Capítulo 4: Modo posesivo

*Sebastián*

Reichel se despertó y fue directo a la ducha, me tomé mi tiempo y la seguí. 

Ya estaba terminando cuando me metí con ella, fui directo a su cuello, malditos Dioses no me cansaré de sus esencias.

—Ni yo—dijo Gregory deseoso.

Ella intentó decirme algo, pero realmente la ignoré, no me podía saciar de sus esencias, aunque estuviera todo el día olfateándola.

—Sebastián tengo cosas que hacer, ya me duché—dijo algo molesta.

—Tranquila niña será rápido—dije y la gire haciendo que me dé la espalda, comencé a besarla y fui bajando por su espalda mientras con mis manos masajeaba sus pechos, malditos Dioses es perfecta.

—Haremos que grite nuestros nombres—dijo Gregory intentando tomar el control.

Hice que se viniera con mi boca y luego fui a la suya, le di un beso apasionado para luego soltarla.

—Niña debes ser más libre, ahora te toca a ti—dije mientras sonreía y ella solo me dio una cachetada.

—No me llames niña—dijo poniendo su mano en mi tórax— tengo cosas que hacer y si me vas a tener todo el día satisfaciendo tu ego de perro posesivo te causare mucho dolor—declaro y me causo mucha gracia como intentaba sonar seria, yo podía sentir cómo se moría de ganas de que le hiciera el amor. 

Me hice a un lado y la deje salir de la ducha, yo me quedé para bañarme.

Salí de ahí y la esperé sentado en la cama, no quería estar viendo cómo se pasaba cremas por todo el cuerpo, me daban ganas de pasarle la lengua por todos lados y la idea volvió loco a Gregory.

—Sin dudarlo pasaría mi lengua por todo su cuerpo—dijo completamente excitado.

—Cálmate, saldremos a correr para calmar nuestras ansias—dije a lo que solo me respondió con un gruñido.

A pesar de que Reichel es un Ser Sobrenatural, los Portadores de Joyas no se caracterizan por la resistencia, ella no me puede seguir el ritmo.

—Cuando su Loba aparezca ella podrá seguirnos el ritmo—dijo mi Lobo entendiendo porque no podemos tenerla todo el día en la cama.

Salió del baño y se puso a acomodar todo en la habitación, esta niña no puede parar ni por un segundo.

—Saldré a correr si te sientes mal ven a la habitación y espérame desnuda—dije y sin darle tiempo a nada salí de allí. 

Fui hasta mi habitación con una toalla en la cintura, sabía que no había nadie en el piso, así que no me importó mostrar mi tatuaje.

Salí a correr no muy lejos de la casa, sabía que no podía estar muy lejos de mi compañera hasta que la unión se complete, así que era más salir afuera a tomar aire que a hacer ejercicio.

—Algo le sucede, está triste—dijo Gregory algo preocupado.

—Está con Sara, no es tan grave—dije intentando que se calme.

—No me gusta sentirla así, ve con ella—dijo intentando tomar el control.

—Cálmate, no sucede nada malo—dije y este empezó a luchar conmigo para tomar el control.

Ella no tardó en calmarse.

—Alguien está cerca de ella—dijo poniéndose alerta nuevamente.

Lo ignore y me dirigí a la entrada de la casa, donde Reichel estaba hablando con un hombre, me puse a su lado y la pegue a mí, eso no le gusto, pero no hizo nada para quitarme, al parecer no quería armar un espectáculo delante de los humanos, solo me dio una mirada asesina.

Cuando terminó de hablar con el hombre me lanzó varias descargas eléctricas para que me separara de ella.

—Eso dolió—dije, aunque solo me causaron cosquillas.

—Te dolerá más si me vuelves a sujetar sin mi permiso—dijo levantando la mano y haciendo que uno a uno sus anillos brillen.

Me acerqué con cuidado a su oído.

—Sé que te encanta que te sujete sin pedirte permiso niña, iré a ducharme—termine y salí del lugar antes de que me lance algo más que unas descargas eléctricas que me causen sólo cosquillas.

Cuando terminé de ducharme fui detrás de Reichel que estaba de un lado a otro organizando todo para la fiesta. 

Esta niña no se quedaba quieta ni por un segundo y cada vez que se ponía a hablar con un hombre Gregory me obligaba a pegarla a mí.

A la hora de la cena me senté a su lado y mientras comíamos se puso a platicar muy a gusto con el resto de la familia, pero principalmente con mi hermana.

—¿A qué te dedicas Reichel?—preguntó Caroline, mi hermana menor.

Ella le respondió que era arquitecta y que trabajaba haciendo de todo, que también ayudaba a los pobres con una fundación o algo así, la verdad no le presté atención sus esencias me estaban volviendo loco.

Sara dijo algo más que de igual manera ignore.

En ese momento entró Rouse al comedor y se puso a tocarme el pecho.

—¿En dónde me siento amor?—pregunto en mi oído, pero hablo en voz alta.

En ese momento Gregory tomó el control sin dudarlo.

—En donde tú quieras—dijo mirándola con la peor de sus caras.

Se fue hasta la otra punta de la mesa.

—Mejor así porque si me vuelve a tocar delante de mi Luna le arrancaré la cabeza—dijo Gregory y lo ignore.

—Ella es Rouse De LaCurt, Princesa de los Vampiros—dijo Sara hablándole a Reichel, eso era cierto Rouse era una Princesa así que por más de que Gregory quisiera matarla no podía hacerlo sin comenzar una guerra.

—Es muy hermosa—dijo Reichel mirándola, pero ella solo respondió con una cara de odio.

—Esa es mi Luna, ella sabe que solo soy de ella—dijo Gregory lleno de orgullo tomando el control de mí nuevamente.

Se acercó al cuello de Reichel y respiro de todas sus esencias llenándose de ellas.

—Yo solo soy tuyo—dijo al oído de nuestra compañera destinada.

Tome el control otra vez y ella puso una mano en mi pecho para luego darme unas palmaditas.

—Ya perrito nadie te castigará—dijo guiñándome un ojo a lo que le respondí con un gruñido, odio que me llamen perro.

—Tú te lo buscaste—dijo Sara desde el otro lado.

—No somos perros—contestamos todos en la mesa al unísono.

Comenzaron a carcajearse entre las dos, su risa es el mejor sonido que pueda existir.

—Pensamos igual, su risa es tan dulce que me dan ganas de comérmela—dijo mi Lobo, yo por mi parte deje a Gregory con su calentura.

—Ya—dijo levantando las manos a modo de inocencia—todos aquí puede que no sean perritos, pero tu si eres el mío—dijo y antes de que pudiera reaccionar me dio un beso que me llenó de sorpresa, obvio que le respondí de igual manera su beso.

Cuando nos separamos creo que busco a Rouse con la mirada, pero ella ya no estaba en el comedor, pude sentirla saliendo de la casa mientras nos besábamos, creo que se fue.

—Mi Luna se puso celosa—dijo Gregory inflándose de amor.

—Te dejaré pasar eso de perrito solo por esta ocasión—dije dándole otro beso igual que el anterior.

Nos pusimos a charlar de todo un poco, pude notar como Reichel era muy elocuente para las conversaciones, eso de organizar la boda se le daba bastante bien, había pensado en tantos detalles.

—¿Cuándo nos casaremos nosotros?—preguntó Gregory en medio de la noche.

La verdad no lo había pensado, ya estaba enlazado con Reichel, pero aun así me debería de casar con ella, porque íbamos a ser los futuros Reyes así que la unión también debía ser ante testigos.

—Pensaremos en eso más adelante, primero averiguaremos que le gusta para hacer la mejor de las proposiciones—dije y Gregory asintió al respecto.

Cuando terminamos de cenar Reichel mandó a Sara a dormir para que mañana no pareciera una zombie, la deje que se comporte como su madre por un rato, fui hasta mi habitación y vi que tenía muchos mensajes y llamadas de Rouse los cuales ignoré.

Ella sabía perfectamente que lo nuestro tendría final cuando conociera a mi compañera.

Revise algunos correos del trabajo, mande otros tantos y deje todo preparado para mañana, le daría a Reichel la gargantilla de zafiros y diamantes que mamá me dio hace tantos años, sin dudarlo ahora le pertenecería a mi Luna.

Fui hasta la habitación de Reichel y estaba en la cama con la computadora encima, tenía la bata de baño puesta, parece que se quedó dormida sin darse cuenta, Gregory se volvió loco al verla así y tomó el control de nuestro cuerpo.

Comenzó a besarla desde su marca y bajando por sus pechos, cuando se despertó se le quedó viendo.

—¿Tú eres?—preguntó ella adormilada.

—Mi nombre es Gregory y tú eres mi Luna—contestó y fue directo a su boca para darle un beso apasionado.

Le hizo el amor de forma apasionada llenándola de palabras bonitas, tenía ganas de matar a mi Lobo por comportarse como un poeta afeminado, pero aun así me gustaba que Reichel se dejara amar por él, sus esencias estaban tan dulces.

Cuando acabaron Gregory la puso sobre él y se quedó dormido junto a nuestra Luna.

Reichel se despertó e intentó alejarse de mí, pero la sujeté con fuerza, procurando que no le hiciera daño.

—Aún no ha amanecido, vuelve a dormir—dije con la voz ronca por el sueño.

Se me pegó más y comencé a besar mi marca, ella me respondió moviendo su cintura sobre mi erección, no dude en hacerla mía.

Terminamos y cuando intenté acomodarla en la cama sobre mí como lo había hecho Gregory ya que me gusto la forma en que se quedaba quieta sobre mi pecho, sonó su m*****a alarma.

Ella se fue a la ducha y salió más rápido de que mi cuerpo tuviera ganas de levantarse de la cama.

—¿Irás a correr?—pregunte aun en la cama.

—Sí, aún es temprano para revisar todo lo relacionado a la boda—dijo y se intentó acercar a mí para darme un beso, pero la jale a mí.

—Espérame, iré contigo—dije y le di un beso, salí de la habitación para ir a ponerme algo para salir a correr.

Me puse lo primero que encontré, un pantalón de deportes y una chaqueta para cubrir mi tatuaje, ni siquiera me la cerré. 

La alcance en las escaleras.

—Vamos niña o el que tendrá que esperar seré yo—dije pasando por al lado de ella.

Corrimos por toda la casa, sí que tenía un buen físico me siguió el paso durante todo el ejercicio.

Sonó su celular y me dijo que ya era hora de regresar, fuimos a ducharnos juntos y no pude evitar hacerle el amor, por los malditos Dioses no me cansaré jamás de esta mujer.

—No me voy a cansar de esto jamás—dije cuando terminamos.

—Ni yo—agregó Gregory en mí mente.

Salimos de la ducha y ella comenzó a pasarse cremas, por los malditos Dioses le hare el amor otra vez.

—Vamos no lo dudes—dijo Gregory alentandome a hacerle el amor a nuestra Luna.

—¿Te has puesto a pensar lo que vendrá después de este fin de semana?—dijo interrumpiendo mi momento de calentura.

—Sí, tu eres mía y yo soy tuyo—dije mientras la abrazaba por detrás—esto es una muestra de eso—agregué mientras besaba su tatuaje.

—No es así de sencillo—dijo mientras se giraba—tú tienes una vida y yo tengo la mía—continuó mientras me miraba a los ojos.

—Lo sé hermosa—dije y le di un beso—vivo para ti—continúe y le di otro beso—luchare por ti—comente y le di un beso más—y si es necesario renunciare a todo por ti—termine y le di otro beso más.

Me abrazó preocupada poniendo su cabeza en mi pecho, respondí a su abrazo.

—Está preocupada, no me gusta sentirla así—dijo Gregory comenzando a preocuparse él también.

—Ella es nuestra, no hay nada de qué preocuparse—contesté completamente convencido.

—Debes cuidarla o la perderemos—dijo aún más preocupado que antes.

—Tu tranquilo que ya está unida a nosotros, no nos puede abandonar ahora—dije para que se calmara.

—Ella es una Portadora de Joyas, sabe cómo romper los lazos de compañeros—dijo algo furioso esta vez.

Ignore su comentario y lo deje con sus preocupaciones, aunque sabía que eso era cierto, varias veces amenazó a John con romper su lazo con Sara, pero ahora que ya estábamos unidos no sé si era posible.

—Tengo muchas cosas que hacer—interrumpió mis pensamientos y alejándose de mí—si vas a estar detrás de mí no me molestes, hoy es el día de Sara y no dejare que lo arruines con tu humor de perro posesivo—concluyó guiñandome el ojo cuando me dijo perro, pero solo recibió un gruñido en respuesta, aunque ya sabía que lo hacía para molestarme.

—Recuerda que mi hermano será su esposo—dije acercándome a ella y apoyándole toda mi erección en su hermoso trasero.

—Guárdate eso para otro momento—dijo señalando mis partes.

—Me lo guardare solo para ti hermosa—dije volviendo a apoyar toda mi longitud en ella.

—Podemos estar todo el día hablando de qué hacer con tu asunto, pero yo tengo cosas que hacer—dijo mientras intentaba agarrarla, pero solo levantó sus manos y me mostró cómo podía hacer que todos sus anillos brillaran.

Me alejé lo suficiente y levanté mis manos en señal de inocencia, le di paso para que pudiera salir de la habitación.

Hoy sería un día muy especial para John, no iba a arruinarlo.

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