AGADA “¿En que estabas pensando Agada?, me has desilusionado, esperaba más de ti” dijo mi padre furioso, como era su costumbre, cuando yo hacia algo que no le parecía. “Lo sé y lo siento, no medí las consecuencias, perdóname, padre”, dije mirándole. Mi padre estaba sentado en su trono, así le llamo, porque parece como si estuviéramos en una corte real, el salón principal de la casa de la manada es enorme, cubierto de grandes ventanales y al fondo esta su trono en lo alto, para ver desde arriba a todos sus súbditos en este caso era solo yo, recibiendo un regaño de mi alfa, por haber desobedecido las leyes sobre acercarme al bosque Nargalow. “Como mi hija y la futura alfa, tienes que comportarte como un ejemplo y el que tengas 16 años , no es una excusa,” seguía diciendo mi padre, cuando se escuchó que alguien entraba al salón y ambos miramos hacia atrás para ver quien era y en mi rostro se reflejó una sonrisa al ver que es mi salvador, Fenik. El me miro y me guiño el ojo, sabía que
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