Pasó un rato desde que Arturo lanzó a Jeremith por el acantilado, él ya había ido a la casa y limpiado el desastre que quedó de la pelea, él y el otro hombre pusieron cada cosa en su lugar y recogieron los cristales del florero con qué lo hirió.Jeremith despertó en medio de la maleza, cada músculo de su cuerpo estaba temblando por la baja temperatura, respiraba bocanadas de aire, aunque le era dificultoso, estaba débil por el golpe, se percató del lugar donde se encontraba, en sus adentros no comprendía cómo podía seguir con vida. Con sus manos temblorosas se abrochó los botones de su chaqueta, aunque su traje no era suficientemente abrigado, pero de no haberlo usado ese día él frío ya lo habría matado.Con tristeza recordó todo lo que había pasado, sintió que mil espinas se clavaron en su corazón, la traición de Arturo le dolió aún más que la traición de Perla, porque él más que un amigo era como su hermano, desde siempre lo amó como tal, pero lo había traicionado. Sus ojos se llen
Reymond no estaba de acuerdo e insistió en llamar a la policía.—Se perderán las pruebas, no puedes arriesgarte a que Perla y Arturo escapen.—Con mi plan no van a escapar, quiero que todos crean que estoy muerto, deseo que Perla y Arturo sean arrestados delante de todos en mi funeral, primero dejaré que disfruten y celebren mi muerte, para luego ver sus caras de asombro cuando descubran que sigo con vida.—Pero Jeremith…—Ese inspector amigo tuyo puede ayudarnos, quiero que él mismo venga a verme para ponerlo al tanto de todo.El médico llegó a la habitación donde estaba Jeremith.—Ya avisé en la clínica donde van a internarlo bajo estricta discreción, lo enviaré en una ambulancia.—No quiero que me internen.—Necesita hacerse varios estudios y descartar cualquier daño; no se preocupe, nadie sabrá que usted está en esa clínica. —Reymond intervino:—Hazle caso al doctor, necesitas atención médica, recibiste el golpe en la cabeza y quién sabe cuántos más en la caída por el acantilado,
Debido a la desaparición de Jeremith casi todos los miembros de la familia Hamilton estaban reunidos en el estudio, Silvana también estaba presente porque Altagracia la había llamado, ella les dio consuelo como si fuera la nuera preocupada. Redmond y Arturo también estaban con el resto. El abuelo había decidido llamar a la policía. Redmond estaba muy callado, tenía la cabeza pensando en lo que Jeremith estaba haciendo y parecía estar desconectado de la conversación.El inspector llegó a la mansión acompañado por uno de sus subordinados, el mayordomo lo recibió.—Soy el inspector Smith, necesito hablar con el señor Henry Hamilton, tengo entendido que él es el jefe de esta familia.—Si, pase, iré a avisarle al señor que usted está aquí.El mayordomo fue al estudio. —Señor Hamilton, el inspector Smith pidió hablar con usted.—¿El inspector? —Sí señor. —Todos se miraron, supusieron que él llevaba noticias de Jeremith, Altagracia se puso muy nerviosa.—¿Le habrá pasado algo a mi hijo? S
Se hizo muy tarde por la noche, la casa de Perla estaba muy silenciosa, tan silenciosa como ella que estaba devastada, con su cuerpo tumbado sobre la cama y su rostro lo tenía hinchado de tanto llorar. A medianoche Fabiola le llevó té.—Bebe aunque sea un poco.—No quiero.—Necesitas estar calmada por tu bebé. —Perla volteó a mirarla, tenía los ojos enrojecidos por el llanto.—¿Cómo podré calmarme cuando su padre está muerto? —Lo sé, sé cuánto sufres, también pasé por ese dolor cuando murió el padre de Josef.—Todo ha sido tan injusto, Arturo jugó con Jeremith, se burló de él, me utilizó e hizo que Jeremith me odiara; ahora él está muerto, murió creyendo que yo lo había engañado, jamás pude decirle la verdad.—Desde el cielo él debe conocer todo lo que sucedió realmente.—En este momento no tengo la certeza de que los muertos puedan vernos desde donde están, todo es oscuro, turbio y triste.—No puedes perder la fe.—He perdido muchas cosas, hasta hace algunos meses estaba conforme co
Arturo estaba sentado en el sofá de la casa de Perla, movía rápido su pie izquierdo de arriba abajo con nerviosismo, luego miró su reloj de muñeca y se puso de pie, fue a buscar a Perla a la habitación.—¿Por qué demoran tanto? —Perla con enojo respondió:—Ayudé a mi mamá a empacar las cosas de mi hermano, sabes perfectamente en qué condiciones está Josef. —Arturo se acercó a ella mirándola con fijeza, luego la agarró de la quijada y le dijo:—Te ves muy enojada, pero pronto comprenderás que todo esto vale la pena.—¿De verdad podrás vivir en paz cuando mataste a un hombre inocente? Yo jamás podré ser feliz contigo después de esto, ni con todo el dinero del mundo lo seré. —Arturo sonrió con Amargura y agregó:—Aún no sabes lo que es vivir como una reina, conmigo lo vas a descubrir, estoy seguro que te acostumbrarás, te haré mi esposa; a diferencia de Jeremith haré que todos los Hamilton te respeten.—No quiero ser tu esposa, no te quiero, eres un ser despreciable, un asesino.—Vas a s
Perla y Fabiola se quedaron en la sala, ella se veía pensativa y estaba muy callada. Fabiola en cuanto supo que estaban solas en la casa se acercó a Perla.—¿Qué vamos a hacer? Arturo nos matará cuando le entregues esa fortuna.—No nos va a matar, quiere que me convierta en su esposa.—Eso no garantiza nada.—Es verdad, pero debo intentar…—¿Intentar qué?—Intentar escapar, tenemos que desaparecer mamá, huir del país.—¿Crees que podamos desaparecer de ese hombre? Él tiene dinero, nosotras no, no tenemos a dónde ir.—Tengo unas joyas que Jeremith me dio, valen mucho dinero; solo debemos salir de aquí.—¿Pero cómo?—Hay que hallar la manera de que Arturo nos deje salir de aquí.—Me parece imposible.—Al menos a ti, que te deje ir a la casa, después yo puedo escapar.—Nada de lo que dices me puede tranquilizar.—Debo hacer que él deje que regreses a la casa, Arturo no sabe que tengo esas joyas, todas juntas valen más de medio millón.—¡¿Tanto?! —Si, Jeremith me las dio como un patrimon
Perla necesitaba tiempo para estar a solas con su alma adolorida, el mundo se le había venido encima en cuestión de días, tenía muchos problemas y no se imaginaba que vendrían muchos más que convertirían su existencia en un tormento. La muerte de Jeremith era lo peor que había podido experimentar hasta entonces, todos los demás problemas estaban en segundo plano, Perla solo deseaba poder estar sola y llorar por su pérdida.Fabiola acostó a Josef en su nueva cama y se quedó con él, entonces Perla salió de la casa y fue al área de la piscina, sabía que desde algún lugar de la casa estaba siendo vigilada, pues tenía cámaras de seguridad en todas las áreas. Se quitó el calzado y se sentó al borde de la piscina, luego sumergió los pies en el agua. Tenía la mirada como desconectada de todo, miraba hacia el infinito inexistente, en su mente solo podía recordar los momentos hermosos que había pasado junto a Jeremith, pensaba en las cosas buenas que él quería hacer para su vida junto a ella;
Perla se vistió para asistir al funeral, cuando ya estaba lista Arturo fue por ella, solo para descubrír que tenía un moretón que cubría el lado izquierdo de su rostro, él la agarró de la quijada.—¡Maldición! —Dijo apretando el otro puño, Perla tenía un semblante triste y volteó su rostro a un lado.—No puedo asistir al funeral de Jeremith, todos lo notarán.—Ponte unas gafas oscuras. —Las gafas no lo cubrirán, el moretón se va a expandir aún más, si la gente me ve así harán preguntas.—Si no vas también harán preguntas.—Entonces vamos.—En mi auto tengo un par de gafas.Salieron de la habitación, Fabiola estaba en el pasillo, obsevó a Perla con lamento en su rostro y miró con recelo a Arturo, él sonrió con malicia y le dijo:—No me mires a así Fabiola, no olvides que dentro de muy poco me convertiré en tu yerno, cuando tu linda hija y yo al fin estemos casados de verdad —Miró a Perla—. Te amo tanto, por eso serás mi esposa. —Fabiola le dijo:—Usted no la ama, solo la ve como un tro