Jalaron sus platos más cerca de ello y dieron el primer bocado. —Vaya. —Lo oyó exclamar y lo miró de reojo—. Esto es pavo, ¿cierto? Tiene un sabor bastante diferente al pollo que acostumbramos comer en el palacio, pero nunca lo había probado preparado de esta manera. La mujer se sonrojó al escuchar eso. ¿Tan diferente le había quedado? Rayos. ¿Por qué Kenny no le dijo sí sabía mal? —Pero aun así es sorpresivamente delicioso. —Tristan dio otro bocado y Kairi lo miró sorprendida. Su corazón aleteó felizmente y se permitió una pequeña sonrisa.—Gracias. —Comió felizmente la comida que había preparado para ella, en la que puso mucho menos esfuerzo.—¿Tú lo preparaste todo? —Alzó una ceja con perplejidad.—Oye, no pongas esa cara. —Le arrojó un guisante a la cara, cosa que él evitó fácilmente atrapándolo en pleno vuelo con sus palillos con sorprendente habilidad—. Ya sé cocinar. —Se cruzó de brazos algo infantilmente, guardándose su asombro de lo increíble que fue atrapar el guisante c
Kairi posó una mano en el hombro de Tristan y apretó su boca contra la suya otra vez, moviendo con desenfreno sus labios, tratando de instarlo a hacer lo mismo, pero él siguió besándola con suavidad, como queriendo llevar las cosas lentamente.Sin saber muy bien qué hacer para demostrarle su amor, se levantó de su asiento y se sentó en el regazo de su marido, apretando ahora sus dos hombros y pegándose a su pecho fuerte, intentando decirle con cada beso lo que sentía. Se separó por un momento y tomó una gran bocanada de aire, antes de volver a besarlo, esta vez con mucho más entusiasmo, tratando de arrancarle una reacción, preferiblemente que correspondiera la intensidad del beso. Por fortuna, no tuvo que esperar mucho tiempo más.Él rodeó su cintura con sus brazos y la pegó aún más contra sí, correspondiendo tímidamente su fogosidad. Pero tímidamente no es exactamente lo que estaba buscando ella.Sin vergüenza alguna, feliz de que estuviera besándola también, sujetó su rostro con l
Tristan la empujó contra la cama y se subió encima de ella, comenzando a lamer lascivamente su cuello mientras guiaba las manos a sus pechos, ahuecándolos. Masajeó uno de sus pechos con una mano y la otra la bajó lentamente por la curva de su cintura hasta llegar a sus muslos, recorriendo la piel sensible de su muslo interno antes de llegar a donde quería.Sus dedos bailaron por sus labios vaginales, buscando su punto de placer, poniéndose a retorcerlo y pellizcarlo deliciosamente haciéndola gemir y chillar de gusto. Realmente agradecía que las paredes del palacio fueran tan gruesas y que los sirvientes rara vez pasaran por estos pasillos por las noches. Estaba segura de que hacía mucho ruido. Hubiera seguido con esos pensamientos para evitar desmayarse de placer, pero apenas uno de los dedos de él se abrió paso en su interior mientras los otros seguían torturando su clítoris, todo pensamiento racional desapareció.Lo único que su mente podía registrar era el placer que iba en aume
No supo cuántas veces gritaron el nombre del otro esa noche, no pudo contar cuántos besos fueron los que compartieron, ni todas las caricias, ni todas las veces que la hizo ver las estrellas con los ojos cerrados. Ella casi no fue consciente de nada, nada que no fuera el placer, y su amor. Incluso, luego de dormir un par de horas, volvieron a despertarse y su primer impulso fue volver a amarse y volver a entregarse al placer. Finalmente, el cansancio los golpeó con fuerza otra vez, luego de dos o tal vez tres veces más de hacer el amor, y ella se encontró recostada sobre su pecho con sus ojos entrecerrados, a un pelo de dormirse. Estaba demasiado cansada, pero aun así no se permitió dormirse. No, primero había algo que debía y necesitaba decirle.Como pudo, se arrastró por sobre su cuerpo hasta que finalmente logró unir sus labios en un último beso.—Te amo, Tristan —confesó felizmente.Notó sus ojos abrirse enormemente, pasmados e incrédulos, como si hubiera esfumado su cansancio c
Medio recostada en la cama real mientras bebía un té que Kenny le había hecho para que se tranquilizara, Kairi oyó de Nita la noticia de que Meredith ya había regresado al reino junto con la princesita Shiry y estaban subiendo a verla. Nadie había querido decirle lo que pasó con el rey, así que tendría que contárselo ella misma. No es que quisiera, pero ya le daba un poco igual. Todo le daba igual. Ahora solo le quedaba Shiry. —¡Kairi, querida! ¿Quieres decirme por qué todos aquí traen esa cara de funeral? —La siempre alegre Meredith entró al lugar con el rostro lleno de preocupación mal disimulada, angustiándose aún más al verla en cama con el rostro enrojecido del llanto y los rastros de lágrimas, aun temblando, aunque en comparación a como estaba antes ya se encontraba mucho mejor—. Querida, ¿qué te pasó? ¿Qué…?—Mere, finalmente te encuentro. —Neid ingresó a la habitación detrás de su esposa, colocando las manos en sus hombros—. Tengo que hablar contigo, deja a nuestra querida
Se reunió con un grupo de unos cincuenta soldados voluntarios más o menos, y ella se decidió a tener una pequeña charla con ellos antes de que fueran enviados a diferentes ciudades para buscar al rey. Habría varios grupos de muchos soldados buscando a su rey, este era el más pequeño, pero también era de puros hombres que se ofrecieron voluntariamente en vez de ser obligados por órdenes, así que quiso verlos personalmente. La idea era que cada grupo fuera a cada ciudad en cada reino, desde los más cercanos a los más lejanos, pero no buscando una sola vez, sino que siguiendo rutas y a veces incluso volviendo sobre sus pasos, yendo de ciudad en ciudad, siguiendo un elaborado plan de Lord Shawn, por lo que estos soldados podrían estar fuera por semanas a menos que se retiraran, y ella quería motivarlos un poco.—Como todos ya sabrán, nuestro rey se ha fugado del palacio aproximadamente un mes atrás. —Antes, la sola mención de aquello la hacía estar al borde de las lágrimas, pero ahora s
Ahora que estaba embarazada otra vez, Kairi consideraba que esta sería una buena oportunidad para finalmente decirle a su padre y a sus hermanos que su esposo la había abandonado y pedirles que la ayudaran a buscarlo en los reinos, empezando por revisar el suyo propio, no creía que hubiera ido allí, pero no estaba de más asegurarse. No había querido decir algo tan serio por cartas así que estaba esperando la ocasión ideal para invitarlos a Lennox o ir ella a Ekinoccia y contárselos personalmente, ahora con la noticia del embarazo al menos podría suavizar el golpe a su familia y calmar las ansias de matar al rey que sabría que iban a tener, en especial su hermano.Pero primero tendría que lidiar con dar la noticia allí en su palacio… y a la últimamente muy histérica Meredith.Reunió a todos en la cena de aquella noche, sentando a su hijita en una silla alta a su lado y permitiéndole a Jair sentarse en su otro lado, feliz de haberlo convencido de cenar con todos ese día pese a que aye
Su familia pasó un tiempo más en Lennox, discutiendo algunas cosas y planeando próximos encuentros, antes de que todos ellos se decidieran a partir antes del anochecer, puesto que de antemano les había prometido que solo deseaba una cena para charlar y su padre tenía un reino que atender y su hermano una familia que cuidar, aunque claro que solo se fueron una vez ella les aseguró una y mil veces que iba a estar bien y cualquier cosa se los comunicaría.Su padre se había ido también prometiéndole que iba a buscar a su marido, y que si lo encontraba le daría un buen sermón sobre cómo hacer feliz a su esposa, y que también final y verdaderamente le iba a dar su bendición ahora que sabía que ella lo amaba igual.Luego de aquello decidió enviar una carta a Elvia solicitando su presencia para darle la noticia personalmente suponiendo que así se pondría aún más contenta, y no supuso mal. El rostro triste y nostálgico de su cuñada de repente se iluminó por completo y chilló y la abrazó y les