Al despertar a la mañana siguiente, bajo vacilante al comedor con Shiry en brazos, aliviándose al ver que su padre no estaba allí, aunque eso ponía un poco triste a Kenny por no poder desayunar con Nita, que como siempre debía estar donde el rey estuviera. Se mantuvo con un ánimo sombrío los siguientes días, pesé a la alegría general que tenían todos porque estaban a poco de celebrar el año nuevo y querían preparar un lindo espectáculo de fuegos artificiales para la reina y la princesita. Tristan la estuvo evitando como a la peste los últimos días. Cuando quería pasar tiempo con su hija, mandaba a Nita a buscarla, fijando ya la hora en la que se la devolvería y en dónde tenía que esperar por ella. Tampoco lo volvió a ver en el comedor. Según Kenny, él ahora desayunaba, cenaba y almorzaba en su habitación. Llego el día anterior a año nuevo y el palacio era un caos de sirvientes yendo de aquí para allá. Iban a ofrecer un gran banquete en los jardines e invitarían a la gente del puebl
Shiry se durmió enseguida apenas la colocó en su cuna, pero ella no tuvo tanta suerte, tardó mucho en conciliar el sueño, en parte por el ruido que venía de todas direcciones esa noche en el palacio, y en parte por sus estúpidos pensamientos tontos sin sentido. Esa noche, no pudo evitar soñar con su rey. Soñó con sus besos y sus caricias, soñó con tenerlo en su cama, sobre ella, brindándole esos placeres que la volvieron loca en las pocas noches que compartieron juntos. Se imaginó a sí misma saboreando sus labios, introduciendo su lengua en su boca como tanto fantaseó en esas noches que compartieron. Lo imaginó gimiendo de gusto y tomando el control, abriéndole las piernas y entrando en ella sin vacilación, arrancándole un grito de puro placer. Un agradable hormigueo la invadió mientras la penetraba con fuerza, subiendo desde las puntas de sus pies y escalando por sus piernas que se curvaron alrededor de la cintura de Tristan, un hormigueo que siguió creciendo y creciendo hasta
Su hermano Reiden, su cuñada embarazada y sus dos sobrinas llegaron una hora después de que empezara la fiesta, y Shirley de inmediato le devolvió a Shiry a su padre y ambas hermanas corrieron con su hermano mayor que desde hace tiempo que no veían, mismo que las recibió con los brazos abiertos y una gran sonrisa.Abrazaron también a su cuñada, felicitándola por su embarazo de apenas cuatro meses, y luego saludaron a sus sobrinas de ocho y seis años, aunque apenas lograron hacer que las pequeñas les prestaran atención, puesto que estaban algo impresionadas por las bellas decoraciones de flores y las mesas atiborradas de pasteles y demás comidas de fiesta.Reiden saludó con mala cara al esposo de Shirley y dio un gran abrazo a sus sobrinos, ya que también recién los estaba conociendo, luego Kairi suspiró y lo tomó del brazo para presentarle a su marido y a su hija, poniendo una sonrisa en su cara fingiendo que todo estaba bien con ellos, solo para asegurarse de que su hermano no presin
La tormenta paró, pero, ya que estaban, decidieron celebrar allí en el palacio el cumpleaños de la esposa de su hermano, aunque en parte era una excusa para alargar más su estadía en Lennox y que Kairi pudiera disfrutar más con su familia. Aun así, después de la segunda fiesta su familia y Elvia y su esposo finalmente empacaron sus cosas y, después de muchas llorosas despedidas, partieron de nuevo cada uno a sus respectivos hogares. Y entonces todo en el palacio volvió a ser como antes. Su esposo volvió a evitarla como si fuera la peste, cosa con la que estaba perfectamente bien, obviamente. No le afectaba ni en lo más mínimo. Eso se decía una y otra vez. Shiry se quedó llorando un poco después de que sus primos y compañeros de juego se tuvieran que marchar, pero pronto Kairi supo compensar la falta jugando con ella todo el tiempo y cantando juntas, siempre le había cantado, pero ahora a ella le gustaba seguirle el ritmo tarareando adorablemente. Siempre tenía que estar alguien cui
—¿Aún no lo perdonas? —preguntó Meredith en compañía de Kenny mientras los tres estaban en su habitación, habían estado hablando sobre como él debería declarársele a Nita, pero de repente la mujer mayor simplemente giró el tema a ese, del cual no había dejado de insistir ni una sola vez desde que lo planteó hace meses ya.Kenny frunció el ceño al escuchar aquello. Kairi ya le había hablado sobre como la rubia quería que perdonara el rey, pero no había expresado ninguna señal de acuerdo ni de desacuerdo.—No empieces con esto de nuevo —gruñó bruscamente, feliz de que su hija esté en su cuna profundamente dormida—. Ya te he dicho que no lo voy a hacer. —En serio, ¿por qué insistía? Era frustrante.—Y yo ya te he dicho que no puedes seguir así. —Se masajeó las sienes—. Por todos los cielos, cada vez que te inundan los recuerdos, pareces a punto de llorar o te pones tan agresiva que darías miedo si no fueras una ternurita adorable de menos de un metro sesenta. —Se cruzó de brazos con u
Al día siguiente, cuando tuvo que pasar la hora obligatoria con Tristan en el jardín, lo miró un poco peor que de costumbre, a causa de los recuerdos que anoche habían vuelto a atormentarla después de las palabras de Kenny y Meredith.Ya estaban en plena primavera y el jardín se había llenado de mariposas. Shiry corría de un lado a otro persiguiendo a todas las que podía ya casi sin tambalearse. Había una mariposa en específico que llamaba la atención de la pequeña, esta era negra con los contornos de las alas violetas, y por momentos era a la única a la que perseguía, pero entonces esta volaba alto por los árboles y se perdía fuera de su vista a lo que comenzaba a perseguir a otras, pero apenas volvía la negra su atención a ella también.Tristan se notaba triste mirando atentamente a su hija, si triste por sus complejos de paralitico o por como Kairi no dejaba de mirarlo mal, ella no lo sabía.—¡Señora Kairi! —Oyó el llamado de Nita a lo lejos y la vio cargando cinco grandes cajas
Con su hija firmemente sujeta en sus brazos, Kairi se abrio camino a través de los jardines del palacio de Lennox para llegar hacia donde podía vislumbrar a su esposo junto a su enfermera Nita a varios metros de donde algunos sirvientes estaban construyendo una valla con maderas de un metro de largo para bordear el estanque de una buena vez y así evitarse más accidentes innecesarios. —Buenas tardes —los saludó algo incomoda una vez llegó hasta ellos. —Buenas tardes, majestad —respondió la enfermera de larga trenza castaña, haciéndole una pequeña reverencia, mientras que Tristan solo asintió, con su vista fija al frente, supervisando la construcción. —Tristan, tú diste la orden de construir aquella cerca inmediatamente, ¿verdad? —Solo habían pasado dos días desde el incidente con su hija y ya estaba a medio terminar, los obreros trabajaban rápido. —Sí. Yo… no creí que fuera prudente seguir teniendo este lugar tan desprotegido con una niña pequeña dando vueltas por aquí —murmuró vie
—¡¿En serio lo hiciste pararse?! —chilló Meredith sacudiendo sus hombros frenéticamente. Hasta Neid había abierto levemente su ojo bueno para mirarla con incredulidad—. ¡Bendita seas, muchacha! Tú realmente eres un ángel que me mandaron los cielos. —Le dio uno de sus sofocantes abrazos quiebra-huesos.—Pues si no quieres que a los cielos vuelva, te recomiendo que dejes de asfixiar a tu ángel, Mere —comentó el general espeluznante casualmente, sin dejar de peinar el cabello de la heredera al trono mientras esta estaba entretenida dibujando.—¡UPS! ¡Lo siento! —La soltó de inmediato, con una sonrisa nerviosa, por fin permitiéndole respirar—. Lo siento, querida. —Sacó la lengua tontamente—. De todos modos —La miró curiosamente—, ¿planeas seguir ayudándolo a que vuelva a caminar? Tú eres la única a la que escucha, a mí no me deja ni hablarle del tema. —Junto las manos, suplicante.—Emm… —En realidad, no había pensado en eso—. No lo sé, no creo que sea buena idea. —Frunció el ceño y la car