Era de noche, avanzaba con dificultad, la arena no le permitía caminar deprisa, pero sobre todo esos malditos tacones ¿Por qué rayos los llevaba aún? Es más ¿Por qué traía tacones en la playa? ¿Y ese vestido de fiesta? No lo sabía, tampoco sabía de qué o de quién huía, era una locura, lo único que importaba era que tenía que salir deprisa y llegar hacia la carretera antes de que le dieran alcance.Divisó entre las palmeras un camino, sin pensarlo demasiado se dirigió hacia allá, se quitó los zapatos, se recogió el vestido y corrió.No debía estar demasiado lejos la carretera y una vez allí pediría al primer auto que la llevara. El caminito de piedra seguía extendiéndose, estaba más oscuro que en la playa, las palmeras se erguían amenazantes y entonces, empezó a sudar frío como si su sexto sentido se hubiese puesto en alerta de inmediato.De pronto lo comprendió, no estaba sola, alguien más estaba ahí cerca, demasiado cerca. Entonces lo vio, justo enfrente de ella la sombra de un hombr
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