Gran error, de haberlo sabido se hubiera obligado a seguir durmiendo o por lo menos fingir que lo hacía. Justo enfrente de su campo de visión estaba Máximo sentado en un sillón, la miraba fijamente pese a estar al teléfono. Cortó la llamada al verla despierta, haciendo que ella tragara saliva deseando no haber despertado jamás. Quiso cerrar los ojos, pero seguro que él se daría cuenta de su cobardía.Por la habitación aun se distinguía la luz del día y eso le dio la excusa perfecta para romper el contacto visual que sentía la atravesaba por completo. Desvió la vista a la pequeña ventana del avión, no tenía que hacer muchas preguntas para saber que iban en camino a Italia en el avión privado de su esposo… su esposo. Recordarlo le produjo un escalofrío. Se obligó a mirarlo de nuevo y a generar palabras
Iniciaría los trámites del divorcio en cuanto pudiera.Una llamada a la puerta, la sacó de sus pensamientos.¿Señora Vecchio? – habló una voz femenina.¿Sí? – Asomó únicamente la cabeza.Su esposo me pidió le trajera esto- Le extendió una pequeña maleta.También me pidió le ayudara en todo lo que necesite.Por ahora estoy bien. Gracias de nuevo.Me da gusto que se encuentre bien. – le dijo la bonita y elegante azafata sinceramente.¿Tú me conoces? – preguntó curiosa.Por supuesto, señora – y le dirigió una brillante sonrisa.En ese caso, pasa por favor por que si necesito tu ayuda.Encantada señora Vecchio.Allyson, dime Allyson. – Y una chispa de esperanza surgió en su interior.Una vez duchada, cambiada y ayudada en todo momento, aunque no lo necesitaba por la chica. Empezó a conversar con ella. Al principio de cosas sin importancia.Entonces trabajas para mi esposo desde hace años.Así es. El señor Vecchio ha sido siempre un buen jefe.Me lo imagino – sonrió falsamente, para no des
-No debería haberte dicho eso – le dijo para calmar su furia. -Y yo debería haberlo hecho desde la primera vez que te vi, en el Hospital – le respondió aún alterada. -Gracias por tu sinceridad, pero te recuerdo que lo primero que hiciste cuando me viste fue desmayarte. - ¿Qué pruebas tienes para decirme que fui infiel? - Sin cambiar de tema como él lo estaba haciendo le recordó el motivo de la discusión. - ¿Qué más pruebas quieres que el haberte ido de casa sin ninguna explicación? Obviamente me dejaste por otro hombre. Máximo rogó por dentro para que ella le creyera eso. Tenía las pruebas más obvias y concluyentes contra ella de su infidelidad. Pruebas que lo habían vuelto loco de celos y de ira cuando las había tenido en su poder. Sentimientos que recordaba a la perfección y que hacían que quisiera matar a alguien. Se obligó nuevamente a controlar sus emociones. La observó y vio que titubeaba. Era perspicaz, Allyson era una mujer inteligente y era una de las cosas que lo habían
Al terminar el discurso ella se había sentido satisfecha. La gente se había reunido en otro enorme salón dónde se habían puesto muchas valiosas obras de arte propiedad de la familia dueña del hotel, los Vecchio de quien no sabía demasiado y mientras todos las admiraban, el champán y bocadillos deliciosos circulaban incesantemente. En vano lo había buscado con la mirada, pero no la tenía fácil pues era abordada con regularidad por diversas personas y ella todo encanto y profesionalidad había charlado con todos, no debía olvidar que era un evento para recaudar fondos. Por lo pronto sabía que William ya había recibido numerosos cheques y el evento estaba saliendo mejor de lo esperado.Fue cuando ella se acercó a William respondiendo a su llamado que lo vio. No se había fijado antes pues otras personas lo cubrían. Y simple y sencillamente se lo quedó mirando, sin decir nada contemplándolo. Él actuó igual que ella y fue hasta que un William muy enfadado que se esforzaba por disimular su e
Ella recordaba esa primera noche cuando habían cenado juntos. Todo encanto y seducción. La había dejado completamente perdida de anhelo por verlo de nuevo y eso la había asustado por que por primera vez vio el peligro, lo que ocurriría si se enamoraba de un hombre así. Famoso por sus conquistas, las más bellas mujeres habían pasado por su cama sin lograr atrapar al soltero de oro.Empresas Vecchio abarcaba diversos negocios: hoteles, bienes raíces, construcción y software con considerable éxito. Era además un basto conocedor y poseedor de arte tanto florentino como de diversas culturas, siglos y periodos.Lo único que pensó es que ella no debía dejarse seducir por un hombre con semejante carisma y poder, se enamoraría sin remedio y seguramente luego la dejaría por otra. Era demasiado independiente como para depender del amor o el deseo que le hicieran sentir y aunque nadie había logrado despertar en ella esas necesidades, sabía que Máximo Vecchio las despertaría todas. No tenía que se
Máximo deslizó las manos por su espalda hasta su trasero, el cual acarició y levantó hacia él, pegándola aún más a su cuerpo lo que a ella le permitió sentir la fuerza de su excitación.Tembló ligeramente al comprobar lo excitado que él estaba. Antes que se diera cuenta, él ya le había quitado el vestido y la había dejado en ropa interior. Un calor apremiante sintió por todo el cuerpo, sobre todo entre las piernas, una necesidad, un ansia que sólo el podría llenar.La llevó a la enorme cama de su dormitorio, la depositó con sumo cuidado. Se empezó a quitar la camisa, mientras ella estaba absorta en cada uno de sus movimientos. Tenía un torso hermoso, los músculos marcados que invitaban a ser acariciados.Automáticamente ella estiró la mano para atraerlo hacia ella, lo tomó por el cuello y enredó sus dedos en su maravilloso pelo del color del ébano para besarlo. Él siguió el recorrido hacia abajo besándola en el cuello y por fin liberando sus doloridos pechos. El deseo de él era más qu
A unos kilómetros de allí y con una copa de excelente vino blanco procedente de uno de los viñedos de la familia. Máximo intentaba con poco éxito escuchar a su abuelo. Este se encontraba realmente entusiasmado con la perspectiva de ver nuevamente a Allyson, el ver la alegría del anciano había hecho que Máximo luchara contra los sentimientos encontrados que tenía. Ira porque esa embustera tenía un lugar en el corazón del anciano, pero el ver que su abuelo se ponía alegre le hacía sentirse un tanto aliviado. Enfermo como estaba, con la salud precaria no siempre tenía motivos para reír, cosa que con Allyson hacía frecuentemente cada que se veían, la chispa en los ojos del anciano era evidente y entonces Máximo se dio cuenta que hacía mucho que no la veía. Igualmente, él se sentía diferente, como si hubiera vuelto a la vida. Incomodo por ese pensamiento, se acabó el vino de un trago y su abuelo con esos ojos astutos lo observó. Error, su abuelo no era fácil de engañar y se preparó para s
Fabricio Vecchio era un encanto, pero no cuando se trataba de doctores, hospitales y medicamentos. Grace era la única que no había salido corriendo, llevaba más de 12 años en la casa y Máximo le tenía especial cariño al igual que ella a él, aunque era otra fan de Allyson, las dos habían congeniado y se habían hecho amigas.Hola, cariño – le había saludado afablemente Grace.Hola Grace ¿mi abuelo te ha hecho enojar mucho esta semana?No tienes idea – dijo Grace y puso los ojos en blanco.Eres única ¿lo sabes verdad? Por que mira, que soportar a Fabricio.Sí, lo sé. – dijo Grace y rió con ganas.Eh, que estoy aquí ¿Por qué hablan como si no me encontrara en la habitación? – dijo su abuelo intentando aparentar enojo sin mucho éxito.Abuelo, Grace, debo irme.Saludos a Allyson y tráela a casa. – dijo su abuelo.Veré que puedo hacer.Nada, simplemente tráela y es una orden.Ve con cuidado Max y salúdame a Allyson – Grace intervino.De tu parte Grace, nos vemos pronto abuelo.Más te vale qu