AMÉRICADos semanas, ese es el tiempo que me tomó recordar algunas cosas de mi vida, la mayoría, de hecho, casi puedo saborear todo, excepto lo que realmente pasó el día que tuve el accidente, y a Bryce. Es decir, en cuanto vi a Madeline mi corazón no pudo evitar amarla, es mi hija, la adoro, recuerdo cada paso con ella, sé que Bryce es su padre, tiene los mismos ojos, y también me hace feliz saber que estoy embarazada, aunque en el pecho sigue estando ese mismo vacío. También recuerdo a Debby, mi mejor amiga, quien se ha encargado de hacerme volver en razón cada que me molesto por no recordar nada, con ella es con quien paso la mayor parte del tiempo, hasta ahora, que Bryce se encuentra frente a mí, de brazos cruzados, con el ceño fruncido. Está molesto y la peor parte es que no sé por qué. —¿Sucede algo? —inquiero con cautela. Sus ojos centelleantes recorren mi cuerpo, hay lujuria en ellos y no entiendo por qué, pero mis bragas se mojan, es como si mi mente no lo recordara bie
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