Dos semanas después…A medida que Bradley pasaba los días disfrutando de la compañía de Alexa, se sentía como alguien que había estado viviendo años en una caverna y que, de pronto, por fin conseguía luz para su vida.Proteger a Alexa. Que lo importante fuera la pequeña. Había conseguido que Lara y él, convivieran sin sobresaltos.La pasada noche habían llevado a la niña a un teatro de marionetas y ambos padres habían disfrutado de la risa de su pequeña. Bradley nunca había visto tanta calidez y sana alegría reunidas en una sola persona, como las veía en su hija.Alexa, a sus cinco años, tenía el don de disfrutar cada momento y compartía dicha virtud con ambos. Como padres lo estaban haciendo medianamente bien. En lo personal aún no lograban conectar, seguían durmiendo en habitaciones separadas, y aunque las reuniones con la especialista en terapia de pareja que comenzaron a visitar, les había permitido tocar temas que ambos habían mantenido callados durante mucho tiempo; su rela
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