La madre de Maximiliano había escuchado unos sonidos bastantes particulares, lo suficientemente fuertes como para despertarla en medio de la noche, la fuerza de estos se elevaba y se reducía, daban la apariencia de ser golpes, y tras haber realizado una inspección por su propia casa, había llegado a la conclusión de que estos tenían lugar en la habitación de su hijo; no había querido entrar, al menos no de manera brusca, la mujer se había quedado en el pasillo, dando vueltas por todo este, hasta que el ruido había cesado, pero vaya que se había tomado su tiempo para hacerlo, más de dos horas de sonidos de cosas cayéndose, de golpes en la pared, incluso había escuchado un chillido femenino, nunca había sido una mujer demasiado entrometida, mucho menos en la vida adulta de su hijo, pero la curiosidad de saber que había sucedido, la carcomía, por aquella razón, se vio orillada a llevar sus pasos hacia la habitación de ambos.La puerta fue abierta, dándole paso a una escena que la mujer n
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