La tormenta paró, pero, ya que estaban, decidieron celebrar allí en el palacio el cumpleaños de la esposa de su hermano, aunque en parte era una excusa para alargar más su estadía en Lennox y que Kairi pudiera disfrutar más con su familia. Aun así, después de la segunda fiesta su familia y Elvia y su esposo finalmente empacaron sus cosas y, después de muchas llorosas despedidas, partieron de nuevo cada uno a sus respectivos hogares. Y entonces todo en el palacio volvió a ser como antes. Su esposo volvió a evitarla como si fuera la peste, cosa con la que estaba perfectamente bien, obviamente. No le afectaba ni en lo más mínimo. Eso se decía una y otra vez. Shiry se quedó llorando un poco después de que sus primos y compañeros de juego se tuvieran que marchar, pero pronto Kairi supo compensar la falta jugando con ella todo el tiempo y cantando juntas, siempre le había cantado, pero ahora a ella le gustaba seguirle el ritmo tarareando adorablemente. Siempre tenía que estar alguien cui
—¿Aún no lo perdonas? —preguntó Meredith en compañía de Kenny mientras los tres estaban en su habitación, habían estado hablando sobre como él debería declarársele a Nita, pero de repente la mujer mayor simplemente giró el tema a ese, del cual no había dejado de insistir ni una sola vez desde que lo planteó hace meses ya.Kenny frunció el ceño al escuchar aquello. Kairi ya le había hablado sobre como la rubia quería que perdonara el rey, pero no había expresado ninguna señal de acuerdo ni de desacuerdo.—No empieces con esto de nuevo —gruñó bruscamente, feliz de que su hija esté en su cuna profundamente dormida—. Ya te he dicho que no lo voy a hacer. —En serio, ¿por qué insistía? Era frustrante.—Y yo ya te he dicho que no puedes seguir así. —Se masajeó las sienes—. Por todos los cielos, cada vez que te inundan los recuerdos, pareces a punto de llorar o te pones tan agresiva que darías miedo si no fueras una ternurita adorable de menos de un metro sesenta. —Se cruzó de brazos con u
Al día siguiente, cuando tuvo que pasar la hora obligatoria con Tristan en el jardín, lo miró un poco peor que de costumbre, a causa de los recuerdos que anoche habían vuelto a atormentarla después de las palabras de Kenny y Meredith.Ya estaban en plena primavera y el jardín se había llenado de mariposas. Shiry corría de un lado a otro persiguiendo a todas las que podía ya casi sin tambalearse. Había una mariposa en específico que llamaba la atención de la pequeña, esta era negra con los contornos de las alas violetas, y por momentos era a la única a la que perseguía, pero entonces esta volaba alto por los árboles y se perdía fuera de su vista a lo que comenzaba a perseguir a otras, pero apenas volvía la negra su atención a ella también.Tristan se notaba triste mirando atentamente a su hija, si triste por sus complejos de paralitico o por como Kairi no dejaba de mirarlo mal, ella no lo sabía.—¡Señora Kairi! —Oyó el llamado de Nita a lo lejos y la vio cargando cinco grandes cajas
Con su hija firmemente sujeta en sus brazos, Kairi se abrio camino a través de los jardines del palacio de Lennox para llegar hacia donde podía vislumbrar a su esposo junto a su enfermera Nita a varios metros de donde algunos sirvientes estaban construyendo una valla con maderas de un metro de largo para bordear el estanque de una buena vez y así evitarse más accidentes innecesarios. —Buenas tardes —los saludó algo incomoda una vez llegó hasta ellos. —Buenas tardes, majestad —respondió la enfermera de larga trenza castaña, haciéndole una pequeña reverencia, mientras que Tristan solo asintió, con su vista fija al frente, supervisando la construcción. —Tristan, tú diste la orden de construir aquella cerca inmediatamente, ¿verdad? —Solo habían pasado dos días desde el incidente con su hija y ya estaba a medio terminar, los obreros trabajaban rápido. —Sí. Yo… no creí que fuera prudente seguir teniendo este lugar tan desprotegido con una niña pequeña dando vueltas por aquí —murmuró vie
—¡¿En serio lo hiciste pararse?! —chilló Meredith sacudiendo sus hombros frenéticamente. Hasta Neid había abierto levemente su ojo bueno para mirarla con incredulidad—. ¡Bendita seas, muchacha! Tú realmente eres un ángel que me mandaron los cielos. —Le dio uno de sus sofocantes abrazos quiebra-huesos.—Pues si no quieres que a los cielos vuelva, te recomiendo que dejes de asfixiar a tu ángel, Mere —comentó el general espeluznante casualmente, sin dejar de peinar el cabello de la heredera al trono mientras esta estaba entretenida dibujando.—¡UPS! ¡Lo siento! —La soltó de inmediato, con una sonrisa nerviosa, por fin permitiéndole respirar—. Lo siento, querida. —Sacó la lengua tontamente—. De todos modos —La miró curiosamente—, ¿planeas seguir ayudándolo a que vuelva a caminar? Tú eres la única a la que escucha, a mí no me deja ni hablarle del tema. —Junto las manos, suplicante.—Emm… —En realidad, no había pensado en eso—. No lo sé, no creo que sea buena idea. —Frunció el ceño y la car
Una hora después, mientras Nita correteaba a Shiry por el jardín ya seguro con el estanque cercado (Tristan realmente logró que construyeran eso muy rápido), la reina estaba haciendo todo lo posible para conseguir que el rey levante su trasero de su nuevo trono, la silla de ruedas, pero incluso con las amenazas que pudo o no pudo haber hecho Neid él seguía poniendo poco entusiasmo al respecto.—¡Vamos! Esto no va a funcionar si no pones más entusiasmo —reclamó ella por enésima vez, jalando sus manos para que se levantara, pero se estaba resistiendo y luchaba por librarse de su agarre.—Te digo que no puedo pararme —repitió también por enésima vez.—Lo hiciste antes, podrás hacerlo ahora. —Bufó, soltándolo por fin y tomando aire—. No puedes esperar que pase mágicamente, tiene que salir de tu voluntad. —Lo miró con el ceño fruncido.—Lo intento, simplemente no puedo. No puedo ni siquiera mover los pies. No puedo sentir nada. —Miró con desanimo a sus piernas inmóviles—. Las otras veces s
Al día siguiente Tristan estuvo ocupado con asuntos del orfanato y la remodelación del castillo, así que cancelaron los intentos de ayudarlo a caminar esa vez y lo intentaron al otro día, cosa que Kairi pronto se dio cuenta de que fue un error porque eso le costó a su progreso y tardó mucho en poder pararse por su cuenta y solo pudo dar tres pasos antes de caerse encima de ella otra vez. De nuevo, eso puso muy nerviosa a Kairi, así que intentó buscar la forma de solucionar el problema lo antes posible. Decidieron, con el consejo de la doctora Noreia y Lord Shawn, que tenía que practicar diariamente, incluso con o sin ayuda de su esposa, pero no podía seguir retrocediendo. Aun así, Kairi insistió en que se hagan un espacio cada día para las prácticas, y decidieron que ese espacio sería poco después del almuerzo y poco antes de la hora en la que acordaron trabajar juntos en los asuntos del reino. Así pasaron un mes, en un proceso largo y bastante doloroso para él por los calambre
A la mañana siguiente, mientras Shiry estaba bajo el cuidado de su tía Elvia, Kairi fue interrumpida de su lectura por un llamado a la puerta, que abrió de inmediato, sorprendiéndose de hallar a un muy nervioso Tristan viéndose algo tímido mientras la miraba, derecho en sus dos pies sin ninguna ayuda, ya volviendo a pararse y caminar con normalidad.—Disculpa que te moleste —habló vacilante—, pero unos comerciantes extranjeros me esperan a las afueras de la ciudad con una serie de… artilugios, que me gustaría que examinaras para determinar cuál es el más adecuado para cierto evento. —Carraspeó incómodamente—. En fin, básicamente quiero que me acompañes para que elijas algo, ya que confió mucho en tu juicio. —Tosió nervioso.—Eh. — Ella alzó una ceja—. ¿Por qué una reunión de este tipo? ¿No pueden estos comerciantes venir al palacio? —preguntó perpleja.—Podrían, sí —De repente su gesto se retorció en molestia—, pero son unas personas… complicadas. No iban a acceder a venderme a men