Dasha Petrov —Y-yo nunca he estado con nadie, Alek —confesé avergonzada y bajando la mirada. Él tomó nuevamente mi rostro entre sus manos y me hizo mirarlo, y, al hacerlo, me perdí en el azul de sus ojos. —Eso lo sé, y créeme que más feliz no puedo estar al saber que serás completamente mía en cuerpo y alma. —Acortó la poca distancia que había entre nosotros y me besó con pasión, robándome el aliento. Le seguí el beso permitiéndole la entrada de su lengua a mi boca, posé mis manos en su nuca y lo acerqué más a mí. Él tomó mis caderas entre sus manos y me pegó más a él —si es que eso era posible—, y al instante sentí el gran bulto entre sus pantalones, ruborizándome al instante. En definitiva, su amigo era demasiado grande. Se separó y me miró nuevamente a los ojos. —Desnúdate para mí, ángel. —pidió contra mis labios. —¿Y si no te gusta lo que ves? —Desde muy pequeña me sentía acomplejada con mi cuerpo, por lo que tener algo de seguridad conmigo misma a estas alturas era algo ca
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