*Reichel* Me desperté abrazada al grandulón, con un poco de esfuerzo tome mi celular y al ver la hora pegue un salto, corrí al baño y me metí en la ducha, ya estaba terminando cuando entró Sebastián y yo había dejado mis anillos en el lavado pensé. Comenzó a olfatearme y aunque una parte de mi lo disfrutaba (la parte que estaba enlazada con él) mi verdadero yo lo odiaba, como se acercaba a mí y sin ningún sentido del espacio personal me tocaba y recorría. Le pedí que se alejara, pero ni caso, me ignoraba. —Sebastián tengo cosas que hacer, ya me duché—dije, intentando alejarlo de mí, aunque de nada sirvió. —Tranquila niña será rápido—dijo, me giro y comenzó a darme besos por el cuello bajando por la espalda.
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