Llorar hasta dormir era algo que Kairi hace mucho no hacía, de hecho, era algo que nunca había hecho, a excepción de una sola vez, una sola noche, esa noche, su noche de bodas.Se despertó poco antes de que amaneciera por un llamado a su puerta y un leve sonido de llanto del otro lado.—Kairi, lamento despertarte, pero creo que Shiry tiene hambre y no puedo calmarla así que vine a… ¿Qué te pasó? —Meredith empezó a hablarle sobre su bebé cuando le abrió la puerta, para luego preguntar aquello al notar su estado, su rostro con rastros secos de lágrimas.—Estábamos hablando de lo más bien y él solo… me besó y lo arruinó todo —concluyó su relato con las dos sentadas en la cama, tomando a Shiry en sus brazos para amamantarla. —Ya veo. —Asintió muy seria—. Pero, ¿por qué te pusiste así? —Alzó una ceja.—¿Todavía lo preguntas? —Tenía que estar bromeando—. Lo odio, apenas lo soporto. Tal vez no te guste escucharlo, pero tú mejor que nadie sabes todo lo que me hizo. ¿Alguien más necesitaba q
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