«Buena jugada chico virgen», pensó maliciosamente Maddie, que, motivada por la respuesta ambigua de Leo, retomó su actitud retadora y así ponerlo en jaque. —Entonces, eso quiere decir que soy la primera chica con la que sales —atacó mientras lo miraba de manera coqueta. Este señalamiento causó que el inocente chico se atragantara, ya que no esperaba ser descubierto tan fácilmente. Ante esta situación peligrosa, intentó pensar en una respuesta que no mostrara su estupidez frente a la hermosa Maddie, pero sus nervios le impidieron pensar con claridad. Al ver que nada sacaba con hacerse el interesante, no le quedó de otra que confesar que era un chico novato en las relaciones. —Sí, eres la primera —contestó un tanto avergonzado. En el momento en que cruzó con la mirada sincera de Leo, Maddie sintió como si un tsunami hubiera impactado su corazón y desarmado las barreras que impedían la entrada de cualquier sentimiento. En ese punto, sintió una mezcla de conmoción y miedo al estar fr
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