No era fácil tener la mente clara en esos momentos. De verdad estaba arrancando y, aunque estaba a solo unas horas de alejarme de todo, tenía miedo. Miedo de que, mi exnovio, me encontrara y se enterara de que en mis planes, no estaba la idea de regresar con él.Durante mucho tiempo soporté sus amenazas, sus gritos y sus golpes, pensando que algún día cambiaría y que volveríamos a ser felices como lo fuimos en el comienzo de nuestra relación, pero me equivoqué. Nada cambió de su parte. Me encontraba en el aeropuerto de Santiago, Chile, pidiendo a Dios que la fila del counter se apresurara, ya que quería ingresar pronto a la salida internacional para no ser encontrada.Desde que mis padres fallecieron en un accidente automovilístico cuando solo tenía dieciocho años, me las he arreglado sola. Si bien es cierto, mi vida no era la más acomodada, pero era feliz y estaba consciente de que mi padre y madre, siempre trataron de darme lo mejor en cuanto a educación. En casa no nos sobraba, aun
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