El domingo regresaron a la casa al atardecer, Jeremith alzó a Perla en la entrada, estaban felices, como los recién casados.La mucama salió a atenderlos y dijo:—Esta mañana llegó una encomienda de la joyería P&O lo dejé en la caja fuerte del pasillo.—Gracias Rosa, por favor entregaselo a mi esposa.Perla subió a la habitación, se cambió de ropa y se puso una bata cómoda, después comenzó a empacar la ropa porque iban a regresar a Chicago en la madrugada, entonces quería tener todo listo para dedicar el resto de la noche a pasarla con Jeremith. Rosa le llevó la caja que llevaron de la joyería, esta estaba envuelta en una seda color gris amarrada con lazo que tenía un lindo moño en el centro.—Aquí está la encomienda de la joyería señora.—Está bien, déjala sobre la cómoda.Cuando quedó sola Perla agarró la caja, tiró del moño y desbarató el nudo, luego retiró la seda. Era una caja de madera dorada, la abrió, dentro había varios compartimentos, allí estaban las joyas que eligieron, a e
Jeremith estaba en su oficina, aún no se había ni sentado cuando llegó Arturo, lo encontró parado al lado del escritorio.—¿Qué vas a hacer ahora con esta verdad que todos en la familia conocen? —Jeremith con dolor en su voz le dijo:—¿A cuál de las dos verdades te refieres? ¿A que bailaba en ese club? ¿O que se acostó con Dimitri?—Bueno…—No sé si pueda soportar esto —Frunció los labios con rabia—. ¿Cómo pude pensar que ella jamás se había… acostado con alguien de ese club, parece tan inocente. —Se puso la mano en la cabeza y suspiró.—Creo que necesito salir de aquí, quiero pensar. —Arturo con una voz compasiva como si Jeremith le preocupara agregó:—¿Te acompaño?—No, necesito estar solo. —Jeremith salió de la oficina y se fue al ascensor, Reymond estaba muy preocupado por él e intentó hablarle pero las puertas del ascensor se cerraron sin que Jeremith lo hubiera escuchado, entonces decidió bajar en el otro ascensor para alcanzarlo en el estacionamiento. Cuando llegó Jeremith ya
Ximena fue a visitar a Silvana a su casa para contarle todo acerca de Perla y de Dimitri. La mujer la saludó con un beso en la mejilla.—Pasa, siéntate, ¿Deseas beber algo?—Lo de siempre, un té frío. —Silvana le ordenó a la mucama llevarles un té, después se fueron al jardín a charlar con tranquilidad. Cuando salieron al exterior hablaron de Perla, Ximena le contó todo acerca de las fotos mientras caminaban por todo el jardín, Silvana estaba algo más que sorprendida y se rió.—¡Dimitri y Perla! Jamás se me ocurrió que algo así estuviera sucediendo, esto es increíble, me preocupa pensar cómo debe estar sintiéndose tu hermano.—Esta mañana desapareció de la oficina, no sabemos dónde se habrá metido, tal vez debe estar ahorcando a esa mujer.—Bien merecido que se lo tiene la muy zorra, y a Dimitri tu abuelo debería expulsarlo de la familia.***Jeremith salió del estudio donde permaneció encerrado por más de una hora, se fue hacia la sala porque pretendía salir de la casa, estaba camin
En la noche Perla no pudo dormir pensando en Jeremith, lo había llamado al celular varias veces pero sus llamadas fueron desviadas a la contestadora. Se hizo muy tarde, entonces se acostó para intentar dormir, pero fue inútil, era imposible conciliar el sueño en esa situación. Casi a la medianoche oyó el motor de un auto, se levantó y se asomó por la ventana para cerciorarse que fuera Jeremith, y sí, era él; suspiró hasta lo más hondo algo aliviada, decidió bajar a la sala y recibirlo, necesitaba urgente hablar con él y ver si había cambiado su estado de ánimo. Bajó las escaleras, cuando llegó al rellano Jeremith ya había entrado, ambos se quedaron viendo a los ojos por un momento, luego ella le dijo:—Creí que no vendrías.—¿Me estás reclamando?—No —Caminó hacia él—. Es que está incertidumbre me mata.—¿Incertidumbre? ¿Por qué?—¿Por qué estás enojado conmigo? ¿Qué hice mal? —Jeremith la miró con reproche.—No deseo hablar contigo.—Pues no acepto que me digas eso, si te hice algo q
Jeremith fue a la cocina y destapó una botella de vino, luego comenzó a beber directo de la botella, la sostuvo y su mano y se fue a la sala. Se sentó en el sofá y volvió a beber, en su rostro tenía una expresión cargada de consternación, con una voz llena de rabia se dijo así mismo:—No volveré a amar a ninguna mujer, todas son iguales, engañosas, solo se burlan de los idiotas como yo.Perla entró a la habitación y cerró la puerta, tenía el corazón hecho trizas, se recostó contra la puerta y se puso la mano sobre su pecho, las lágrimas comenzaron a bañar sus mejillas."¿Cómo pude pensar que las cosas podían salir bien? era imposible, Arturo jamás iba a permitir que Jeremith y yo fuéramos felices."Pasó un minuto así, luego se limpió las lágrimas con el dorso de su mano y tomó una bocanada de aire."Debo marcharme ya, no puedo permanecer aquí por más tiempo"Buscó ropa sencilla y se cambió, luego tomó su bolso."No me llevaré nada más, nada de lo que recibí de Jeremith me pertenece."
Perla llegó a su casa, el taxista le ayudó a bajar las maletas y las dejó en la entrada, ella abrió la puerta, Fabiola estaba despierta y salió a la sala.—¡Perla! —Observó las maletas y notó la postura de fracaso que tenía su hija y se acercó a ella, Perla la abrazó y comenzó a llorar, Fabiola se consternó.—¿Te peleaste con Jeremith? —Arturo me puso otra trampa, Jeremith piensa que yo trabajé como prostituta y que me acosté con su primo Dimitri.—¿Dimitri? ¿Y ese quién es?—Es un primo de Jeremith que estaba fuera del país, él ya me había visto bailar; no entiendo, creo que él y Arturo están aliados, le hicieron creer a Jeremith que yo me había acostado con él por dinero, ahora Jeremith me odia porque cree que era prostituta.—Eso no es justo, Arturo ya se está pasando de la raya.—No pude defenderme, Jeremith jamás va a creerme, es definitivo que no desea verme jamás, me echó de su vida para siempre.***Reymond llegó a la casa de Jeremith, lo encontró en la sala sentado en los es
Reymond se encontraba en su despacho con uno de sus asistentes, de pronto su secretario le llamó por teléfono.—Dr. La señora Perla Hamilton desea verlo. —¡Perla! Está bien, dile que pase.Cuando ella llegó al despacho Reymond le pidió a su asistente que los dejara solos, luego se quedó mirando a Perla, notó la tristeza que había en su rostro, Perla siempre tenía sus ojos muy hermosos, eso estaba claro para él, pero ese día se veían opacos, habían perdido su brillo, Reymond se dijo en sus adentros que ella no podía estar fingiendo,esa mirada carfadayde tristeza no se podía fingir, pensó que tal vez ella si estaba sufriendo por Jeremith, intuyó que estaba realmente enamorada de él, pero a su vez pensó que aunque lo amara no podían seguir juntos, ella no era la mujer ideal para su primo, Jeremith debía olvidarse de ella y con seguir a otra que en verdad lo mereciera.—Siéntate.—Gracias. —Perla se sentó frente al escritorio, Reymond estaba en su silla detrás de este, él se quedó observ
Al otro día en la tarde Jeremith decidió hablar con Perla acerca de que se practicara el aborto, pero en casa no había nadie, Perla estaba trabajando y Fabiola había salido al parque con el niño. Una vecina le informó a Jeremith que Perla llegaría como a las seis, él decidió esperar hasta que ella llegara, miró el reloj, aún tardaría más de media hora, entonces decidió ir a un café cerca de ese lugar, bajó la laptop del auto para trabajar un rato y así aprovechar el tiempo.Perla llegó a la casa después de un largo día de trabajo, la piernas le dolían del cansancio, pero ella ya estaba acostumbrada a trabajar duro. Fue a la habitación a ponerse ropa cómoda para estar en casa, luego fue a la cocina y se sirvió un vaso de agua, estaba bebiendo cuando de pronto alguien llamó a la puerta, Perla sintió preocupación creyendo que tal vez se trataba de Arturo, la verdad era que ella tenía miedo de que él continuara acechandola.Fue a la sala y se acercó a la puerta, sin abrir preguntó:—¿Quié