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Todos los capítulos de Mi Rey: Capítulo 41 - Capítulo 50
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Soy tu reina
Una hora después, mientras Nita correteaba a Shiry por el jardín ya seguro con el estanque cercado (Tristan realmente logró que construyeran eso muy rápido), la reina estaba haciendo todo lo posible para conseguir que el rey levante su trasero de su nuevo trono, la silla de ruedas, pero incluso con las amenazas que pudo o no pudo haber hecho Neid él seguía poniendo poco entusiasmo al respecto.—¡Vamos! Esto no va a funcionar si no pones más entusiasmo —reclamó ella por enésima vez, jalando sus manos para que se levantara, pero se estaba resistiendo y luchaba por librarse de su agarre.—Te digo que no puedo pararme —repitió también por enésima vez.—Lo hiciste antes, podrás hacerlo ahora. —Bufó, soltándolo por fin y tomando aire—. No puedes esperar que pase mágicamente, tiene que salir de tu voluntad. —Lo miró con el ceño fruncido.—Lo intento, simplemente no puedo. No puedo ni siquiera mover los pies. No puedo sentir nada. —Miró con desanimo a sus piernas inmóviles—. Las otras veces s
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La debilidad del rey
Al día siguiente Tristan estuvo ocupado con asuntos del orfanato y la remodelación del castillo, así que cancelaron los intentos de ayudarlo a caminar esa vez y lo intentaron al otro día, cosa que Kairi pronto se dio cuenta de que fue un error porque eso le costó a su progreso y tardó mucho en poder pararse por su cuenta y solo pudo dar tres pasos antes de caerse encima de ella otra vez. De nuevo, eso puso muy nerviosa a Kairi, así que intentó buscar la forma de solucionar el problema lo antes posible. Decidieron, con el consejo de la doctora Noreia y Lord Shawn, que tenía que practicar diariamente, incluso con o sin ayuda de su esposa, pero no podía seguir retrocediendo. Aun así, Kairi insistió en que se hagan un espacio cada día para las prácticas, y decidieron que ese espacio sería poco después del almuerzo y poco antes de la hora en la que acordaron trabajar juntos en los asuntos del reino. Así pasaron un mes, en un proceso largo y bastante doloroso para él por los calambre
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Rey pervertido
A la mañana siguiente, mientras Shiry estaba bajo el cuidado de su tía Elvia, Kairi fue interrumpida de su lectura por un llamado a la puerta, que abrió de inmediato, sorprendiéndose de hallar a un muy nervioso Tristan viéndose algo tímido mientras la miraba, derecho en sus dos pies sin ninguna ayuda, ya volviendo a pararse y caminar con normalidad.—Disculpa que te moleste —habló vacilante—, pero unos comerciantes extranjeros me esperan a las afueras de la ciudad con una serie de… artilugios, que me gustaría que examinaras para determinar cuál es el más adecuado para cierto evento. —Carraspeó incómodamente—. En fin, básicamente quiero que me acompañes para que elijas algo, ya que confió mucho en tu juicio. —Tosió nervioso.—Eh. — Ella alzó una ceja—. ¿Por qué una reunión de este tipo? ¿No pueden estos comerciantes venir al palacio? —preguntó perpleja.—Podrían, sí —De repente su gesto se retorció en molestia—, pero son unas personas… complicadas. No iban a acceder a venderme a men
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Paseo en la ciudad
La pequeña mujer rubia se le quedó mirando a Kairi con los ojos muy abiertos por un segundo, antes de estallar en carcajadas, cayendo al suelo y sujetándose su estómago por un minuto o dos mientras ella la miraba confundida y su esposo con resignación. Al cabo de un rato se levantó otra vez, limpiándose las lágrimas de risa.—¡Vaya, rey pelele! ¡Veo que te conseguiste una buena mujer que te tenga bien cortito! —Sonrió burlonamente—. Me agradas reinita. —Le palmeó el hombro—. Ya, síganme, dejemos de perder el tiempo. Cuanto antes terminemos antes dejaran de fastidiarme. —Sin más entró a la cabaña como si nada, dejando a los reyes parados estáticos por un momento, antes de que la reina mirara a su rey con los brazos cruzados.—¿Zorra de la semana? —Lo miró de forma acusadora, sin saber por qué de repente sus ganas de ahorcarlo habían regresado.Tristan tosió incómodamente.—Solo es algo que malentendió de Meredith. —Se excusó rápidamente—. Solo he estado con cinco mujeres aparte de
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Arranque de pasión
Orion y Meri igual estaban cansados por tanta caminata, así que Tristan y Kairi decidieron ir a pie el resto del camino al palacio, ya que no estaban muy lejos, conversando de vez en cuando sobre los acontecimientos del día o lo mucho que su pequeña debía estar extrañándolos. Llegaron de nuevo al palacio y a los establos justo cuando el sol apenas era visible en el horizonte.Devolvieron a los caballos a sus lugares y Kairi decidió que tenía que agradecerle a Tristan por tan agradable velada. La verdad que si fue muy divertido y maravilloso, sobre todo le gustó el restaurante de comida extranjera. Tenían que volver ahí algún día, tal vez con Shiry.—Realmente la pasé muy bien hoy. —Le sonrió, muy agradecida—. Esperó que lo repitamos pronto, y deberíamos ir con nuestra hija. Y quizás con Meredith y Neid, seguro tendrían otros lugares que mostrarme. —Sonrió, ilusionada por la idea. —Sí, seguro que sí. Bares y más bares. —Rodó los ojos, pero le sonrió—. Sí, debemos hacerlo de nuevo
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Orgullo
Tal vez por milésima vez en esa noche, Kairi volvió a removerse entre sus sabanas, todavía sin lograr volver a conciliar el sueño desde que despertó hace pocas horas. Ya estaba amaneciendo y seguramente pronto le traerían a Shiry para que pudiera darle del pecho, ya que le gustaba que la amamantara a primera hora de la mañana, pero… la verdad seguía muy avergonzada por lo que había hecho la noche anterior. No había podido volver a conciliar el sueño, no después de lo que había hecho. Seguía sin poder creer lo que sucedió, seguía sin creer lo que estaba sintiendo en ese momento.Ella… se sentía feliz, y al mismo tiempo enojada consigo misma por eso.Que haya perdonado a Tristan no quería decir, de ninguna manera, que ya podría amarlo y permitir que la tomara y actuaran como marido y mujer normalmente como si nada. Eso era ridículo.O al menos, eso era lo que pensaba su mente, porque lo que sentía era un asunto completamente distinto. Por más que su consciencia le diera los mil y un
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Espadas
Al día siguiente, le trajeron a su hija muy temprano y bajo a desayunar con ella en brazos esperando no ver a su esposo en el comedor, ya que el reycito siempre evitaba ese lugar cuando tenían algún episodio como ese. Y, justo como esperó, no estaba allí, por lo que pudo comer tranquilamente en compañía de su cuñada y su esposo y demás miembros del palacio.Cuando terminó el desayuno, preguntó a Meredith por el paradero de su marido, sabiendo que sí alguien sabía, debía ser ella. En efecto, su casi-suegra le informó que el hombre de ojos claros se encontraba en su oficina ocupándose de algunos asuntos del reino o algo así.Dejó a Shiry bajo el cuidado de Elvia y se dirigió a buscar a Tristan sin ninguna razón verdadera, solo… quería verlo… y quizás aclararle que la noche de pasión que tuvieron fue solo un desliz y que deberían tomar las cosas con más calma, aunque la verdad ni ella estaba segura de qué ritmo quería darle a su relación. Entró en su oficina ya familiar para ella debido
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Un poco más cerca
Estuvieron practicando por media hora más o menos, Kairi recuperó un poco la mano con lo que en el pasado había sido su afición favorita, pero tuvo que dejar por las insistencias de Shirley sobre que no era "propio de una princesa" y gracias a volver paranoicos a su hermano y su padre le prohibieron hacer y sus intereses se inclinaron hacia los libros.Fue divertido, aunque se notaba que él realmente no se estaba esforzando demasiado, sí que le daba pelea y parecía divertirse también incluso aunque Kairi le hizo un par de pequeños cortes en las manos, pero finalmente le arrancó la espada de las manos y cayeron sentados en el suelo para descansar.—Eso fue entretenido —comentó ella alegremente, feliz de sentir el picor familiar en sus manos después de haber tenido una dura batalla contra un oponente que la tomaba en serio a pesar de ser una mujer.—Sí. Me gusto volver a usar esa espada. Mi padre me la había regalado con la promesa de que era la mejor que este reino, un reino guerrero p
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Enamorada
—Wow… eso fue realmente maravilloso —murmuró Kairi, finalmente decidiéndose a decir algo, acariciando con cariño el pecho de su esposo. —Me alegra que te gustara… —Le acarició el cabello con suavidad—. Entonces… A pesar de lo que pasó entre nosotros, ¿seguimos siendo amigos? ¿Solo amigos?—Yo… sí, creo que eso es lo mejor. —Probablemente lo que sentía por él era amor, pero no estaba segura y por mientras quería ir lento en cuanto la etiqueta que definía su relación. Aunque eran marido y mujer, eso era más por el bien de sus reinos, nunca actuaron como tal, y ahora, dejando aparte el aspecto sexual, prefería intentar ser solo amigos, más como una prueba antes de… antes de comportarse como un verdadero matrimonio, algo que jamás pudieron ser. —N-no hablemos de esto —exclamó con nerviosismo, alejándose un poco de él para tomar distancia y no sentirse tan a su merced—. Intentemos… intentemos ser amigos. ¿Eso está bien para ti, mi rey?—Por supuesto… —Suspiró, también tomando cierta di
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Esposa
Al volver con los demás y recuperar a su hija, alejándola de su consentidora tía, Tristan les pidió que se adelantaran a sentarse en los jardines y él las alcanzaría en un momento porque tenía algo que hacer, aunque no quiso decirle qué.Se entretuvo sentada a la sombra de los árboles teniendo una pequeña conversación con su niña para tratar de ayudarla en su pronunciación con algunas palabras difíciles que le costaban por al menos media hora, antes de que oyera pasos acercarse y viera a su marido llegar con dos sirvientes cargando bandejas y jarras de jugo. Él sorprendentemente también cargaba con una bandeja y una jarra, y parecía venir discutiendo algo con los sirvientes.—Aun así no necesitaba ayuda. ¿Cuándo han visto en toda mi vida que se me cayera algún plato? —se venía quejando él con esa actitud adorable suya de niño mimado.—Lo sabemos, majestad, lo sabemos. —Rio afablemente uno de los sirvientes, que era un hombre de edad avanzada—. Siempre fuiste un niño que no rompía ni u
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