Ella le lanzó una mirada fulminante y salió precipitadamente de allí dejándolo atrás. En cuanto salió de la villa echó a correr, esperando que el viento que sentía en el rostro acabara con sus deseos de echarse a llorar. Las lágrimas pugnaban por salir y ella furiosa por ese hecho intentaba controlarse, pero lo cierto era que no podía. Corrió hacia la playa y siguió corriendo. Sintiendo en el rostro la brisa del mar y absorbiendo el aroma salado. Una ligera lluvia empezó a caer y lo agradeció pues el agua le lavaba el rostro de las lágrimas que ya salían sin control.Corrió con más fuerza y deseó gritar. Se alejó lo suficiente como para no tener turistas o pescadores cerca y finalmente se derrumbó sobre la arena, cayó de rodillas y lloró sin ninguna contención como un animal herido. Nada había salido como ella había esperado. Nada. Máximo estaba allí, la había seguido. Quizás para comprobar que ella si le era infiel, quizás la había seguido por que, a pesar de todo, el deseo que sentí
Fabricio está en serios problemas – Decía Máximo mientras caminaba por la playa con Allyson tomándola por la cintura y sin el menor atisbo de querer soltarla, sin importarles el agua de la lluvia que caía sobre ellos de manera intermitente. Y ¿eso por qué? – Le dijo ella sonriéndole de tal manera que lo dejó sin aliento ¿Cuánto hacía que no veía esa maravillosa sonrisa? ¿Qué no veía su rostro y su mirada en paz? ¿Qué no veía ese amor en sus ojos? Tragó saliva y la observó con más intensidad. - ¿Máximo? – Preguntó ella sonriendo divertida al ver que él se había quedado en blanco. ¿Qué decías? – Preguntó él sin seguir ya el hilo de la conversación, perdido de nuevo en ella. Que por qué razón Fabricio está en serios problemas. – Eso lo devolvió un poco a la realidad. Por que permitió que te enfrentaras a William tú sola. – Le dijo ceñudo. No tenía opción y creo que eso lo sabes. – Repuso ella. – Era yo la que se tenía que encargar del asunto y zanjarlo de manera definitiva. Puedo dec
Era de noche, avanzaba con dificultad, la arena no le permitía caminar deprisa, pero sobre todo esos malditos tacones ¿Por qué rayos los llevaba aún? Es más ¿Por qué traía tacones en la playa? ¿Y ese vestido de fiesta? No lo sabía, tampoco sabía de qué o de quién huía, era una locura, lo único que importaba era que tenía que salir deprisa y llegar hacia la carretera antes de que le dieran alcance.Divisó entre las palmeras un camino, sin pensarlo demasiado se dirigió hacia allá, se quitó los zapatos, se recogió el vestido y corrió.No debía estar demasiado lejos la carretera y una vez allí pediría al primer auto que la llevara. El caminito de piedra seguía extendiéndose, estaba más oscuro que en la playa, las palmeras se erguían amenazantes y entonces, empezó a sudar frío como si su sexto sentido se hubiese puesto en alerta de inmediato.De pronto lo comprendió, no estaba sola, alguien más estaba ahí cerca, demasiado cerca. Entonces lo vio, justo enfrente de ella la sombra de un hombr
¡No podía ser cierto! Allyson no recordaba nada, al menos nada en lo que a ellos se refería ¿Cómo rayos podía siquiera pensar en llevársela en ese estado y consumar su venganza? Ella realmente estaba mal, ¡Estaba internada en un Hospital por Dios santo! Sin embargo, ella no estaba muriéndose, no estaba agonizante, sólo de pensar en esas posibilidades se sintió enfermo. Y la idea de tenerla vulnerable solo para él apareció en su mente logrando que persistiera en su plan. Allyson gozaba del beneficio de no recordar, algo de lo cuál él no disfrutaba, debía tener presente que el accidente en realidad le otorgaba a ella el placer del olvido algo que él hubiese querido tener. Ella en realidad, por su propio bien estaba mejor así, sin recordar nada; pero se encargaría que recordara todo, absolutamente todo por que su mente estaba llena de recuerdos y su corazón rezumaba de amargura, ella era la única causante de sus males y merecía pagar por todo, tenía pleno derecho a ir por ella y sacárse
Máximo regresó al presente después de los vividos recuerdos de cuando la había visto por vez primera y de pronto lo invadió la inmensa necesidad de verla, ¿acaso tenia que vivir con el estigma de su recuerdo, con esa necesidad y anhelo de tenerla cerca aunque sea para sufrir? Estaba loco, esa era la única verdad.A muchos kilómetros de ahí Allyson Castillo estaba tratando de hacer las paces con ella misma, se había propuesto recuperar lo que pudiera de esos meses “oscuros” y todo había sido en vano. Se levantó de la cama del hospital y echó a andar hacia la ventana, el viento hacía volar las hojas de color café debido al otoño y anunciando el nuevo cambio de estación. Dadas las fechas ella no recordaba lo sucedido en la primavera y verano de ese año… de repente el corazón empezó a latirle con fuerza, “la primavera” Flores, muchas flores. Volteó como autómata hacia su habitación y al instante no era un cuarto de hospital lo que tenía ante sus ojos, si no una lujosa suite y flores por
Siendo ya una adolescente solían terminar enzarzadas en buenas peleas. La última fue cuando ella tenía unos 18 años y su abuela había jurado no verla nunca más y mucho menos incluirla en su testamento, a lo que Allyson había respondido con una carcajada furiosa diciéndole que le importaba un bledo y al salir había azotado la puerta con todas sus fuerzas. En realidad, yo también no entiendo la situación, es cierto que jamás había cruzado palabra con ella, pero sabía de su actitud hacia ti y tus padres, sin embargo, cuando la vi estaba realmente preocupada y me sorprendió. De hecho, fui a verla por que me llamó por teléfono – llegado a ese punto Jaquie calló como queriendo explicar algo que ella misma no entendía. ¿Te llamó por teléfono? ¿Pero como es que tiene tu número? – preguntó realmente extrañada Allyson – Tú se lo diste… ¿Yo? – y a continuación rió a carcajadas por lo absurdo de la situación, ella jamás había hablado con su abuela desde entonces, ni siquiera por teléfono. Si e
¿Qué pasará contigo? ¿regresarás a España?Sí, es lo que precisamente haré. Y tú irás al país de donde es tu esposo ¿verdad?¿Lo has recordado? –preguntó sonriente JacquelineNo, pero no hay que ser adivino para darse cuenta.Sí, ¿recuerdas lo que decíamos de los italianos cuando éramos adolescentes? – le preguntó divertida.Que nos iríamos juntas a Italia, encontraríamos guapísimos italianos y tendríamos apasionados romances con ellos. Para después irnos a Grecia y hacer exactamente lo mismo. Que decadente ¿no? Nos creíamos tan liberadas e independientes en todo, que sólo queríamos pasión, nada de amor y compromisos –Recordó con nostalgia.Y así lo hicimos, viajamos y conocimos Italia, Grecia, pero no fuimos tan liberadas como para tener aventuras amorosas de unos pocos días – Y una leve sombra ensombreció brevemente los ojos de Jaquie, para sonreír inmediatamente después.Sí, fuimos un desastre en cuanto a eso en esa ocasión –y rieron con ganas – Pero a pesar de ello, seguimos con l
Aquello último lo pilló casi por sorpresa, había olvidado lo bien que ella lo había llegado a conocer, tanto como para poder interpretar sus gestos, aunque estos fueron mínimos, lo mismo que a él le había sucedido con ella y lo irónico del asunto es que Allyson no se percataba de ello, la muy ingrata se había apoderado de todo su ser, sólo para después hacerle estallar en pedazos. No merecía la piedad del olvido, estaba seguro que ella antes de su amnesia no sintió la más mínima compasión por todo lo que había provocado. La ira se apoderó nuevamente de él y deseó poder descargar toda su furia aunque eso significara emprenderla a golpes con la pared, por que aunque ella se mereciera el peor de los castigos él nunca había pensado en esa clase de venganza, tenía en mente otras maneras para hacerla pagar sin perjudicar esa bella cara y ese cuerpo de pecado cuando de pronto captó lo dicho por ella ¿Hombre de sus pesadillas…? ¿Soy el hombre de tus pesadillas? -Le preguntó sin más, Allyso