Gabriela Han pasado dos días, desde que lo vi y todavía me parece increíble que mi súper héroe sea mi psicólogo, tengo tantas emociones encontradas y mi cabeza solo está llena de pensamientos hacia él, por lo menos se su nombre, se llama Mauricio, pero esto que siento es tan inexplicable que por eso mi tía Rosi se quedó un poco inquieta y es entendible, después de los días que he vivido es normal que imagine que me estoy volviendo loca, me acomodo un poco el cabello y entro al consultorio. —Buenas tardes —lo saludo mientras cierro la puerta. — ¡Hola! mi Gaby linda ¿Cómo has estado? —pregunta amablemente, pero cada vez que me llama linda mi corazón quiere acelerarse y no sé qué será toda esta sensación. —Muy bien Mauricio —sonrió. —hoy vamos hacer una pequeño ejercicio, pero para eso necesito que me tengas confianza, el éxito de este ejercicio depende de ti mi Gaby, vamos al sofá por favor —me dice. — ¡Claro! —respondo un poco inquieta acomodamos en el sofá, de repente me toma de
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