26. ME VOY.
—Ismael, vamos a ir al médico.—No estoy enfermo, mamá.—Lo sé, pero debemos hacerte un examen. —¿Para qué? —su pregunta me hizo dudar, entre contarle la verdad o dar una mentira piadosa. —Tu padre no está muerto. —Ya lo sabía. —¿Qué? —me quedé mirándolo algo estupefacta. A veces Ismael me contrariaba, dudaba si en verdad era un niño.—Mamá, te escuche un día hablar por teléfono. Se que mi padre no está muerto —sabía muy bien a qué se refería. Pero no pensé que me hubiese escuchado. Esa noche en Londres, había bebido demasiado, aunque no tanto como para no saber lo que hacía, entonces llamé a la única amiga que tenía. Lucy.—¿Cómo estoy? Estoy jodida Lucy, tengo un hijo y mis padres quieren que regrese. —Alice, tal vez sea lo mejor, un poco de verdad en tu vida. Además tu hijo lo necesita. —Pero le dije que su padre estaba muerto, Lucy. Y cuando lo vean, van a querer quitarlo de mi lado. Ese niño es lo único que tengo en la vida, lo único bueno que he hecho con mi vida, Lucy, n
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