Mauricio
Realmente el ser psicólogo no es tarea fácil como algunos piensan, en muchas ocasiones te encuentras con casos en los que te sorprendes, y quisieras darle una explicación lógica a tus pensamientos pero recuerdas que la mente humana es una cosa maravillosa que vale la pena explorar. No sé qué le habrá pasado a Gabriela pero cuando ingreso por esa puerta el terror en su rostro era evidente, algo muy feo ha tenido que experimentar esa chica para que le haya producido ese desmayo, es extraño pero parecía emocionada y a la vez asustada, pobrecita tan linda que es.
—Doctor permiso la última paciente que nos falta es Gabriela Elizalde —pregunta Lupita.
—Tranquila Lupe, estoy esperando que se recupere un poco, acabo de dialogar con su amiga y me comento que en unos minutos sale, como no hay más nada que hacer te puedes ir a descansar —le digo.
—De veras mi doc. Que usted es un sol, nos vemos mañana —se despide y cierra la puerta del consultorio.
Bueno Gabriela vamos a ver cómo te encuentras —me digo levantándome de la silla— y cuando me dispongo a salir del escritorio para ir al cuarto donde la ubique. Carla que es la amiga de mi paciente viene acompañándola, e inmediatamente se retira dejándonos a solas. Como noto que está nerviosa decido partir el hielo muy amablemente.
—Estas mucho mejor Gabriela o ¿puedo decirte Gaby? —le hablo con cariño.
—Gaby está bien doctor —me responde y noto como agacha su mirada.
—No. pero no me digas doctor llámame Mauricio —y la invito que nos sentemos en el sofá que está dentro del consultorio —ella asiente.
— ¿Y la doctora Diana? —Pregunta mirándome con esos enormes ojos café que resaltan la belleza de su rostro —Diana no labora en este centro médico desde hace mucho, pero estoy yo y a partir de hoy puedes verme como tu amigo, ahora cuéntame ¿Por qué estás aquí?
—Doc.… perdón Mauricio es necesario contestar esa pregunta —se expresa tímidamente y voltea su mirada.
Trato de entenderla porque no está haciendo contacto visual con migo, todavía no tiene la suficiente confianza para contar sus cosas, su rostro palidecido la delata su mirada penetrante y el movimiento en sus piernas me dice que está desesperada, pero que es lo que tiene esta paciente que me hace sentir tan intrigado, ¡Cómo es posible que una chica tal linda con cuerpo de sirena y un rostro tan hermoso prefiera callar! En mis seis años de experiencia como psicólogo, es la primera vez que me toca un caso como este, en general siempre terminan contando todo en la primera consulta, pero tal parece que Gabriela va a necesitar más tiempo para poder abrirse y de inmediato regreso a su pregunta contestando. —No es necesario si no te sientes preparada— Mejor dime ¿a qué te dedicas?
—Estudio literatura en la universidad del Valle. Y para serle sincera elegí esta carrera porque amo el romantísimo de los libros, principalmente los que tienen que ver con finales felices. En las tardes ayudo a mi tía Rosiris en su biblioteca, aunque en esta semana no le he colaborado mucho por los exámenes y todas las noches de los 365 días del año, de 7 a 11 realizo mis actividades de la u.
—Mmm eso habla muy bien de ti. — ¡eres muy estudiosa!— Qué bueno, de verdad me alegra que ames los libros, sabes durante mi época como estudiante de psicología también leíamos mucho, recuerdo que uno de los primeros libros que ley fue El arte de amar de Erich Fromm y que en él nos enseña que tenemos que despojarnos de todas las cargas, para darnos primero amor a nosotros mismos, para así tener la capacidad de amar sin condición a los demás. —le expreso.
—También te gusta el romanticismo… —Susurra y siento que me observa de una forma muy especial haciéndome sentir extraño mientras continua— es muy hermoso lo que acabas de decir, es increíble que tengas el mismo corazón igual que en mis sue…
Y corta su comentario de forma de forma fugas. Respira profundo y mueve su larga cabellera al lado derecho de uno de sus hombros, pero yo quiero que ella continúe porque siento que ya le genere un poco de confianza — ¿Igual que donde Gaby?
—Quise decir igual que en casi todos los libros que leo, donde el protagonista tiene tremendo corazón, que ayuda a la gente, lo salva, los protege, me entiende —se defiende de manera audaz mientras que sus manos empiezan a temblar.
Real mente esta mujer me tiene pensativo he intentado darle un diagnostico durante esta hora que he estado con ella pero su caso está muy confuso, pareciera como si quisiera escapar de la realidad atreves de los libros, y por lo que veo tiene una imaginación extraordinaria, pero sobre todo una manera rápida de evadir mis preguntas, porque sé perfectamente que me acaba mentir, se puso tan nerviosa que estuvo a punto de tirar el vaso de agua que tiene en sus manos, aunque supo disimularlo muy bien «acaso sagas mente piensas engañarme Gabriela Elizalde» — «Si es así permíteme decirte que te costara mucho, todavía no nace la primera paciente que intente jugar con mis conocimientos y tú no vas hacer la excepción» me hablo a mí mismo.
— ¿Mauricio a qué edad empezaste a estudiar tu carrera? Perdona la pregunta, pero te vez muy joven —indaga.
— ¡De verdad! Gracias por el cumplido, es muy bien recibido. Comencé cuanto tenía 17 años, culmine a mis 22, luego inicie mi vida laboral claro está, mientras laboraba decidí realizar mi especialización como psicólogo clínico. Y tengo 6 años de experiencia ¿Cuánta edad me calculas?
—Mm debes tener 35 —comenta y ríe.
—Qué. Pero si hasta hace un momento me dijiste que me veía joven ¡que paso! –digo divertido.
—Estaba bromeando. Tienes 27 años ¡cierto! – contesta sonriente.
— ¡Exacto! Y tu cuántos años tienes, quince o dieciséis —ella hace un gesto sorprendida que de inmediato su mirada tan preciosa se conecta con la mía.
— ¡No! Te equivocaste, tengo 22 años y en unos meses al igual que tú también culminare mis estudios demasiado joven —dice.
—Mi familia cuenta con una excelente empresa editorial, por si estas interesada en algún proceso de tesis o practicas —le propongo sin pensar.
— ¡Enserio —contesta entusiasmada —realmente eso salió de mi boca— me pregunto pero estoy tan interesado en este caso, que lo único que quiero es tenerla cerca, para ver cómo se comporta en su vida cotidiana, quien quita y sea yo el que me lleve tremenda sorpresa, es una locura lo que estoy pensando lo sé, lo admito, pero de los grandes retos es que se aprende y con Gabriela quiero arriesgarme.
— Claro que si —respondo a su pregunta y continúo. Por hoy hemos terminado –le informo mientras me levanto del sofá.
— ¿Me imagino que tengo que seguir viniendo? —dice mientras está tomando su bolso.
—Eee si… vamos a vernos tres veces a la semana, es decir lunes, martes, y viernes durante seis meses, luego culminado ese tiempo, decido si te doy el alta o no, de acuerdo.
—Está bien —que tenga bonita tarde Mauricio —me dice.
—Igualmente mi Gaby linda—le respondo.
—A. Gracias por lo de la editorial lo tendré en cuenta —comenta antes de retirarse del consultorio brindándome una sonrisa cautivadora que me hizo suspirar por unos segundos y me atreví a mandarle con mis manos un beso al aire cosa que no hago con ninguna de mis pacientes.
Ella me siguió mirando muy sonriente y cerró la puerta del consultorio delicadamente dejándome con esta sensación tan extraña. ¿Pero porque me comporte de esa forma con ella? —me pregunto y no sé si lo hice por amabilidad o por coquetería, pero nunca he llamado, a ninguna de mis pacientes de esa manera, ni mucho menos le he mandado besos al aire. En definitiva Gabriela eres muy especial.
Gabriela Han pasado dos días, desde que lo vi y todavía me parece increíble que mi súper héroe sea mi psicólogo, tengo tantas emociones encontradas y mi cabeza solo está llena de pensamientos hacia él, por lo menos se su nombre, se llama Mauricio, pero esto que siento es tan inexplicable que por eso mi tía Rosi se quedó un poco inquieta y es entendible, después de los días que he vivido es normal que imagine que me estoy volviendo loca, me acomodo un poco el cabello y entro al consultorio. —Buenas tardes —lo saludo mientras cierro la puerta. — ¡Hola! mi Gaby linda ¿Cómo has estado? —pregunta amablemente, pero cada vez que me llama linda mi corazón quiere acelerarse y no sé qué será toda esta sensación. —Muy bien Mauricio —sonrió. —hoy vamos hacer una pequeño ejercicio, pero para eso necesito que me tengas confianza, el éxito de este ejercicio depende de ti mi Gaby, vamos al sofá por favor —me dice. — ¡Claro! —respondo un poco inquieta acomodamos en el sofá, de repente me toma de
MauricioLuego de un importante congreso donde el tema principal fue la depresión, y del gran reconocimiento que me hicieron por ser unos de los mejores psicólogos del país, lo que menos me esperaba es que la vida me siguiera sorprendiendo.— ¿Me puedes explicar qué es lo que vamos hacer a esa universidad Daniel? —pregunto mientras conduzco el auto.—Hace un par de noches conocí a una mujer hermosísima, la invite a salir y acorde en recogerla hoy, después de sus clases —comenta Daniel que es todo un aventurero.—Y que pitos toco ahí, no es más fácil que la busques tú, solo —contesto un poco molesto.—Ya sé lo que estás pensando, pero de violinista no te vas a quedar, la chica se me puso un poco difícil y la única condición que me dio, es que aceptaba mi salida pero si llevaba una amiga, y ahí es donde tu entras en acción —me lo dice tan tranquilo.— ¡No! Definitivamente no, a mí no me vas a meter en tus líos, acabo de salir de una relación bien toxica para entrar en otra —le aclaro.
GabrielaPor dentro me estoy preguntando que es toda esta sensación que me brota de mi cuerpo, sobre todo cuando lo miro, me estaré interesando en él no lo sé, pero cada vez que me habla mi cuerpo se hipnotiza y la fuerte necesidad de tenerlo cerca, me tienen confundida, no creo tener la valentía de confesarle lo que estoy sintiendo y más después de la forma que me explico en ese restaurante el tema de los besos.—Es aquí por favor –le informo para que estacione el auto, de inmediato Daniel baja para abrirle la puerta a Carla al igual que Mauricio hace lo mismo conmigo ofreciéndome su mano.—¿Pensaste que no sería un caballero? —me pregunta mientras estoy sujeta a sus manos.—En mis sueños siempre lo has sido –respondo sin pensar y ahora es él quien sonríe.— ¿Acaso has soñado conmigo? –averigua con dudas.—De verdad quieres saberlo –presiono y su mirada me desarma por completo.—Sería interesante escuchar qué tan lejos hemos llegado –susurra y lentamente se aleja un poco de mi por
MauricioLuego de haber llevado a Carla y Gabriela hasta su casa, quise pasar a saludar a mis padres no quiero que piensen que me he olvidado de ellos simplemente porque decidí vivir en el apartamento que me compre hace dos meses.—Pero mira nada más a quien tenemos por aquí, al soltero más cotizado del momento —comenta mi hermana Camila dándome un fuerte abrazo.—No exageres solo hace unos días me cambie —le dejo saber.—Hola Daniel que tal como estas —lo saluda mientras nos acomodamos en la sala de mi casa.— ¿Mis padres? —Pregunto insistente.—Están en el despacho con Cristian terminando de organizar los últimos detalles para el lanzamiento de mi nuevo libro, que promete ser una maravilla y espero que ese día nos acompañes —me advierte.—Cuenta conmigo —le informo.—Y tú también puedes venir si quieres Daniel —le comenta—No sé si será buena idea, no quiero tener ningún tipo de rose con tu esposo —trata de explicarle ya que Daniel fue novio de mi hermana y a Cristian no le agrada m
GabrielaHoy volví a soñar con mi Iron Man pero lo más increíble es que en ese sueño el me beso y sentí como mi cuerpo respondía a cada uno de los besos que me daba, ya no me puedo engañar, estoy enamorada de Mauricio Lescuyer y tan solo de pensar en él, me pongo a temblar como una hoja haciendo que todos mis sentidos se descontrolen, y por primera vez en mi vida tenga la ilusión de amar a un hombre sin pensar en nada.Salgo del elevador que está en este centro médico y me dirijo al escritorio de Guadalupe.—Buenas tardes Lupe — ¿Cómo has estado?— le pregunto amablemente.—Muy bien gracias a Dios, Gabriela es que te llamas ¡cierto! —me responde con una sonrisa.—Si… contesto.—Me imagino que vienes para tu consulta con el Doctor Mauricio, él está atendiendo a una paciente, si gustas puedes tomar asiento mientras voy confirmando tu llegada ¿te parece? —me informa.—Está bien, pero siempre soy la última y me toca esperar bastante, será podemos conversar un rato ¡digo si se puede! —le in
MauricioHa pasado una semana desde que vi a Gabriela y me pregunto porque no ha venido a sus terapias, no creo que este muy ocupada con la universidad, puesto que la última vez que hablamos me dijo que había ganado la materia más difícil y por eso estaba tan contenta, pero su ausencia me está matando, y si no viene hoy al consultorio iré a visitarla.—Buenas tardes doctor Mauricio —Escucho la voz de Gabriela mientras cierra la puerta del consultorio alegrándome por completo la tarde.—Mi Gaby linda te estaba esperando y le brindo mi mano para saludarla.— ¿Quiere que lo salude por cortesía o por gusto? —me pregunta dejándome la mano extendida.— ¿Cómo así? ¿Ha pasado algo Gaby? —digo desconcertado.—No ha pasado nada doctor, atiéndame y luego hablamos —contesta un poco seria acomodándose en la silla frente a mi escritorio.—Yo creo que primero hay que dialogar, es muy importante por tu salud emocional –le explico.— ¿No se acuerda que fue lo que me hizo? —pregunta con mirada matadora
GabrielaMe parece un sueño estar aquí, en este apartamento aunque sean por pocas horas, serán las más eternas de mi vida y por primera vez deseo tanto que no pare la lluvia para que el tiempo se haga largo y pueda conocer al amor de mi vida, de la manera que muchas veces lo he imaginado.—Se que te estás muriendo del frio Gaby, que te parece si mientras ponemos a secar tu vestido te presto una de mis camisas, es el único vestuario que puedo ofrecerte —me deja saber haciéndome reír.—Una de tus camisas está bien, pero antes ¿puedo utilizar tu baño y una toalla para secarme? —le pregunto porque de verdad me urge.— ¡Claro! Utiliza el que está en mi cuarto, es al fondo a la derecha y enseguida sacas del closet la camisa y todo lo que necesites, yo ocuparé el de visitas —me dice amablemente y no puedo creerlo conoceré el lugar donde duerme todas las noches.Al ingresar a su cuarto observo su espléndida cama, aunque un poco desordenada típico de un hombre soltero, para luego dirigirme a
Mauricio.Luego de haber disfrutado una deliciosa pizza con gaseosas, acompañada de una grandiosa película en Netflix llamada él es así , mi hermosa Gabriela decidió preparar un chocolate, según ella el chocolate es más rico para pasar el frio, y más si estas al lado de la persona que amas.—Todo bien —digo porque la veo mirando su celular.—Más o menos. Mi tía me pregunto que donde estaba y le tuve que mentir, le dije que estaba donde Carla –confiesa.—Y porque no le dijiste la verdad que estas aquí, conmigo, en mi apartamento –le comento.— ¿! Que!? ¿! Tú estás loco!? Mi tía me mata como se llegue a enterar que estoy aquí, en el apartamento de mi doctor y a solas. —me explica detenidamente.—Gaby ven acompáñame —le pido mientras la tomo por su mano y la llevo para que nos sentemos en el sofá que está en la sala. —esto que hemos descubierto tu yo es muy bonito pero también es un poco complicado, por eso no te he había preguntado lo que se, que toda mujer, quisiera escuchar para ini