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Todos los capítulos de Mi Rey: Capítulo 31 - Capítulo 40
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No quiero tu amor
Terminó la papilla y se fue de la cocina para tomar rumbo al jardín, donde ya estaban instalados bajo una gran sombrilla para cubrirlos del sol Tristan en su silla de ruedas sosteniendo a su pequeña Shiry con Nita sentada a su lado haciéndole mimos a esta. Frunció el ceño al ver la mano de la enfermera en el hombro del rey y se apresuró a llegar hasta ellos, dejando la papilla en la mesilla y tomando a su hija sin previo aviso, a lo que los dos que la habían estado cuidando la miraron confundidos, pero ella solo se bajó un lado de su vestido para darle de comer a su hija, que prefería primero la leche y luego la papilla, la pequeña exigente.—¡Kairi! —Meredith llegó pavoneándose contenta del brazo de su marido—. ¡Te llegaron unas cartas, querida! —Agitó cuatro sobres que seguramente venían de parte de sus familiares.—Oh, gracias. —Sonrió tomando los sobres, comprobando que efectivamente pertenecían a su padre, sus hermanos, y una también era de su cuñada Elvia, que considerada.
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No puedo
Llorar hasta dormir era algo que Kairi hace mucho no hacía, de hecho, era algo que nunca había hecho, a excepción de una sola vez, una sola noche, esa noche, su noche de bodas.Se despertó poco antes de que amaneciera por un llamado a su puerta y un leve sonido de llanto del otro lado.—Kairi, lamento despertarte, pero creo que Shiry tiene hambre y no puedo calmarla así que vine a… ¿Qué te pasó? —Meredith empezó a hablarle sobre su bebé cuando le abrió la puerta, para luego preguntar aquello al notar su estado, su rostro con rastros secos de lágrimas.—Estábamos hablando de lo más bien y él solo… me besó y lo arruinó todo —concluyó su relato con las dos sentadas en la cama, tomando a Shiry en sus brazos para amamantarla. —Ya veo. —Asintió muy seria—. Pero, ¿por qué te pusiste así? —Alzó una ceja.—¿Todavía lo preguntas? —Tenía que estar bromeando—. Lo odio, apenas lo soporto. Tal vez no te guste escucharlo, pero tú mejor que nadie sabes todo lo que me hizo. ¿Alguien más necesitaba q
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Distancia
Al despertar a la mañana siguiente, bajo vacilante al comedor con Shiry en brazos, aliviándose al ver que su padre no estaba allí, aunque eso ponía un poco triste a Kenny por no poder desayunar con Nita, que como siempre debía estar donde el rey estuviera. Se mantuvo con un ánimo sombrío los siguientes días, pesé a la alegría general que tenían todos porque estaban a poco de celebrar el año nuevo y querían preparar un lindo espectáculo de fuegos artificiales para la reina y la princesita. Tristan la estuvo evitando como a la peste los últimos días. Cuando quería pasar tiempo con su hija, mandaba a Nita a buscarla, fijando ya la hora en la que se la devolvería y en dónde tenía que esperar por ella. Tampoco lo volvió a ver en el comedor. Según Kenny, él ahora desayunaba, cenaba y almorzaba en su habitación. Llego el día anterior a año nuevo y el palacio era un caos de sirvientes yendo de aquí para allá. Iban a ofrecer un gran banquete en los jardines e invitarían a la gente del puebl
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Sueños íntimos
Shiry se durmió enseguida apenas la colocó en su cuna, pero ella no tuvo tanta suerte, tardó mucho en conciliar el sueño, en parte por el ruido que venía de todas direcciones esa noche en el palacio, y en parte por sus estúpidos pensamientos tontos sin sentido. Esa noche, no pudo evitar soñar con su rey. Soñó con sus besos y sus caricias, soñó con tenerlo en su cama, sobre ella, brindándole esos placeres que la volvieron loca en las pocas noches que compartieron juntos. Se imaginó a sí misma saboreando sus labios, introduciendo su lengua en su boca como tanto fantaseó en esas noches que compartieron. Lo imaginó gimiendo de gusto y tomando el control, abriéndole las piernas y entrando en ella sin vacilación, arrancándole un grito de puro placer. Un agradable hormigueo la invadió mientras la penetraba con fuerza, subiendo desde las puntas de sus pies y escalando por sus piernas que se curvaron alrededor de la cintura de Tristan, un hormigueo que siguió creciendo y creciendo hasta
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Algo más
Su hermano Reiden, su cuñada embarazada y sus dos sobrinas llegaron una hora después de que empezara la fiesta, y Shirley de inmediato le devolvió a Shiry a su padre y ambas hermanas corrieron con su hermano mayor que desde hace tiempo que no veían, mismo que las recibió con los brazos abiertos y una gran sonrisa.Abrazaron también a su cuñada, felicitándola por su embarazo de apenas cuatro meses, y luego saludaron a sus sobrinas de ocho y seis años, aunque apenas lograron hacer que las pequeñas les prestaran atención, puesto que estaban algo impresionadas por las bellas decoraciones de flores y las mesas atiborradas de pasteles y demás comidas de fiesta.Reiden saludó con mala cara al esposo de Shirley y dio un gran abrazo a sus sobrinos, ya que también recién los estaba conociendo, luego Kairi suspiró y lo tomó del brazo para presentarle a su marido y a su hija, poniendo una sonrisa en su cara fingiendo que todo estaba bien con ellos, solo para asegurarse de que su hermano no presin
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Momentos juntos
La tormenta paró, pero, ya que estaban, decidieron celebrar allí en el palacio el cumpleaños de la esposa de su hermano, aunque en parte era una excusa para alargar más su estadía en Lennox y que Kairi pudiera disfrutar más con su familia. Aun así, después de la segunda fiesta su familia y Elvia y su esposo finalmente empacaron sus cosas y, después de muchas llorosas despedidas, partieron de nuevo cada uno a sus respectivos hogares. Y entonces todo en el palacio volvió a ser como antes. Su esposo volvió a evitarla como si fuera la peste, cosa con la que estaba perfectamente bien, obviamente. No le afectaba ni en lo más mínimo. Eso se decía una y otra vez. Shiry se quedó llorando un poco después de que sus primos y compañeros de juego se tuvieran que marchar, pero pronto Kairi supo compensar la falta jugando con ella todo el tiempo y cantando juntas, siempre le había cantado, pero ahora a ella le gustaba seguirle el ritmo tarareando adorablemente. Siempre tenía que estar alguien cui
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Imposible
—¿Aún no lo perdonas? —preguntó Meredith en compañía de Kenny mientras los tres estaban en su habitación, habían estado hablando sobre como él debería declarársele a Nita, pero de repente la mujer mayor simplemente giró el tema a ese, del cual no había dejado de insistir ni una sola vez desde que lo planteó hace meses ya.Kenny frunció el ceño al escuchar aquello. Kairi ya le había hablado sobre como la rubia quería que perdonara el rey, pero no había expresado ninguna señal de acuerdo ni de desacuerdo.—No empieces con esto de nuevo —gruñó bruscamente, feliz de que su hija esté en su cuna profundamente dormida—. Ya te he dicho que no lo voy a hacer. —En serio, ¿por qué insistía? Era frustrante.—Y yo ya te he dicho que no puedes seguir así. —Se masajeó las sienes—. Por todos los cielos, cada vez que te inundan los recuerdos, pareces a punto de llorar o te pones tan agresiva que darías miedo si no fueras una ternurita adorable de menos de un metro sesenta. —Se cruzó de brazos con u
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Perdonar
Al día siguiente, cuando tuvo que pasar la hora obligatoria con Tristan en el jardín, lo miró un poco peor que de costumbre, a causa de los recuerdos que anoche habían vuelto a atormentarla después de las palabras de Kenny y Meredith.Ya estaban en plena primavera y el jardín se había llenado de mariposas. Shiry corría de un lado a otro persiguiendo a todas las que podía ya casi sin tambalearse. Había una mariposa en específico que llamaba la atención de la pequeña, esta era negra con los contornos de las alas violetas, y por momentos era a la única a la que perseguía, pero entonces esta volaba alto por los árboles y se perdía fuera de su vista a lo que comenzaba a perseguir a otras, pero apenas volvía la negra su atención a ella también.Tristan se notaba triste mirando atentamente a su hija, si triste por sus complejos de paralitico o por como Kairi no dejaba de mirarlo mal, ella no lo sabía.—¡Señora Kairi! —Oyó el llamado de Nita a lo lejos y la vio cargando cinco grandes cajas
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Pensamientos indecentes
Con su hija firmemente sujeta en sus brazos, Kairi se abrio camino a través de los jardines del palacio de Lennox para llegar hacia donde podía vislumbrar a su esposo junto a su enfermera Nita a varios metros de donde algunos sirvientes estaban construyendo una valla con maderas de un metro de largo para bordear el estanque de una buena vez y así evitarse más accidentes innecesarios. —Buenas tardes —los saludó algo incomoda una vez llegó hasta ellos. —Buenas tardes, majestad —respondió la enfermera de larga trenza castaña, haciéndole una pequeña reverencia, mientras que Tristan solo asintió, con su vista fija al frente, supervisando la construcción. —Tristan, tú diste la orden de construir aquella cerca inmediatamente, ¿verdad? —Solo habían pasado dos días desde el incidente con su hija y ya estaba a medio terminar, los obreros trabajaban rápido. —Sí. Yo… no creí que fuera prudente seguir teniendo este lugar tan desprotegido con una niña pequeña dando vueltas por aquí —murmuró vie
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No cambiaría nada
—¡¿En serio lo hiciste pararse?! —chilló Meredith sacudiendo sus hombros frenéticamente. Hasta Neid había abierto levemente su ojo bueno para mirarla con incredulidad—. ¡Bendita seas, muchacha! Tú realmente eres un ángel que me mandaron los cielos. —Le dio uno de sus sofocantes abrazos quiebra-huesos.—Pues si no quieres que a los cielos vuelva, te recomiendo que dejes de asfixiar a tu ángel, Mere —comentó el general espeluznante casualmente, sin dejar de peinar el cabello de la heredera al trono mientras esta estaba entretenida dibujando.—¡UPS! ¡Lo siento! —La soltó de inmediato, con una sonrisa nerviosa, por fin permitiéndole respirar—. Lo siento, querida. —Sacó la lengua tontamente—. De todos modos —La miró curiosamente—, ¿planeas seguir ayudándolo a que vuelva a caminar? Tú eres la única a la que escucha, a mí no me deja ni hablarle del tema. —Junto las manos, suplicante.—Emm… —En realidad, no había pensado en eso—. No lo sé, no creo que sea buena idea. —Frunció el ceño y la car
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