuera inteligente para crear app, también para tomar las oportunidades que se le presentaban, como la propuesta que le había planteado. ¿Quién rechazaría algo así?Para Lia era extraño trasladarse en un coche tan lujoso, entró con cuidado y observó un plato de aperitivos que había en un rincón, se quedó quieta, tenía la sensación de que si tocaba algo podían regañarla como si fuera un lindo objeto de exposición. Además, estaba demasiado nerviosa como para tener hambre, ni siquiera la ansiedad que le provocaba aquella cita con su jefe, podía vencer al nudo que tenía en el estómago y esa sensación de que debía dar marcha atrás y no acudir a la cena.— Puede tomar lo que quiera, señorita, eso es para usted — le advirtió el chófer — También hay una pequeña neverita con varias bebidas de la que puede beber lo que desee.— No es necesario, al fin y al cabo quedé con el señor Anderson, para cenar, no estaría bien.Tardaron poco en llegar al restaurante, si ya permanecía nerviosa antes, en el instante en el que el chófer le abrió la puerta, sus nervios se incrementaron, respiró hondo un par de veces y salió del coche para caminar al interior del restaurante.— ¿Tiene usted reserva?— preguntó el maitre y ella asintió.— Me espera el señor Anderson.En el instante en el que dijo aquello, el hombre la repasó de arriba abajo. Todo el amor propio había ganado durante el día mientras la estuvieron arreglando y haciéndole la sesión de fotos, se esfumó con aquella mirada, tenía más que claro lo que sucedía y lo que pasaba por la cabeza de ese hombre.— Venga conmigo — le pidió y ella a pesar de querer salir corriendo de allí lo siguió hasta llegar a la mesa donde un muy apuesto Evan Anderson esperaba con su cara perfecta, ojos penetrantes y esa expresión de superioridad que ya había observado por la mañana en su oficina.Evan se levantó rápidamente de su lugar cuando la vio aparecer en compañía del maitre, evitando que este dijera algo, dejando claro que sí era la persona que él estaba esperando.Tras darle un beso en la mejilla y abrirle el mismo la silla donde se sentaría, volvió a su lugar, quedando justo en frente de la joven.—Espero haya considerado mi propuesta, aunque claro, antes de que me sepa tu respuesta, quiero saber un poco más de ti Lia Taylor, aparte de su desafortunado noviazgo que acaba de terminar, ¿Ha tenido algún amante más?Por supuesto que él estaba seguro de que ella diría que sí. ¿Qué mujer rechazaría la oportunidad de estar casada con él?Ella se quedó parada por aquel beso en su mejilla y el calor de esos labios que hicieron que su propio calor se incrementara, dándole un ligero sonrojo a su rostro.Se sentó y lo miró a los ojos, era imposible hablarle con esos ojos penetrando su alma.— En realidad no he tenido más novios y mucho menos amantes — aseguró ella incómoda por hablar de un tema tan personal — verá… yo le agradezco el día que pasé en esa agencia y todo lo que hicieron por mí, me ayudó mucho a sentirme mejor tras enterarme de que mi ex se va a casar con la mujer con la que me engañaba.Tomó una copa que estaba dispuesta frente a ella con un poco de agua y se la llevó a la boca para beber, tuvo que desviar la vista para no seguir perdiéndose en esa mirada hipnótica.— Pero yo no puedo aceptar un trato como el que me propone ¿Cómo podría casarme con alguien que no me ama?—¿Acaso dudas sobre tu capacidad para hacer que me fijé en ti?— le preguntó sin comprender el porqué Lía Taylor hablaba de amor.«¿Acaso no la habían engañado?»— Usted mismo me lo dijo, no soy el tipo de mujer en la que se fijaría.— explicó sintiéndose algo incómoda por su pregunta, ya que era reconocer que ella tampoco se sentía suficiente.—Señorita Taylor, el amor no es más que la invención de las grandes empresas para hacer crecer el consumismo, y la mejor manera que tiene la gente para evitar estar solos tras un día de trabajo. ¿No sé qué ve de malo en mi propuesta? Aunque no la ame, después de tres años usted será no solo libre, también rica como para buscar ese amor del que habla sin preocuparse.El maitre llegó interrumpiéndolos con los entrantes de un menú degustación que Evan había pedido anteriormente y una cara y exquisita botella de vino.Primero le dio a probar a él y tras recibir un gesto de aceptación por su parte llenó también la copa de ella.— Pero hay tantas chicas que estarían encantadas de lo que propone, verá a mí no me gusta llamar la atención, quiero una vida tranquila y simplemente ganarme honradamente mi dinero, trabajando y nada más.Explicó una vez volvieron a estar solos observando la comida que les habían traído y llevándose un canapé a la boca, aquella mirada la seguía intimidando de un modo que no podía comprender.Él permanecía atento a las palabras de la mujer frente a él, tratando de entender como ella no veía la practicidad en sus palabras.Si le costaría tres años de su vida, pero sería la señora de uno de los hombres no solo más ricos, también del más codiciado según las revistas de moda, sociedad y negocios.— Además, no quiero ser el hazmerreír de medio mundo por sus infidelidades, porque supongo que no piensa vivir célibe durante los próximos tres años, ya tuve suficiente con mi última relación.Se llevó la copa a los labios negando ante todos los pensamientos e imágenes que le llegaban y es que Lia podía ser muy gráfica cuando se ponía a pensar, visualizando muy claro en su mente todo lo que imaginaba.—El problema para no aceptar mi propuesta es el miedo que tiene a qué todo el mundo se entere de que le soy infiel — le preguntó tomando un nuevo sorbo a la copa de vino que el maitre había llenado de nuevo antes de marcharse.— Ya imagino los titulares y la prensa rosa ¿Cómo imaginaba esa chica que podría hacer feliz a un hombre como Evan Anderson? A saber con qué extraña estrategia consiguió que se fijara en ella, no está a su altura, no gracias, tengo suficiente con vivir eso a pequeña escala como para que termine siendo de dominio público.—Y si en nuestro contrato se estipula que ninguno de los dos puede ser visto o relacionado con nadie más durante esos tres años, ¿Aceptaría? Debo admitir que he sido descuidado en ese aspecto últimamente. — aunque no le gustaba lo que diría, no encontraba la manera de hacer que esa chica accediera, por lo que tenía que no ser solo encantador, sino persuasivo — ¿No es un buen trato? Mientras seamos discretos usted y yo. Los de la prensa amarillis
Hacía una semana que no había vuelto a saber nada de Evan Anderson y aun así, a pesar de haber estado muy ocupada con la administración de su nueva aplicación, en la que, por cierto, la habían puesto en cabeza del equipo que se encargaba de llevarla, no pudo evitar pensar en ese beso todos los malditos días, y precisamente por esa razón tenía más claro que no podía aceptar ese trato.— Llegó alguien preguntando por ti — dijo Charlie apareciendo por la puerta de su habitación y sacándola de sus cavilaciones. — Dice que se llama Jean-Paul.— ¿Por mí? ¿Jean-Paull?— ese nombre le sonaba, aunque no recordaba de que.No tenía tiempo para atender visitas, le urgía salir a comprar un vestido para la dichosa fiesta a la que había prometido ir, pasar por la peluquería y estar lista en unas tres horas para resistir la irresistible presencia del señor Anderson.Aun así, no solía ser desagradable con las personas y por eso se levantó para caminar hasta el salón donde sonrió al ver de quién se trat
Permaneció callada gran parte del viaje en limusina, solo podía concentrarse en lo rápido que latía su corazón y el de la cercanía y el calor del cuerpo que tenía al lado, completamente pegado al de ella. ¿No se suponía que era tan solo una transacción comercial porque intentaba estar tan cerca, porque intentaba seducirla, porque jugaba así con su cabeza y sus sentimientos?Pero casi prefirió no haber salido del vehículo cuando empezó a ver los flashes o, más bien, deslumbrarse por ellos.Protección era lo que menos sentía en ese instante, aun así la mano de Evan tomó la suya y sus dedos se entrelazaron con los de ella tirando hacia el interior del edificio, ya no podía sentir más que esos dedos entrelazados, era como si todo el ruido y luces estuvieran muy lejos.Les abrieron la puerta y tras entrar Lia no pudo más que soltarse de esa mano que parecía enviar millones de impulsos eléctricos por todo su ser, jamás se había sentido así por un simple agarrón de manos, pero ¿Por qué se ex
Entre esas mujeres se encontraba una en especial, quien a pesar de estar colgada de un hombre apuesto, su mirada ardía de envidia. —¿Qué no es esa tu exnovia gorda? — susurró la mujer al odio de su acompañante.El hombre no dudó en prestarle más atención a la pareja protagonista de la pista.—Lia, por supuesto que no. Ella jamás se vestiría así, no tiene ningún sentido del gusto. Además dudo que alguien como ese importante CEO se fijara en alguien como Lia tal vez solo es alguien que se le parece — le respondió a su novia, dejando de ver a la pareja, aun así, una punzada de celos se instaló en su pecho al ver el parecido de esa mujer con su exnovia.Lia no era consciente de nada de lo que sucedía a su alrededor, ese era el poder que Evan tenía, hacer que todo desapareciera y nada más que él se convirtiera en el centro de su acompañante.Ella podía sentir como el agarre de Evan alrededor de su cuerpo se estrechaba cada vez más, haciendo que solo deseara que la música jamás dejara de s
Evan no encontraba motivos para dejar de escuchar a Lia. Todo lo contrario, cada tema que tocaba con ella se le hacía interesante.Mejor dicho. Ella era una mujer interesante.—¿Dime, qué te gustaría beber?A ella no le pasó por alto la forma en que había evitado hablar de sus conquistas, tal vez era lo mejor, tal vez si aceptaba ese trato le pediría que fuera discreto y que ni siquiera ella fuera consciente de que podría tener o no tener a alguien más, podría vivir esa mentira y ser feliz los próximos tres años si él aceptaba aquella condición.— Creo que algo de vino estará bien.— explicó mientras veía como le pedía una botella al camarero y un par de copas.Después de aquello, Evan la guio hasta un balcón cercano, uno desde el que todavía se escuchaba la música, pero al menos podían hablar.Ella se sentó en una banca que estaba junto a la pared mientras lo observaba llenar las copas y estuvo segura de lo que haría en el momento en que le entregó una y sus miradas se cruzaron de nue
Lia camino a paso ligero hasta una de las barras sin ser consciente de que alguien la estaba mirando y siguiendo todos sus pasos llenándose de celos, al comprobar, que realmente era ella y no alguien que se le parecía.Max todavía no era capaz de comprender, ¿Cómo se las había ingeniado para ser la acompañante de ese hombre?Max caminó hasta ella dispuesto a encararla, estaba seguro de que Lia se encontraría destruida después de la imagen de su compromiso en I*******m y, le estaba bien empleado, por no haberlo dejado tocarla jamás, un hombre tiene ciertas necesidades y ella jamás quiso satisfacerlas. Pero no era así, allí estaba más guapa que nunca, acompañada del hombre que todas deseaban.El exnovio de Lía detuvo sus pasos al ver que una mujer se acercaba a ella y decidió no perderla de vista, en algún momento se quedaría sola y él podría saber la verdad de lo que sucedía, él podría saciar su curiosidad y saber porque estaba allí en lugar de escondida en su casa y llorando por haberl
Lia justo estaba abriendo la puerta para salir cuando alguien agarró su brazo y ella se giró para gritarle que podía meterse su trato en el mismísimo trasero, pero no lo hizo porque cuando se dio la vuelta se encontró de frente con Max, haciendo que ya no pudiera contener por más tiempo las lágrimas que salían de sus ojos mientras los periodistas los ametrallaban con muchas fotografías, desde el otro lado de la cristalera.—Padre, Marjorie, si me disculpan — Ambos se quedaron viendo extrañados al ver a Evan salir tras alguien. No tenían que ser psíquicos para saber que algo había incomodado a la joven.Por primera vez, Evan dejó su desafío de miradas con la esposa de su padre, y se dirigió a seguir a su prometida, no le había gustado la mirada que le dirigió antes de marcharse de su lado.No lograba entender como esa mujer lograba tenerlo malditamente pendiente de ella, logrando que todo girara a su alrededor. No solo eso, lo hacía sentir miserable cuando la entristecía.Alcanzó a ver
El apartamento de Evan era espectacular, un ático enorme y con decoración minimalista, nada que ver con el pequeño lugar de dos habitaciones minúsculas que compartían Lía y Charlie en uno de los barrios más modestos de la ciudad. En cambio, desde este, se podía ver todas las luces de la noche, sin duda observar Nueva York desde esa ventana era una experiencia que Lia solo había visto en películas, pero no había nada más perfecto que estar allí y observar esas visitas.— No quise responder tu pregunta cuando estábamos en la limusina porque esperaba a que te calmaras.Lia dejó de mirar por la ventana y giró el rostro para encontrarse con la profunda mirada de Evan clavada en ella, tan hermosa e intimidante como siempre.Se sentía dudosa y con algo de vergüenza por lo que estaba a punto de contar mientras caminaba en su dirección.—Entonces me dirás ¿por qué te ha llamado así? — preguntó Evan tratando de que no notara que seguía enfadado por la manera en que fue tratada.— Él me llamó as