La pequeña mujer rubia se le quedó mirando a Kairi con los ojos muy abiertos por un segundo, antes de estallar en carcajadas, cayendo al suelo y sujetándose su estómago por un minuto o dos mientras ella la miraba confundida y su esposo con resignación. Al cabo de un rato se levantó otra vez, limpiándose las lágrimas de risa.—¡Vaya, rey pelele! ¡Veo que te conseguiste una buena mujer que te tenga bien cortito! —Sonrió burlonamente—. Me agradas reinita. —Le palmeó el hombro—. Ya, síganme, dejemos de perder el tiempo. Cuanto antes terminemos antes dejaran de fastidiarme. —Sin más entró a la cabaña como si nada, dejando a los reyes parados estáticos por un momento, antes de que la reina mirara a su rey con los brazos cruzados.—¿Zorra de la semana? —Lo miró de forma acusadora, sin saber por qué de repente sus ganas de ahorcarlo habían regresado.Tristan tosió incómodamente.—Solo es algo que malentendió de Meredith. —Se excusó rápidamente—. Solo he estado con cinco mujeres aparte de
Orion y Meri igual estaban cansados por tanta caminata, así que Tristan y Kairi decidieron ir a pie el resto del camino al palacio, ya que no estaban muy lejos, conversando de vez en cuando sobre los acontecimientos del día o lo mucho que su pequeña debía estar extrañándolos. Llegaron de nuevo al palacio y a los establos justo cuando el sol apenas era visible en el horizonte.Devolvieron a los caballos a sus lugares y Kairi decidió que tenía que agradecerle a Tristan por tan agradable velada. La verdad que si fue muy divertido y maravilloso, sobre todo le gustó el restaurante de comida extranjera. Tenían que volver ahí algún día, tal vez con Shiry.—Realmente la pasé muy bien hoy. —Le sonrió, muy agradecida—. Esperó que lo repitamos pronto, y deberíamos ir con nuestra hija. Y quizás con Meredith y Neid, seguro tendrían otros lugares que mostrarme. —Sonrió, ilusionada por la idea. —Sí, seguro que sí. Bares y más bares. —Rodó los ojos, pero le sonrió—. Sí, debemos hacerlo de nuevo
Tal vez por milésima vez en esa noche, Kairi volvió a removerse entre sus sabanas, todavía sin lograr volver a conciliar el sueño desde que despertó hace pocas horas. Ya estaba amaneciendo y seguramente pronto le traerían a Shiry para que pudiera darle del pecho, ya que le gustaba que la amamantara a primera hora de la mañana, pero… la verdad seguía muy avergonzada por lo que había hecho la noche anterior. No había podido volver a conciliar el sueño, no después de lo que había hecho. Seguía sin poder creer lo que sucedió, seguía sin creer lo que estaba sintiendo en ese momento.Ella… se sentía feliz, y al mismo tiempo enojada consigo misma por eso.Que haya perdonado a Tristan no quería decir, de ninguna manera, que ya podría amarlo y permitir que la tomara y actuaran como marido y mujer normalmente como si nada. Eso era ridículo.O al menos, eso era lo que pensaba su mente, porque lo que sentía era un asunto completamente distinto. Por más que su consciencia le diera los mil y un
Al día siguiente, le trajeron a su hija muy temprano y bajo a desayunar con ella en brazos esperando no ver a su esposo en el comedor, ya que el reycito siempre evitaba ese lugar cuando tenían algún episodio como ese. Y, justo como esperó, no estaba allí, por lo que pudo comer tranquilamente en compañía de su cuñada y su esposo y demás miembros del palacio.Cuando terminó el desayuno, preguntó a Meredith por el paradero de su marido, sabiendo que sí alguien sabía, debía ser ella. En efecto, su casi-suegra le informó que el hombre de ojos claros se encontraba en su oficina ocupándose de algunos asuntos del reino o algo así.Dejó a Shiry bajo el cuidado de Elvia y se dirigió a buscar a Tristan sin ninguna razón verdadera, solo… quería verlo… y quizás aclararle que la noche de pasión que tuvieron fue solo un desliz y que deberían tomar las cosas con más calma, aunque la verdad ni ella estaba segura de qué ritmo quería darle a su relación. Entró en su oficina ya familiar para ella debido
Estuvieron practicando por media hora más o menos, Kairi recuperó un poco la mano con lo que en el pasado había sido su afición favorita, pero tuvo que dejar por las insistencias de Shirley sobre que no era "propio de una princesa" y gracias a volver paranoicos a su hermano y su padre le prohibieron hacer y sus intereses se inclinaron hacia los libros.Fue divertido, aunque se notaba que él realmente no se estaba esforzando demasiado, sí que le daba pelea y parecía divertirse también incluso aunque Kairi le hizo un par de pequeños cortes en las manos, pero finalmente le arrancó la espada de las manos y cayeron sentados en el suelo para descansar.—Eso fue entretenido —comentó ella alegremente, feliz de sentir el picor familiar en sus manos después de haber tenido una dura batalla contra un oponente que la tomaba en serio a pesar de ser una mujer.—Sí. Me gusto volver a usar esa espada. Mi padre me la había regalado con la promesa de que era la mejor que este reino, un reino guerrero p
—Wow… eso fue realmente maravilloso —murmuró Kairi, finalmente decidiéndose a decir algo, acariciando con cariño el pecho de su esposo. —Me alegra que te gustara… —Le acarició el cabello con suavidad—. Entonces… A pesar de lo que pasó entre nosotros, ¿seguimos siendo amigos? ¿Solo amigos?—Yo… sí, creo que eso es lo mejor. —Probablemente lo que sentía por él era amor, pero no estaba segura y por mientras quería ir lento en cuanto la etiqueta que definía su relación. Aunque eran marido y mujer, eso era más por el bien de sus reinos, nunca actuaron como tal, y ahora, dejando aparte el aspecto sexual, prefería intentar ser solo amigos, más como una prueba antes de… antes de comportarse como un verdadero matrimonio, algo que jamás pudieron ser. —N-no hablemos de esto —exclamó con nerviosismo, alejándose un poco de él para tomar distancia y no sentirse tan a su merced—. Intentemos… intentemos ser amigos. ¿Eso está bien para ti, mi rey?—Por supuesto… —Suspiró, también tomando cierta di
Al volver con los demás y recuperar a su hija, alejándola de su consentidora tía, Tristan les pidió que se adelantaran a sentarse en los jardines y él las alcanzaría en un momento porque tenía algo que hacer, aunque no quiso decirle qué.Se entretuvo sentada a la sombra de los árboles teniendo una pequeña conversación con su niña para tratar de ayudarla en su pronunciación con algunas palabras difíciles que le costaban por al menos media hora, antes de que oyera pasos acercarse y viera a su marido llegar con dos sirvientes cargando bandejas y jarras de jugo. Él sorprendentemente también cargaba con una bandeja y una jarra, y parecía venir discutiendo algo con los sirvientes.—Aun así no necesitaba ayuda. ¿Cuándo han visto en toda mi vida que se me cayera algún plato? —se venía quejando él con esa actitud adorable suya de niño mimado.—Lo sabemos, majestad, lo sabemos. —Rio afablemente uno de los sirvientes, que era un hombre de edad avanzada—. Siempre fuiste un niño que no rompía ni u
Entre las ocupaciones de su marido y las travesuras de su hija, Tristan y Kairi no podían pasar mucho tiempo juntos, y pronto llegó el día de la boda causante de tanto revuelo y alboroto en el palacio. Ella como la reina sería la anfitriona de la novia, y debía supervisar que estuviera cómoda y todo eso, un tema para el que Meredith la preparó muy bien. —Después de que muriera la antigua reina, yo me encargué de ser la anfitriona de todas las bodas importantes —le contó, con una sonrisa orgullosa—. De la antigua reina aprendí cómo no tratar a los novios. Ella era una pésima anfitriona, siempre quería que todos la sirvieran y adoraran, a pesar de que su deber fuera atender a los novios. “Hmm, pésima madre, pésima reina y pésima anfitriona, no me sorprende”, pensó Kairi, pero prefirió no decirlo en voz alta. —Lo más importante es que siempre los hagas sentir bienvenidos —dijo Meredith, siguiendo con sus lecciones—. Y claro, no olvidar que este es un día muy especial para los novios