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Todos los capítulos de Mi Rey: Capítulo 51 - Capítulo 60
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Fantasear
Entre las ocupaciones de su marido y las travesuras de su hija, Tristan y Kairi no podían pasar mucho tiempo juntos, y pronto llegó el día de la boda causante de tanto revuelo y alboroto en el palacio. Ella como la reina sería la anfitriona de la novia, y debía supervisar que estuviera cómoda y todo eso, un tema para el que Meredith la preparó muy bien. —Después de que muriera la antigua reina, yo me encargué de ser la anfitriona de todas las bodas importantes —le contó, con una sonrisa orgullosa—. De la antigua reina aprendí cómo no tratar a los novios. Ella era una pésima anfitriona, siempre quería que todos la sirvieran y adoraran, a pesar de que su deber fuera atender a los novios. “Hmm, pésima madre, pésima reina y pésima anfitriona, no me sorprende”, pensó Kairi, pero prefirió no decirlo en voz alta. —Lo más importante es que siempre los hagas sentir bienvenidos —dijo Meredith, siguiendo con sus lecciones—. Y claro, no olvidar que este es un día muy especial para los novios
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Darte placer
Suspiró sintiendo a su hijita enredar sus bracitos alrededor de su cuello y apoyar su cabecita en su hombro, aburrida por el evento a pesar de que ahora estaban tocando música para que las parejas bailaran. Acarició sus cabellos blanquecinos con una mano distraídamente, mirando a su esposo entre el gentío hablando con la gente importante.—¿Qué haces? —Meredith se apareció a su lado de repente—. Eres la reina, tienes que estar con tu marido.—Pero Shiry tiene sueño y… —Yo la cuido. —Se la quitó de los brazos sin darle tiempo a quejarse—. Ahora ve con él. Kairi la miró disgustada, pero acabó cediendo y fue a buscar unas copas de vino para llevarle a su esposo, como excusa para acercarse a él tan de la nada. Mientras se acercaba a su esposo y los hombres ancianos con los que hablaba, de repente notó a una chica joven y bonita acercarse a ellos casi corriendo, tropezándose de forma completamente falsa como excusa para agarrarse al brazo de Tristan. —¡Majestad, como lo siento! —Pegó
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Buenas noches
Sus labios se fundieron en un beso abrasador, lento, pero intenso, un beso que los hizo consumirse en deseo mientras las manos masculinas se deslizaban con tortuosa lentitud sobre los muslos femeninos. Tristan, olvidándose de la lentitud, profundizo el beso y movió su lengua ferozmente contra la de ella, que ahora gemía descontrolada, comenzando a sentir un gran aumento de la humedad entre sus piernas, lista una vez más para él. Las manos de su marido se deslizaron desde sus muslos hasta sus pechos, que apretó levemente antes de comenzar a masajearlos, aun por encima de la tela de su vestido, haciendo a Kairi gemir complacida y bajar su mano por su abdomen musculoso hasta llegar a su miembro, buscando endurecerlo otra vez moviendo su mano de un lado a otro, frotándolo con ganas de acelerar las cosas. Él gruño contra su boca y, antes de que Kairi pudiera siquiera notarlo, ya estaba debajo de él, que en un abrir y cerrar de ojos le quitó toda la ropa.La mujer jadeó cuando su esposo be
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La verdad
A la mañana siguiente, despertó por unos golpes en la puerta, cosa que la hizo sentarse de golpe, sobresaltada, al igual que Tristan, que además estaba muy despeinado y con los ojos medio cerrados todavía. —¡¿Kairi?! —gritó Meredith desde el otro lado de la puerta—. ¡¿Por qué la puerta está cerrada?! ¡Elvia y yo te traemos a tu linda Shiry que quiere volver con su mami! —¿Cerraste la puerta? —le preguntó a Tristan en un susurro, a lo que él asintió, luciendo culpable. —No creí que quisieras que nos vieran juntos… ¿O sí? —Bueno, no, pero… —¡¿Mamá?! —El llamado de su hija detrás de la puerta la hizo sentir culpable y rápidamente se levantó y empezó a vestirse. —¿Qué hacemos? —preguntó Tristan, nervioso. —¿Y qué más podemos hacer? —Lo miró exasperada—. Escóndete en el armario, que no te vean. —Pero… —¡Ahora, Tristan! —le gritó en un susurro. Él, aunque viéndose indignado, al final le hizo caso y se metió en su armario, haciéndose espacio entre sus vestidos. Kairi tuvo que ag
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Expectativas
Elvia y Meredith la tomaron de las muñecas y por las próximas dos horas la arrastraron por todo el palacio.Hablaron con Neid, que se comprometió a encargarse de hablar con los sirvientes para que les dieran toda la privacidad posible. También hablaron con Lord Shawn, y Meredith lo sobornó con vino de alta calidad para convencerlo de asegurar que el rey tuviera libre toda la noche del día siguiente. —Ah, nunca me niego a un buen vino —aseguró Lord Shawn, con una gran sonrisa, casi babeando sobre la botella que Meredith acababa de entregarle—. Aunque será difícil, saben que el rey ama demasiado el encerrarse a trabajar. Muchos lo llaman adicto al trabajo, pero si es por estar con su adorada reina seguramente no tendrá ningún problema en olvidarse de sus papeles por una noche. ¿Ya se lo han dicho?—No, yo se lo diré mañana luego de que los demás se vayan —dijo Kairi, mordiéndose el labio porque la verdad era que este plan de Meredith y Elvia la ponía muy nerviosa.Luego de eso, Kairi h
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Momento de tensión
Aún le quedaban unas horas antes de tener que empezar a cocinar la cena, así que por mientras Kairi quería elegir un atuendo adecuado para la velada.Buscó en su armario un vestido que la convenciera, pero ninguno le parecía suficiente para contentarla, por lo que decidió hacer algo que siempre odió hacer y que normalmente solo hacía cuando era arrastrada por su querida hermana: ir de compras. Su secretamente malvada hermana con cara de ángel ya hace tiempo que venía intuyendo que ella acabaría cayendo por Tristan, y rayos que tuvo razón, pero el punto no era ese, el punto era que Shirley le recomendó en una de sus visitas una tienda de Lennox donde vendían vestidos muy elegantes y un tanto atrevidos para la nobleza, hasta le dejó una nota con la dirección para que fuera a visitar esa tienda algún día, convencida de que alguna vez iba a necesitar un vestido de esos. Odiaba darle la razón, pero era necesario por esta ocasión. Sacó la nota de un rincón escondido de su armario y oje
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Esta noche
Jalaron sus platos más cerca de ello y dieron el primer bocado. —Vaya. —Lo oyó exclamar y lo miró de reojo—. Esto es pavo, ¿cierto? Tiene un sabor bastante diferente al pollo que acostumbramos comer en el palacio, pero nunca lo había probado preparado de esta manera. La mujer se sonrojó al escuchar eso. ¿Tan diferente le había quedado? Rayos. ¿Por qué Kenny no le dijo sí sabía mal? —Pero aun así es sorpresivamente delicioso. —Tristan dio otro bocado y Kairi lo miró sorprendida. Su corazón aleteó felizmente y se permitió una pequeña sonrisa.—Gracias. —Comió felizmente la comida que había preparado para ella, en la que puso mucho menos esfuerzo.—¿Tú lo preparaste todo? —Alzó una ceja con perplejidad.—Oye, no pongas esa cara. —Le arrojó un guisante a la cara, cosa que él evitó fácilmente atrapándolo en pleno vuelo con sus palillos con sorprendente habilidad—. Ya sé cocinar. —Se cruzó de brazos algo infantilmente, guardándose su asombro de lo increíble que fue atrapar el guisante c
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Hacer el amor
Kairi posó una mano en el hombro de Tristan y apretó su boca contra la suya otra vez, moviendo con desenfreno sus labios, tratando de instarlo a hacer lo mismo, pero él siguió besándola con suavidad, como queriendo llevar las cosas lentamente.Sin saber muy bien qué hacer para demostrarle su amor, se levantó de su asiento y se sentó en el regazo de su marido, apretando ahora sus dos hombros y pegándose a su pecho fuerte, intentando decirle con cada beso lo que sentía. Se separó por un momento y tomó una gran bocanada de aire, antes de volver a besarlo, esta vez con mucho más entusiasmo, tratando de arrancarle una reacción, preferiblemente que correspondiera la intensidad del beso. Por fortuna, no tuvo que esperar mucho tiempo más.Él rodeó su cintura con sus brazos y la pegó aún más contra sí, correspondiendo tímidamente su fogosidad. Pero tímidamente no es exactamente lo que estaba buscando ella.Sin vergüenza alguna, feliz de que estuviera besándola también, sujetó su rostro con l
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La noche aún no termina
Tristan la empujó contra la cama y se subió encima de ella, comenzando a lamer lascivamente su cuello mientras guiaba las manos a sus pechos, ahuecándolos. Masajeó uno de sus pechos con una mano y la otra la bajó lentamente por la curva de su cintura hasta llegar a sus muslos, recorriendo la piel sensible de su muslo interno antes de llegar a donde quería.Sus dedos bailaron por sus labios vaginales, buscando su punto de placer, poniéndose a retorcerlo y pellizcarlo deliciosamente haciéndola gemir y chillar de gusto. Realmente agradecía que las paredes del palacio fueran tan gruesas y que los sirvientes rara vez pasaran por estos pasillos por las noches. Estaba segura de que hacía mucho ruido. Hubiera seguido con esos pensamientos para evitar desmayarse de placer, pero apenas uno de los dedos de él se abrió paso en su interior mientras los otros seguían torturando su clítoris, todo pensamiento racional desapareció.Lo único que su mente podía registrar era el placer que iba en aume
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Feliz
No supo cuántas veces gritaron el nombre del otro esa noche, no pudo contar cuántos besos fueron los que compartieron, ni todas las caricias, ni todas las veces que la hizo ver las estrellas con los ojos cerrados. Ella casi no fue consciente de nada, nada que no fuera el placer, y su amor. Incluso, luego de dormir un par de horas, volvieron a despertarse y su primer impulso fue volver a amarse y volver a entregarse al placer. Finalmente, el cansancio los golpeó con fuerza otra vez, luego de dos o tal vez tres veces más de hacer el amor, y ella se encontró recostada sobre su pecho con sus ojos entrecerrados, a un pelo de dormirse. Estaba demasiado cansada, pero aun así no se permitió dormirse. No, primero había algo que debía y necesitaba decirle.Como pudo, se arrastró por sobre su cuerpo hasta que finalmente logró unir sus labios en un último beso.—Te amo, Tristan —confesó felizmente.Notó sus ojos abrirse enormemente, pasmados e incrédulos, como si hubiera esfumado su cansancio c
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