—El problema para no aceptar mi propuesta es el miedo que tiene a qué todo el mundo se entere de que le soy infiel — le preguntó tomando un nuevo sorbo a la copa de vino que el maitre había llenado de nuevo antes de marcharse.
— Ya imagino los titulares y la prensa rosa ¿Cómo imaginaba esa chica que podría hacer feliz a un hombre como Evan Anderson? A saber con qué extraña estrategia consiguió que se fijara en ella, no está a su altura, no gracias, tengo suficiente con vivir eso a pequeña escala como para que termine siendo de dominio público.—Y si en nuestro contrato se estipula que ninguno de los dos puede ser visto o relacionado con nadie más durante esos tres años, ¿Aceptaría? Debo admitir que he sido descuidado en ese aspecto últimamente. — aunque no le gustaba lo que diría, no encontraba la manera de hacer que esa chica accediera, por lo que tenía que no ser solo encantador, sino persuasivo — ¿No es un buen trato? Mientras seamos discretos usted y yo. Los de la prensa amarillista y rosa no tienen por qué enterarse, además ellos amaran nuestra historia de amor.Ella lo observaba dubitativa, odiaba planteárselo. No quería hacerlo, no debía, pero él se lo pintaba tan bien, tan fácil y solo serían tres años.— No lo veo claro, las mentiras siempre acaban saliendo a la luz… y yo no podría estar con nadie más, por mucho que no sea algo real, para mí el matrimonio tiene un significado, estamos hablando de entregarle tres años de mi vida a algo irreal.Ella negó y se levantó de la mesa, se estaba agobiando, y aquel hombre tenía un increíble magnetismo que parecía acabar con todo el aire cercano.— Discúlpeme un momento, voy al baño — y tras decir aquello camino hasta el baño para reflexionar unos minutos a solas y mojarse la cara.Odiaba que las cosas no fueran como él deseaba. Evan Andersen era del tipo de persona que si decía que el cielo era negro debía ser negro para todos, no importaba si los demás lo veían de un color diferente, se encargaría de hacer que todos lo vieran del mismo color que él deseaba.No importaba lo que le costará, haría lo posible por qué así fuera, porque así de grande era su voluntad y su tesón y porque no decir las cosas como son, su testarudez. Por eso le estaba costando entender por qué ella se negaba tanto a ver las cosas como él, las veía.Al encontrarse solo en la mesa, no paraba de buscar encontrarle fallas a lo que le había propuesto, no, la única falla era la dicha por la Lia, el matrimonio no iba a ser real.Pero eso no era tan importante como la recompensa que obtendría, no es como si en tres años no pudiera ella buscar tranquilamente eso que deseaba y que él no podía darle. Golpeaba la mesa con sus dedos, impaciente por qué ella volviera, ¿y si de pronto ella se había escapado?Ella no podía, Evan ya no pudo más y se levantó caminando hacia donde ella debería de encontrarse.Lia se refrescó un poco el cuello y la nuca se quedó con ganas de mojarse la cara, pero si lo hacía se le estropearía el maquillaje y era una pena porque ella jamás se había sabido maquillar tan bien.— Yo no puedo ponerme en el punto de mira de la gente, no voy a estar a la altura de las circunstancias — dijo para sí misma intentando recobrar el valor para volver allí, rechazar la propuesta de aquel hombre y marcharse del todo.El área de los sanitarios del restaurante estaba vacío, parecía desierto, estaba a punto de retirarse cuando decidió entrar en el baño, encontrándose con la joven en los lavamanos y quién se volteaba justo en ese momento, chocando con él.—Dime, ¿por qué te importa tanto el amor?— le preguntó Evan atrapándola entre él y el lavamanos tras ella — No basta con que te diga que no te he elegido solo por elegir, sino porque también me atraes. Eres inteligente, diferente y por supuesto guapa, Lía Taylor, aunque no lo creas.No mentía, la joven tal vez no era el ideal de belleza habitual, o una de las despampanantes modelos con las que acostumbraba a salir y, tal vez era precisamente por eso, no estaba seguro de que era, pero había algo en ella que lo atraía, y no solo por lo que obtendría de ella aceptar su trato.— Yo — el corazón de Lia se agitó tanto que por un momento temió que pudiera salirse de su pecho al sentirlo tan cerca — Me dejó muy claro que no soy una chica en la que usted se fijaría, así que no trate de tomarme el pelo o seducirme para que acepte su trato. No va a funcionar.No podía dejar de mirar los labios de Evan cuando levantó la vista se encontró con sus ojos, había visto muchos ojos azules, pero esos eran tan jodidamente magnéticos que podían hacer que se le olvidara cualquier cosa que fuera a decir y precisamente por eso era peligroso para ella hacer un trato así con ese hombre.Evan no dio un paso atrás a pesar de que le molestó la forma que Lia le devolvió las palabras que le había dicho con anterioridad. No solo era inteligente, y guapa también tenía muy buena memoria, debía recordarse ser muy cuidadoso a partir de ahora al momento de decir las cosas.— Si yo me llegara a enamorar de usted… estaría pérdida porque lo seguiría viendo como un negocio con un plazo de finalización. No puedo arriesgarme a algo así, no otra vez.— sin saber de dónde encontró el valor para poner las manos sobre el pecho de Evan y apartarlo de su cuerpo — creo que no tenemos mucho más que hablar, busque a otra chica para eso.Pidió intentando escabullirse y llegar hasta la puerta.—No, no puede haber otra chica. No se da cuenta de que tal vez dije esas palabras para no ponerme en evidencia.Freno su huida, volviendo a acorralarla entre él y la puerta, pegándose un poco más a ella para que no pudieras escabullirse de nuevo, evitando de esa manera que pudiera escapar por esta.La joven, sin darse cuenta, había hecho que su instinto de cazador se activará, fijando la diana en ella, como su presa. No pararía hasta que aceptará sus términos.Además, que esos labios, en forma de corazón, se le antojaban, sobre todo al imaginar que sus labios eran pedazos de fresas, su fruta favorita.Evan no pudo evitar, sus impulsos y reclamar los labios de Lía Taylor en un beso por demás salvaje y posesivo.Supo que estaba perdida en cuanto un intenso calor la recorrió por completo al sentir esos labios sobre los de ella, ni siquiera pudo evitarlo, pero lo cierto era, que tampoco quería. Correspondió como pudo ese beso, ya que aquel hombre había tomado todo el control haciendo que su poca voluntad se desvaneciera.Llevó los brazos tras el cuello del hombre y se pegó más a él hasta aquel ese beso terminó y recobró parte de su cordura.— Usted no puede…— murmuró muy bajito contra su boca — yo no… yo tengo que pensar yo… debe dejarme marchar.Evan se encontró sintiendo la respiración acelerada, por un momento hasta se sintió nervioso que ella lo rechazara, cosas que ni había ocurrido, todo lo contrario se había amoldado a sus brazos o sus brazos a su cuerpo.Se alejó levemente al escuchar su petición, más por él que por ella, necesitaba recomponerse. Ella no podía afectar a su persona de esa manera.—Lo haré solo si aceptas ir conmigo a la fiesta que se llevará a cabo en la compañía, ahí aceptaré lo que decidas. ¿Estás de acuerdo Lía?¿La fiesta de la empresa? Ahí solo iban socios, directivos, clientes importantes y altos cargos, pero en ese instante necesitaba con todas sus fuerzas apartarse de ese hombre.— Está bien, lo acompañaré a la fiesta — él seguía demasiado cerca, tanto que podía notar el calor de su aliento cada vez que hablaba sobre sus labios invitándola, tentándola — pero por favor déjeme ir.Pidió deslizando las manos por sus hombros para intentar apartarlo.—Lo haré— murmuró accediendo a su petición, más no se apartó, volvió a besarla, como si no pudiera evitarlo y tal vez eso ocurrió.Se apartó tras un par de minutos que ambos sintieron que sus pulmones ardían por la falta de oxígeno entre ellos.El CEO Anderson colocó su frente sobre la ella haciendo que casi se le parara el corazón por un instante, un breve momento antes de apartarse por completo y devolverle el latido, aun así no era un latido común, era algo mucho más peligroso.—No lo olvide, Lía lo ha prometido. Ahora me iré. La estaré esperando en la mesa para acompañarla o, en su defecto, hacer que mi chófer la lleve a su casa lo que usted prefiera.Lia solo asintió, no dijo nada, tampoco era capaz de hacerlo, solo salió de allí huyendo como si pudiera escapar de lo que ese hombre había despertado en ella.Hacía una semana que no había vuelto a saber nada de Evan Anderson y aun así, a pesar de haber estado muy ocupada con la administración de su nueva aplicación, en la que, por cierto, la habían puesto en cabeza del equipo que se encargaba de llevarla, no pudo evitar pensar en ese beso todos los malditos días, y precisamente por esa razón tenía más claro que no podía aceptar ese trato.— Llegó alguien preguntando por ti — dijo Charlie apareciendo por la puerta de su habitación y sacándola de sus cavilaciones. — Dice que se llama Jean-Paul.— ¿Por mí? ¿Jean-Paull?— ese nombre le sonaba, aunque no recordaba de que.No tenía tiempo para atender visitas, le urgía salir a comprar un vestido para la dichosa fiesta a la que había prometido ir, pasar por la peluquería y estar lista en unas tres horas para resistir la irresistible presencia del señor Anderson.Aun así, no solía ser desagradable con las personas y por eso se levantó para caminar hasta el salón donde sonrió al ver de quién se trat
Permaneció callada gran parte del viaje en limusina, solo podía concentrarse en lo rápido que latía su corazón y el de la cercanía y el calor del cuerpo que tenía al lado, completamente pegado al de ella. ¿No se suponía que era tan solo una transacción comercial porque intentaba estar tan cerca, porque intentaba seducirla, porque jugaba así con su cabeza y sus sentimientos?Pero casi prefirió no haber salido del vehículo cuando empezó a ver los flashes o, más bien, deslumbrarse por ellos.Protección era lo que menos sentía en ese instante, aun así la mano de Evan tomó la suya y sus dedos se entrelazaron con los de ella tirando hacia el interior del edificio, ya no podía sentir más que esos dedos entrelazados, era como si todo el ruido y luces estuvieran muy lejos.Les abrieron la puerta y tras entrar Lia no pudo más que soltarse de esa mano que parecía enviar millones de impulsos eléctricos por todo su ser, jamás se había sentido así por un simple agarrón de manos, pero ¿Por qué se ex
Entre esas mujeres se encontraba una en especial, quien a pesar de estar colgada de un hombre apuesto, su mirada ardía de envidia. —¿Qué no es esa tu exnovia gorda? — susurró la mujer al odio de su acompañante.El hombre no dudó en prestarle más atención a la pareja protagonista de la pista.—Lia, por supuesto que no. Ella jamás se vestiría así, no tiene ningún sentido del gusto. Además dudo que alguien como ese importante CEO se fijara en alguien como Lia tal vez solo es alguien que se le parece — le respondió a su novia, dejando de ver a la pareja, aun así, una punzada de celos se instaló en su pecho al ver el parecido de esa mujer con su exnovia.Lia no era consciente de nada de lo que sucedía a su alrededor, ese era el poder que Evan tenía, hacer que todo desapareciera y nada más que él se convirtiera en el centro de su acompañante.Ella podía sentir como el agarre de Evan alrededor de su cuerpo se estrechaba cada vez más, haciendo que solo deseara que la música jamás dejara de s
Evan no encontraba motivos para dejar de escuchar a Lia. Todo lo contrario, cada tema que tocaba con ella se le hacía interesante.Mejor dicho. Ella era una mujer interesante.—¿Dime, qué te gustaría beber?A ella no le pasó por alto la forma en que había evitado hablar de sus conquistas, tal vez era lo mejor, tal vez si aceptaba ese trato le pediría que fuera discreto y que ni siquiera ella fuera consciente de que podría tener o no tener a alguien más, podría vivir esa mentira y ser feliz los próximos tres años si él aceptaba aquella condición.— Creo que algo de vino estará bien.— explicó mientras veía como le pedía una botella al camarero y un par de copas.Después de aquello, Evan la guio hasta un balcón cercano, uno desde el que todavía se escuchaba la música, pero al menos podían hablar.Ella se sentó en una banca que estaba junto a la pared mientras lo observaba llenar las copas y estuvo segura de lo que haría en el momento en que le entregó una y sus miradas se cruzaron de nue
Lia camino a paso ligero hasta una de las barras sin ser consciente de que alguien la estaba mirando y siguiendo todos sus pasos llenándose de celos, al comprobar, que realmente era ella y no alguien que se le parecía.Max todavía no era capaz de comprender, ¿Cómo se las había ingeniado para ser la acompañante de ese hombre?Max caminó hasta ella dispuesto a encararla, estaba seguro de que Lia se encontraría destruida después de la imagen de su compromiso en I*******m y, le estaba bien empleado, por no haberlo dejado tocarla jamás, un hombre tiene ciertas necesidades y ella jamás quiso satisfacerlas. Pero no era así, allí estaba más guapa que nunca, acompañada del hombre que todas deseaban.El exnovio de Lía detuvo sus pasos al ver que una mujer se acercaba a ella y decidió no perderla de vista, en algún momento se quedaría sola y él podría saber la verdad de lo que sucedía, él podría saciar su curiosidad y saber porque estaba allí en lugar de escondida en su casa y llorando por haberl
Lia justo estaba abriendo la puerta para salir cuando alguien agarró su brazo y ella se giró para gritarle que podía meterse su trato en el mismísimo trasero, pero no lo hizo porque cuando se dio la vuelta se encontró de frente con Max, haciendo que ya no pudiera contener por más tiempo las lágrimas que salían de sus ojos mientras los periodistas los ametrallaban con muchas fotografías, desde el otro lado de la cristalera.—Padre, Marjorie, si me disculpan — Ambos se quedaron viendo extrañados al ver a Evan salir tras alguien. No tenían que ser psíquicos para saber que algo había incomodado a la joven.Por primera vez, Evan dejó su desafío de miradas con la esposa de su padre, y se dirigió a seguir a su prometida, no le había gustado la mirada que le dirigió antes de marcharse de su lado.No lograba entender como esa mujer lograba tenerlo malditamente pendiente de ella, logrando que todo girara a su alrededor. No solo eso, lo hacía sentir miserable cuando la entristecía.Alcanzó a ver
El apartamento de Evan era espectacular, un ático enorme y con decoración minimalista, nada que ver con el pequeño lugar de dos habitaciones minúsculas que compartían Lía y Charlie en uno de los barrios más modestos de la ciudad. En cambio, desde este, se podía ver todas las luces de la noche, sin duda observar Nueva York desde esa ventana era una experiencia que Lia solo había visto en películas, pero no había nada más perfecto que estar allí y observar esas visitas.— No quise responder tu pregunta cuando estábamos en la limusina porque esperaba a que te calmaras.Lia dejó de mirar por la ventana y giró el rostro para encontrarse con la profunda mirada de Evan clavada en ella, tan hermosa e intimidante como siempre.Se sentía dudosa y con algo de vergüenza por lo que estaba a punto de contar mientras caminaba en su dirección.—Entonces me dirás ¿por qué te ha llamado así? — preguntó Evan tratando de que no notara que seguía enfadado por la manera en que fue tratada.— Él me llamó as
Algo que no sabría describir se detuvo de repente, tal vez fue el tiempo a su alrededor, tal vez el espacio, tal vez ella misma o su percepción de las cosas, lo que no se detuvo fue la boca de Evan apoderándose de la suya y la forma posesiva en que reclamó el espacio con su lengua, cada rincón, volviéndose más y más demandante a medida que sus labios parecían querer comerse el uno al otro.— Evan…— su nombre salió como un gemido solo el momento en que Evan la dejó separarse antes de volverla a besar, y sintió una excitación que jamás había sido parte de ella.—Lía… — dejó que su nombre se coló por sus labios, casi como un susurro anhelante.Esa chica tenía algo que hacía que su cuerpo y él mismo respondiera de maneras que jamás había imaginado.Lía se sorprendió ante lo sucedido, con Max nunca estuvo así, siempre pensaba y rogaba en que no avanzara, en que no intentara desnudarla, en que no tocara de más, jamás tuvo la mente en blanco ni se dejó llevar como en ese momento y jamás sint