Inicio / Romántica / Falso Matrimonio / Capítulo 31 - Capítulo 40
Todos los capítulos de Falso Matrimonio : Capítulo 31 - Capítulo 40
76 chapters
31 Maquinaciones.
Jeremith se quedó un rato en el cóctel, conoció a nuevas personas del gremio inmobiliario, algunos provenían de México, Hamilton Inversiones había invertido en nuevos proyectos en Acapulco. Jeremith pretendía retirarse en irse a casa con Perla, pero el abuelo le reprochó delante de Dimitri y de Arturo.—¿Cómo pretendes dejar a todos plantados solo porque tú muejrcita no quiso quedarse un rato más? no es correcto lo que haces, esa no debe ser la actitud de un alto ejecutivo como tú. —Arturo le puso la mano en el hombro a Jeremith y con una voz apasible le dijo:—El abuelo tiene razón, eres un alto ejecutivo, esta noche estás representando a la familia, no puedes márchate sin una buena razón, Perla está bien en tu casa, nada le va a pasar.—Tienes razón, Perla comprenderá.Pasaron varios minutos, Arturo salió al jardín y sacó el celular, marcó el número de teléfono de la casa de Jeremith, Perla se había cambiado de ropa y se puso el pijama, estaba frente a la cómoda soltando el moño de
Leer más
32 Poses.
Jeremith llegó a la casa en la madrugada, entró a la habitación sin hacer ruido, se quitó la chaqueta y la corbata, después se subió a la cama, Perla estaba acostada de medio lado mirando hacia la orilla, él se acercó y en baja preguntó:—¿Estás despierta?—Si, ¿cómo te fue?—Bien.—¿Seguro?—Si. —Perla se volteó y quedó de frente con él, lo miró a los ojos.—¿Qué decidiste?—Si te refieres a tu embarazo estoy feliz, voy a ser papá, ya era hora.—Creí que te ibas a enojar porque falsifiqué la prueba.—Yo fuí el que te puse en ese aprieto, te pido perdón.—No me pidas perdón por favor.—¿Por qué? —Perla pensó dentro de sí:"Porque aún hay muchas cosas que te estoy ocultando."—¿Por qué te quedas callada?—No es necesario que me pidas perdón. —Jeremih beso sus labios con amor, se quedó mirándola fijamente, luego le dijo:—Cuando te miro no sé qué es lo que me produce, cada vez que te veo siento la inmensidad del universo dentro de mí, como si mi corazón se llenará de vida solo al contemp
Leer más
33 Dimitri.
Al medio día Dimitri llegó al comedor, como siempre con sus hombros erguidos y saludó a los presentes, luego se sentó en la silla de Jeremith, la del lado derecho del abuelo, Altagracia le dijo:—¿Por qué usas la silla de Jeremith? —Él puso una expresión algo burlesca y miró a todas partes, luego miró el reloj.—Ya son las doce y dos minutos, Jeremith no llegó, por lo visto su flamante esposa lo detuvo. —Arturo estaba sentado junto a Ximena, en secreto estaba anhelando que Dimitri soltara la bomba. Él abuelo preguntó:—¿Por qué Jeremith no está? Él sabe que el almuerzo de los sábados en familia es una tradición a la que no puede faltar. —Altagracia ya estaba enterada de que Jeremith se había ido de viaje.—Salió de la ciudad.—¿A dónde se supone qué se marchó sin ni siquiera avisarme?—La verdad no lo sé papá, llamó al mayordomo y me dejó el mensaje avisando que no vendría.—Hay que ver que Jeremith está cambiando demasiado, últimamente hace cosas que me hacen sentirlo como a un extr
Leer más
34 Sueños y anhelos.
Jeremith y Perla llegaron a una casa que él tenía en Punta Cana, esta quedaba en un complejo turístico cerca de la playa, en un hermoso lugar apartado del bullicio de la ciudad. Era una casa muy hermosa, de dos niveles y con muchos ventanales, en su mayoría con vista al mar. Una mucama tenía todo preparado, había arreglado la habitación principal para recibir al joven heredero con su esposa, ella se llamaba Rosa. También había llevado a un chef el cual les preparó un delicioso almuerzo.Los dos fueron a la habitación, Jeremith le dijo:—¿Te gusta la casa?—Es muy hermosa. Él le tocó la mejilla y sonrió mientras la miraba a los ojos.—No sé por qué siento que este viaje es tan especial, aún no logro entender cómo has logrado hacer que mi vida tenga sentido, hasta un corto viaje como este ahora es especial gracias a ti. —Perla sonrío cándidamente y agachó la mirada por un momento, luego le dijo:—Yo tampoco logro entender nada de lo que sucede entre los dos, es que todo ha sucedido dem
Leer más
35 Joyas.
En la noche Jeremith estaba en la sala esperando a Perla para marcharse juntos al yate. Se deslumbró al verla llegar a donde él estaba. Ella llevaba puesto un vestido largo de seda color azul celeste, este tenía un aspecto delicado, con volados que caían como cascadas a lo largo de su cuerpo, el color resaltaba sobre su piel blanca y tersa. Su cabello ondulado atrajo a Jeremith como un imán, una sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro, dio algunos pasos y se acercó a Perla, levantó la mano y tocó su cabello.—¡Estás tan hermosa!—Gracias. —Respondió Perla con una sonrisa como de candidata de belleza. Jeremith observó su cuello, allí colgaba una fina cadena de oro que Perla siempre usaba, de inmediato pensó en comprarle un collar, ya era hora de que su esposa poseyera lindas y costosas joyas dignas de la esposa de un millonario. No se aguantó las ganas y le dio un beso en los labios, en sus adentros se dijo:"Qué extraño que antes no la haya atrapado otro hombre, es tan hermosa,
Leer más
36 En la cubierta.
Llegaron al puerto y subieron al yate, este era inmenso y Perla estaba sorprendida.—Es mucho más grande de lo que pensé.—Si, mi papá tenía gustos extravagantes, lo mandó a hacer a su gusto, lo hizo pensando en la familia y en mi mamá. Perla puso una cándida sonrisa, pensó en la familia de Jeremith, sabía que jamás la aprobarían como su esposa. Él la llevó a la cubierta y le enseñó todo lo que había, se acercaron al área donde estaba la piscina, también le mostró el área donde se alojaban dos lanchas y las motos de agua que el yate tenía como accesorios. Perla aún no podía imaginar tanto lujo, no comprendía el nivel de riqueza que algunos poseían, mientras que otros a duras penas podían pagar el alquiler ya cada y hacer las compras del mes, sintió que había un gran desequilibrio en el mundo; irónicamente ahora llevaba en su vientre un niño que quizás nunca iba a conocer la escasez, tal como su padre, que se le hacía tan fácil concebir tales lujos. —¿Qué te parece?—Muy bonito, su pa
Leer más
37 La junta.
El domingo regresaron a la casa al atardecer, Jeremith alzó a Perla en la entrada, estaban felices, como los recién casados.La mucama salió a atenderlos y dijo:—Esta mañana llegó una encomienda de la joyería P&O lo dejé en la caja fuerte del pasillo.—Gracias Rosa, por favor entregaselo a mi esposa.Perla subió a la habitación, se cambió de ropa y se puso una bata cómoda, después comenzó a empacar la ropa porque iban a regresar a Chicago en la madrugada, entonces quería tener todo listo para dedicar el resto de la noche a pasarla con Jeremith. Rosa le llevó la caja que llevaron de la joyería, esta estaba envuelta en una seda color gris amarrada con lazo que tenía un lindo moño en el centro.—Aquí está la encomienda de la joyería señora.—Está bien, déjala sobre la cómoda.Cuando quedó sola Perla agarró la caja, tiró del moño y desbarató el nudo, luego retiró la seda. Era una caja de madera dorada, la abrió, dentro había varios compartimentos, allí estaban las joyas que eligieron, a e
Leer más
38 Desconcierto.
Jeremith estaba en su oficina, aún no se había ni sentado cuando llegó Arturo, lo encontró parado al lado del escritorio.—¿Qué vas a hacer ahora con esta verdad que todos en la familia conocen? —Jeremith con dolor en su voz le dijo:—¿A cuál de las dos verdades te refieres? ¿A que bailaba en ese club? ¿O que se acostó con Dimitri?—Bueno…—No sé si pueda soportar esto —Frunció los labios con rabia—. ¿Cómo pude pensar que ella jamás se había… acostado con alguien de ese club, parece tan inocente. —Se puso la mano en la cabeza y suspiró.—Creo que necesito salir de aquí, quiero pensar. —Arturo con una voz compasiva como si Jeremith le preocupara agregó:—¿Te acompaño?—No, necesito estar solo. —Jeremith salió de la oficina y se fue al ascensor, Reymond estaba muy preocupado por él e intentó hablarle pero las puertas del ascensor se cerraron sin que Jeremith lo hubiera escuchado, entonces decidió bajar en el otro ascensor para alcanzarlo en el estacionamiento. Cuando llegó Jeremith ya
Leer más
39 Por teléfono.
Ximena fue a visitar a Silvana a su casa para contarle todo acerca de Perla y de Dimitri. La mujer la saludó con un beso en la mejilla.—Pasa, siéntate, ¿Deseas beber algo?—Lo de siempre, un té frío. —Silvana le ordenó a la mucama llevarles un té, después se fueron al jardín a charlar con tranquilidad. Cuando salieron al exterior hablaron de Perla, Ximena le contó todo acerca de las fotos mientras caminaban por todo el jardín, Silvana estaba algo más que sorprendida y se rió.—¡Dimitri y Perla! Jamás se me ocurrió que algo así estuviera sucediendo, esto es increíble, me preocupa pensar cómo debe estar sintiéndose tu hermano.—Esta mañana desapareció de la oficina, no sabemos dónde se habrá metido, tal vez debe estar ahorcando a esa mujer.—Bien merecido que se lo tiene la muy zorra, y a Dimitri tu abuelo debería expulsarlo de la familia.***Jeremith salió del estudio donde permaneció encerrado por más de una hora, se fue hacia la sala porque pretendía salir de la casa, estaba camin
Leer más
40 Lo que eres.
En la noche Perla no pudo dormir pensando en Jeremith, lo había llamado al celular varias veces pero sus llamadas fueron desviadas a la contestadora. Se hizo muy tarde, entonces se acostó para intentar dormir, pero fue inútil, era imposible conciliar el sueño en esa situación. Casi a la medianoche oyó el motor de un auto, se levantó y se asomó por la ventana para cerciorarse que fuera Jeremith, y sí, era él; suspiró hasta lo más hondo algo aliviada, decidió bajar a la sala y recibirlo, necesitaba urgente hablar con él y ver si había cambiado su estado de ánimo. Bajó las escaleras, cuando llegó al rellano Jeremith ya había entrado, ambos se quedaron viendo a los ojos por un momento, luego ella le dijo:—Creí que no vendrías.—¿Me estás reclamando?—No —Caminó hacia él—. Es que está incertidumbre me mata.—¿Incertidumbre? ¿Por qué?—¿Por qué estás enojado conmigo? ¿Qué hice mal? —Jeremith la miró con reproche.—No deseo hablar contigo.—Pues no acepto que me digas eso, si te hice algo q
Leer más