Sia Era desesperanzador, sus palabras me regresaban a la realidad, pero su forma de actuar conmigo era distinta, por ello cuando él tenía esas atenciones para con mi persona. Se volvía confuso. Me haría la loca, la que no le duele que dando señales de enamoramiento sea mandada a volar. El domingo no había nada planeado, quizá solo pasar el día aquí relajándonos, lo cual me sería difícil, prefería mil veces volver a Manhattan, allá por lo menos tendría cosas que ocuparan mi pensamiento. Él no me contó de sus planes que se concertó, justo ayer, un juego de golf y comida lo esperaban, negocios seguramente. Intento convencerme de acompañarlo, hablo de nuevas inversiones, en la empresa que tenemos de modelos, eso a mí me sonaba a viejos rabos verdes. Tal vez me equivoque, eso espero. El golf no me entusiasmaba y preferí no seguirle, en cuanto se marchó, fui a recoger mis cosas, decidí, dejar mi maleta cerca de la puerta, solo le escribí una nota en la cual le pedía de favor lle
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