Reymond se encontraba en su despacho con uno de sus asistentes, de pronto su secretario le llamó por teléfono.—Dr. La señora Perla Hamilton desea verlo. —¡Perla! Está bien, dile que pase.Cuando ella llegó al despacho Reymond le pidió a su asistente que los dejara solos, luego se quedó mirando a Perla, notó la tristeza que había en su rostro, Perla siempre tenía sus ojos muy hermosos, eso estaba claro para él, pero ese día se veían opacos, habían perdido su brillo, Reymond se dijo en sus adentros que ella no podía estar fingiendo,esa mirada carfadayde tristeza no se podía fingir, pensó que tal vez ella si estaba sufriendo por Jeremith, intuyó que estaba realmente enamorada de él, pero a su vez pensó que aunque lo amara no podían seguir juntos, ella no era la mujer ideal para su primo, Jeremith debía olvidarse de ella y con seguir a otra que en verdad lo mereciera.—Siéntate.—Gracias. —Perla se sentó frente al escritorio, Reymond estaba en su silla detrás de este, él se quedó observ
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