Ethan La verdad..., no estaba ebrio, y si es penoso que tuviera que recurrir a ello, pero moría de ganas por estrecharla entre mis brazos. Todo el día desde que mis ojos se posaron en ella, no pude sacarla de mi mente, menos aún cuando venía a la oficina, si debo concentrarme terminare por prohibirle que use vestidos, porque privarme de su presencia, no se me antoja. Ella se intentó zafar de mi abrazo, por lo que tuve que hacérselo imposible, el olor de su shampoo, me gusto. Ella aguardó un momento y con su mano me dio pequeños golpecitos para intentar despertarme. Yo me moví, cambie de posición, pero sin dejarla ir, recargue su espalda en la cama, le puse medio cuerpo encima, tampoco la quería aplastar, solo era para que se diera por vencida. Un pesado suspiro, me indicaba que se rendía, así que aproveche y recargue mi rostro entre su cuello y su hombro, quería aspirar su delicioso aroma y vaya que ese perfume le queda espectacular, pues mezclado con su ph, me tiene embrujado.
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